Edición Nro. 2083 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 7 de septiembre de 2018 ACTUALIZACIÓN AL 11/9
 
 
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TURBINAS ARGENTINAS - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro

Buscando el 2001
“En la gente valerosa, la promesa de lucha despierta el coraje”.
Adolfo Bioy Casares

Algo ha cambiado en la Argentina. La Justicia, de la mano de Claudio Bonadio y de los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo, está avanzando sobre los grandes responsables de la corrupción; nunca hubo en nuestro país tantos grandes empresarios y funcionarios de primer nivel presos, compitiendo para contar lo antes posible sus miserias.
Sin la protección que les brindan en el H° Aguantadero sus eventuales consortes de causas, tanto Cristina Elisabet Fernández cuanto Carlos Menem ya estarían detrás de las rejas, y se verían acompañados por sus hijos, testaferros y cómplices. Claro que quienes todavía los cobijan no lo hacen por altruismo sino en defensa propia, porque faltan aún otros nombres importantes en la lista de quienes deberán dar explicaciones acerca del modo en que adquirieron sus bienes.
Pero se acercan las elecciones nacionales, y ese hecho seguramente producirá cambios en esa postura. Hoy el peronismo no tiene quien lo represente, pues todos están pendientes de Cristina, y todos los polítólogos nos dicen que es imposible que se “construya” un candidato en el escaso lapso que media hasta junio del año próximo, cuando deberán oficializarse las listas que competirán en las PASO. Por lo demás, quienes encabezan al sector no kirchnerista de la oposición saben que, de regresar la ex Presidente al poder, serían las primeras víctimas de su venganza. Entonces, ¿hasta cuándo sus colegas la protegerán con estos inconstitucionales fueros y dejarán de asumir el costo político que implica ese manto de impunidad? De todas maneras, esa posibilidad de retorno la veo como altísimamente improbable, porque se trata de una figura que concita un rechazo social del 70%, o sea, no sobreviviría a un ballotage.
Pero también saben que, si no ponen el hombro y acompañan al Gobierno en la pulseada, Cristina logrará revivir los sucesos de 2001, que tanta sangre costaron y que casi se llevaron puestas a todas las instituciones de la República. Porque cree que la única salida que existe para su complicadísima situación procesal y patrimonial consiste en desatar algún hecho que obligue a Mauricio Macri a dejar el poder.
Piensa que ese panorama, hoy inexorable, sólo podría modificarse si se produjera un cambio de inquilino en la Casa Rosada, y allí es donde los miembros del “club del helicóptero” empiezan a tallar. El propio Gobierno contribuyó, con su torpeza comunicacional y con su soberbia, a facilitar las acciones de quienes están desesperadamente interesados en destituir al Presidente para salvar su pellejo, porque sueñan con que, si cayera, las veletas encarnadas en muchos de los jueces de Comodoro Py rápidamente modificarían su orientación y los expedientes en los que se investigan estos hechos volverían a dormir y juntar polvo, como ha sucedido tantas veces.
Sin temor a equivocarnos, todos podemos predecir que la necesidad de derrocar al Gobierno como único recurso para salvar a los ladrones y proteger al monumental negocio del narcotráfico hará que la conflictividad social, apalancada por dineros de gobernadores, intendentes, empresarios, sindicalistas y banqueros interesados en zafar de la cárcel, y de los carteles de la droga, ascenderá a picos gravísimos entre septiembre y diciembre.
