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Julio María Sanguinetti |
Esperpento venezolano
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La farsa electoral llevada a cabo —perpetrada— por Maduro en Venezuela no debería despertar ni un atisbo de duda a la hora de la tajante condenación.
Por el lado que se lo mire, lo de Venezuela es un esperpento. Los principales medios de comunicación, silenciados. El único subsistente, que es El Nacional digital, amenazado y coaccionado. Los dirigentes políticos opositores, prácticamente todos, inhabilitados. No es uno u otro, no, todos. Las amenazas del gobierno, terminantes y constantes, sustentadas en la “orga” cubana, que con 40 mil hombres, entre médicos, paramédicos y “asesores”, maneja barrios y ciudades. Por supuesto, el uso abusivo de los medios oficiales, a través de planes sociales, medios de comunicación y estructuras sindicales.
Naturalmente, esta es la culminación de un proceso que incluyó una elección de la Asamblea General relativamente honesta, que ganó la oposición por destrozo, y un intento de recurso de revocación presidencial que trampeó Maduro. Del mismo modo, logró frustrar hábilmente mediaciones de renombradas personalidades, a las que les faltó carácter y liderazgo para lograr que el gobierno ofreciera garantías mínimas al diálogo con la oposición, utilizando esas instancias sólo para ganar tiempo.
La posición de nuestro gobierno, desgraciadamente, ha estado –una vez más- condicionada por los grupos antidemocráticos, que siguen soñando con la imposible revolución socialista. Ni el Presidente, ni el Canciller, ni el Ministro Economía, que son una isla rodeada de tiburones adversarios, desconocen la situación. Astori lo ha dicho con toda claridad, refutando el valor democrático de la elección. El Ministro Rossi, muy cercano al Presidente, señaló que “no nos sentimos ni tranquilos ni satisfechos”.
La declaración oficial del gobierno, en cambio, elude todo pronunciamiento sobre la falta de garantías y se limita a considerar que la elección impone “la necesidad de un dialogo nacional amplio”, como si no hubieran existido instancias de todo tipo, en que hasta el Papa fracasó. Insiste, a la vez, en que “la peor solución para el pueblo de Venezuela es profundizar su aislamiento internacional”, que es —justamente— lo que está haciendo el gobierno venezolano.
Es una declaración triste, muy triste, sin duda, que reniega de toda la tradición nacional.
Por supuesto, en el mundo totalitario en que vive alguna gente, no ha faltado algún idiota que, para sustentar a Maduro, ha dicho que también nosotros aceptamos en 1984 una elección con dos figuras políticas de primera línea proscriptas. Es verdad, porque estábamos bajo una dictadura a la que habíamos arrancado lo fundamental: hacer una elección que ponía fecha y hora para su fin. La elección era para terminar con la dictadura, no para darle la chance de afianzarle. Y por eso, tanto el Partido Nacional como el Frente Amplio fueron a la elección, eligieron sus parlamentarios y validaron la legitimidad del acto. El general Seregni fue terminante desde el primer día en que él no ponía el menor obstáculo personal y Wilson, que fue el más perjudicado, porque incluso estaba preso, ordenó a su partido que fuera a la elección (con una formula excelente de Zumarán y Aguirre) y luego colaboró con honradez con el gobierno electo.
En una palabra, todos tragamos “algún sapo”, como suele decir el Presidente Mujica, en el afán de terminar con la dictadura, que efectivamente tuvo allí su punto final. Y quienes hoy invocan ese antecedente, solo terminan exaltando la sabiduría política con la que supimos salir en paz.
Lo de Venezuela no tiene nada que ver con lo nuestro. Es un esperpento de elección, para convalidar una dictadura, totalitaria y corrupta, sostenida por el narcotráfico y la dictadura cubana.
Realmente cuesta creer que haya uruguayos, que viven al amparo de un Estado de Derecho y en el goce pleno de sus libertades, que sigan sosteniendo una dictadura, que —además— ha llevado a su pueblo al hambre y al desastre económico. Cuesta decirlo, pero la verdad es que no son demócratas. (Fuente: Correo de los Viernes)

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Javier Bonilla |
En marzo iniciaría cursos la primera Universidad del Aire
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La firma del acta fundacional de este centro educativo, iniciativa de la Fundación Álvaro Bauzá Araújo -creada en el año 2000 bajo la presidencia del ingeniero e historiador aeronáutico Juan Bidegaray Pons en homenaje al primer uruguayo en desarrollar una cátedra de Derecho Aeronáutico y Espacial- se realizó aprovechando la presencia de expertos internacionales que participaron de la Global Space Applications Conference que este año tiene su sede en Montevideo, en la sede de la Alianza Francesa del Uruguay.
Los delegados del cuerpo docente en formación votaron a los decanos y eligieron como rectora de la institución a Roxana Corbran, experta en Derecho Aeronáutico de trayectoria internacional, ex vicepresidenta de la Asociación Latinoamericana de Derecho Aeronáutico y Espacial, miembro de la Fundación Álvaro Bauzá Araújo, de la Cámara Uruguaya de la Industria Aeronáutica, de la Cámara de Comercio Francesa de Montevideo y docente universitaria (Udelar y Claeh) en los ámbitos del Derecho de los Transportes y del Derecho Internacional Privado.
Los vice rectores serán: Teresita Uhalde de Ramazzi, el catedrático argentino Dr. Mario Folchi y el Dr. Heber Arbuet. Fueron también electos como Decanos Manuel Ferrer (Facultad del Espacio), Marina Donato (Facultad de Aeronáutica, con el Tte. Cnel. (R) Klevert Pereira como director académico)) y Fulvio Gutierrez (Facultad de Gobierno). Los vice decanos serán: Marta Gaggero (Espacial) y Emma Prestes (Gobierno).
El novedoso núcleo académico cuenta con apoyo remarcable del gobierno departamental de Cerro Largo (actualmente también abierto a iniciativas universitarias brasileñas), que aportará instalaciones propias, la Junta Departamental local, el Club Unión de Melo y el Aeroclub local.
Asimismo, brindaron su apoyo la Asociación Latinoamericana de Derecho Aeronáutico y Espacial, el Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial (Organismo Consultivo de la ONU), el Instituto Uruguayo de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación, y la Cámara Uruguaya de la Industria Aeronáutica.
Aeromás Training Center y su escuela de vuelo, la Escuela Francesa de Negocios, y la asociación internacional de mujeres empresarias Marianne, se cuentan entre quienes se asocian al proyecto. La nueva casa universitaria pretende acercar la educación superior al interior y funcionar como un polo de interés en la región para estudiantes del exterior, además de responder a expectativas didácticas de la propia Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) con respecto a la formación aeronáutica en Uruguay, lo que también contará, seguramente, con el beneplácito de otros organismos internacionales, como IATA y ALADA.
Representantes de la organización se reunieron este mes con el Ministerio de Educación y Cultura para preparar el registro formal de carreras, previendo iniciar los cursos de la primera facultad en marzo de 2019, poseyendo instalaciones en Montevideo, Cerro Largo y próximamente en el entorno del Aeropuerto Internacional de Carrasco.

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Jorge Azar Gómez - Ex representante de Uruguay ante ONU |
El billete de Singapur y su obsesión por la Educación |
Cada país se muestra al mundo de acuerdo con su arte, su educación, su seguridad, su juventud, su deporte, etc.
Singapur decidió salir al mundo sobre la base de la perfección de la educación, y es tanta su obsesión por la educación y la innovación, que se puede observar hasta en los billetes de dólares del país en los que se muestra un aula con alumnos escuchando al profesor, con una universidad al fondo y la palabra “Educación” escrita debajo.
Podemos considerar que en Singapur hay una obsesión nacional por la educación. Esta obsesión se puede observar en diversas áreas de las actividades nacionales.
Además, hay bibliotecas públicas en los centros comerciales, enormes titulares en los medios sobre estudiantes que sobresalen académicamente y el ministro de Educación es también ministro de Defensa.
La educación es una de las mejores medidas para la superación de la pobreza y para terminar con las diferencias sociales. Singapur ha considerado de vital importancia el generar cambios positivos para mejorar la calidad educativa de su sistema, ya que consideran que la riqueza de su país está en sus estudiantes.