 Para desatarla, bastará con lograr un muerto, que será cargado en la cuenta de la “represión policial”, algo “de manual”, diría la ex Presidente. Nada nuevo, pero siempre útil a la hora de generar inquietud en la ciudadanía y dar pasto a las fieras de la política más bastarda.
También es cierto que el campo se les ha hecho orégano, porque la inflación sin frenos está arrastrando a la pobreza a crecientes proporciones de ciudadanos, con lo cual hay caldo de cultivo para esas acciones destituyentes; pero la violencia no forma parte de los métodos habituales de protesta, y por ello resulta necesario provocarla mediante los mismos procedimientos que se pusieron en marcha en diciembre de 2001.
Ahora nadie parece recordar los denodados esfuerzos que realizó el peronismo, y cuánta sangre derramó, acompañado sin duda por sectores radicales descontentos con Fernando de la Rúa, para entronizar finalmente a Eduardo Duhalde –el mismo caradura que acaba de resucitar pidiendo que se adelanten las elecciones- y su equipo económico. Todos los que simulan haber olvidado que, en un día, nuestra moneda fue devaluada 400% y que los depósitos en dólares fueron pesificados “asimétricamente”, amén de haber declarado el default más aplaudido y festejado de la historia, hoy se muestran horrorizados y tiemblan ante un golpe de mercado tan irracional que justifica buscarle razones ocultas.
Por supuesto, Cristina no reconoce –ni puede hacerlo- la causa eficiente de los problemas actuales, que un mail que circuló ese mismo día adjudicó a un saqueo familiar que, en el conjunto de “cajas” robadas, cifró en US$ 300 mil millones; en ese correo, se hicieron comparaciones muy útiles para comprender la magnitud de ese monto: equivale al doble de nuestra deuda externa y a diez veces el déficit fiscal; y con él se podrían construir 2.300 nosocomios como el nuevo Hospital de Clínicas. ¿Se entiende de cuánto estamos hablando?
La cacería del tesoro, incentivada sin duda por el 10% de recompensa ahora ofrecido, producirá un recupero de una parte de ese gigantesco dinero robado, aunque se encuentre en el extranjero. Cuando comience a aparecer, y se descubran las diferentes rutas que siguió en sus viajes turísticos seguramente rodarán nuevas cabezas por las escalinatas del emblemático edificio de Retiro, y la fortuna de la doña tal vez merme.
Hay que mirar el otro lado de la compleja realidad que oculta casi todo el periodismo local: nunca antes la Argentina tuvo el enorme respaldo internacional que concita hoy; casi por unanimidad y sin fisuras, están acompañando los denodados esfuerzos del Gobierno la Comunidad Europea, los Estados Unidos, China, Japón, Rusia y todos nuestros vecinos, con las obvias excepciones de Venezuela y Bolivia. El mismo FMI no hubiera puesto tanta carne al asador (ayer, oficialmente, informó que apoyaría irrestrictamente a nuestro país), si no se hubieran manifestado en igual sentido sus principales miembros.
La mala suerte que signó este año (la siniestra confluencia de sequía, suba de las tasas de interés en Norteamérica, crisis turca, inestabilidad política en Brasil, aumento del precio del petróleo, flojos precios de nuestras exportaciones y paralización de la obra pública por falta de crédito bancario a las empresas constructoras) sin duda cambiará el año próximo, con una gran cosecha, con record en exportación de carne, con la recuperación de la producción de gas y el regreso de los envíos a Chile. Y también, hay que reconocerlo, por el natural y renovado interés de los inversores ante los atractivos precios actuales de todos los activos locales.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Colosal Mentira

La ocasión es propicia para reiterar, sin agregar ni quitar puntos ni comas, el editorial de enfoques publicado el 3 de agosto pasado.

Engañaron al pueblo, le mintieron con alevosía a sus propios votantes.
Prometieron públicamente y con fervor religioso desde la Presidencia de la República moderar el gasto del Estado, evitar el despilfarro, no aumentar los impuestos ni crear otros nuevos, reducir a su mínima expresión el uso de la locomoción oficial, y convertir el aeródromo de Melilla en un aeropuerto semejante al Aeroparque de Buenos Aires.
A vuelo de pájaro, también prometieron que volverían los cisnes a navegar en un recuperado Arroyo Pantanoso que acrecentó su ruina; que la Educación sería profesionalizada, y que serían construidas y entregadas en el período decenas de miles de viviendas.
En materia de hurtos y rapiñas el gobierno prometió reducirlas en un mínimo de 30%, cuando en los hechos, entre 2015 y 2018 las rapiñas crecieron un 36,7%, mientras que los hurtos aumentaron 33,6%. Los homicidios, en tanto, treparon al 40%.
Igualmente prometieron que sería detenida la emigración de las familias, cuando es público y notorio que se fueron del país decenas de miles de uruguayos entre 2005 y 2018.
Aseguraron que no habría más ajustes fiscales, y que sería absolutamente trasparente la gestión pública. No se acudiría al rescate de las empresas fundidas; se velaría por el cuidado ambiental, y se reduciría el déficit de las empresas del Estado. Nada de esto se hizo.
Aplicaron a rajatabla la frase atribuida a Maquiavelo: “el fin justifica los medios”, y se alzaron con el gobierno a costillas de la credibilidad popular.
Uniformaron la pobreza, le dieron statu quo; están destruyendo la clase media, y fomentan a más no poder la holganza y la vagancia en todo el país.

“En las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse”.

Cumplen fielmente el postulado maquiavélico. Facilitan, encubiertos, la deserción estudiantil; por omisión e ineptitud la delincuencia organizada, el auge del narcotráfico, y a sabiendas el crecimiento descontrolado de los asentamientos, villas y miserias, en cumplimiento de una política de expansión tutelada y financiada, imprescindible para su prevista continuación en el poder.
La sucesión de huelgas docentes afecta en grado superlativo la educación primaria y secundaria, al punto que los estudiantes egresan de la escuela sin saber leer con fluidez, y menos restar, multiplicar y dividir. Y del primer ciclo secundario sin comprender lo que leen.
El gobierno despilfarra a trochemoche los dineros públicos, y sigue gastando, -inmutable Astori-, muy por encima de las posibilidades nacionales. Lo peor, que constituimos un país que soporta una carga impositiva terrible, con el agravante de que los servicios públicos mal esconden más gravámenes impositivos que desdibujan su cometido social.
Las tarifas de la electricidad, gas, naftas y teléfonos son las más caras de la región, y compiten para alcanzar a ser las más onerosas del mundo.
Endeudaron con irresponsabilidad manifiesta el país, y atiborraron de funcionarios las empresas públicas. Ante la descomunal deuda externa del Uruguay, 60 mil millones de dólares, cachafaces y bribones sostienen que no hay por qué preocuparse: “la deuda no se paga, se administra”.
Desfigurado el Poder Legislativo, hoy baluarte del Poder Ejecutivo; maniatada la Justicia, afín al gobierno, que arregla con suculentas retribuciones los cargos judiciales de mayor relevancia, el Uruguay se despide de la división de poderes. 
El engaño colosal y colectivo que le endilgamos al Frente Amplio, sin atenuantes, determinó el uso y abuso de los brazos enyesados de la mayorías frenteamplistas durante todo el período; la subordinación consecuente a simple vista del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo, y el coqueteo desenfadado del Poder Judicial, también afín al gobierno, tal cual se advierte en la gestión complaciente, acomodada y servicial de la Suprema Corte de Justicia.
Abundando, no debe obviarse que la maquinaria legislativa está orientada por el accionar de las grandes corporaciones. Los políticos del siglo XXI, como bien lo enseña el Dr. Salle, son empleados muy bien pagos de estas instituciones internacionales que han tomado al Uruguay como conejillo de indias.
La bancarización obligatoria, so pretexto de controlar la evasión fiscal, ha puesto de rodillas el país, entregado por este gobierno a las ocurrencias y dictámenes siempre nefastos y perjudiciales de la banca internacional.
Concluyendo, el porvenir político del Uruguay, de cara a las próximas elecciones nacionales, ha sido perfectamente dibujado por el poeta y compositor Enrique Santos Discépolo:

“Si uno vive en la impostura
Y otro roba en su ambición,
Da lo mismo que sea cura,
Colchonero, rey de bastos,
Caradura o polizón”.

Ricardo Garzón

 

 
















 














 

 

 
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