Así mismo, reconociendo que cada sujeto proviene de un contexto diferente, tanto familiar como social y cultural, es que el modelo educativo se sustenta bajo la denominada “política personalizada”. En concreto, esto quiere decir que se busca la generación de currículo y programas personalizados según los intereses y necesidades de los alumnos. Por ello se reconoce la existencia de una diversidad de vías o caminos que permiten al alumno elegir entre diferentes programas de educación secundaria, post-secundaria y universitaria; existiendo una clara división entre aquellos que buscan un camino vocacional, técnico o profesional. Así se establece un sistema de “escaleras” y “puentes”. Es decir, Singapur cuenta con un sistema de clasificación según las habilidades de los estudiantes y no según su nivel socio-económico, su etnia o su sexo.
Un alumno promedio en Singapur comienza su jornada escolar a las 7:20 de la mañana, concluyendo entre las 13 y 14 horas. Este dato refleja que la cuestión no es la cantidad de horas, sino la calidad con la que se enseña. Las horas lectivas diarias son cinco para primaria y seis para secundaria.
El sistema educativo de Singapur ofrece una variedad de programas a tiempo completo, a media jornada, a distancia, de educación continua y de entrenamiento. Los títulos singapurenses están reconocidos a nivel mundial. Currículo: A pesar de la “obsesión” que Singapur tiene por la educación, lo cierto es que su currículo no es para nada rígido, y se ha intentado compensar un estilo educativo exigente con una malla curricular flexible, que permita potenciar las habilidades de los alumnos. Singapur ha sabido complementar el currículo académico con programas extracurriculares como artes, música, deportes, ciencias, informática y competencias transversales para el desarrollo integral.
De todos es bien sabido que la educación no sólo depende de los docentes. Es igual de importante que las familias no dejen todo en manos del colegio y dediquen el tiempo necesario para apoyar desde casa el estudio de sus hijos. En Singapur está muy generalizado el apoyo constante que se da a los alumnos en sus casas. Según estudios internacionales, las madres en Asia invierten 10 veces más tiempo ayudando a sus hijos con sus tareas en sus casas que las madres latinoamericanas.
Los estudiantes de Singapur viven, por tanto, desde los seis años enfrentados a una competitividad extrema, bajo una gran presión familiar, y con un sistema educativo que pone el mayor énfasis en el inglés y en las asignaturas de ciencias y tecnología y que segrega en función de los resultados académicos. En pocas palabras: Mérito, esfuerzo, bilingüismo, presión familiar y segregación en función de los resultados académicos son las claves del éxito de Singapur en educación. A finales de los 60, cuando Singapur atrajo a compañías extranjeras para combatir el alto índice de desempleo, se les enseñaba a los jóvenes trabajadores a ser puntuales, a trabajar de manera responsable y a aprender a fabricar productos de alta calidad. Con estas características ellos mantenían sus puestos de trabajo, ganaban experiencia y aprendían el negocio.
El Gobierno de Singapur entendió desde un principio que si quería jóvenes capaces en las áreas que el país necesitaba, la única solución era cambiar por completo el sistema educativo. Hasta la actualidad el principal objetivo es lograr que los estudiantes piensen, analicen y resuelvan problemas por sí mismos. Además, les enseñan a que no deben limitarse en lo que está escrito en los libros de textos, sino que les obligan a ver más allá.
Hoy Singapur es un ejemplo de progreso en el mundo, hoy Uruguay es un ejemplo de retroceso en el mundo.
¿Era necesario llegar a lo que nos llevaron? ¡Qué pena, por Dios!

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¡Qué vergüenza! |
Con una declaración ostensiblemente lechuguina, indecisa y de compromiso, el gobierno uruguayo, con nuestro travestido canciller que se muda de opinión cual cambio de calcetines, reafirmó que la peor solución para el pueblo de Venezuela es profundizar su aislamiento internacional.
De esta forma, Uruguay evita pronunciarse sobre el meollo de la cuestión, y se convierte automáticamente en crítico de las reacciones de buena parte de la comunidad internacional (como el Grupo de Lima, integrado por catorce países, Estados Unidos o la Unión Europea), que ya analizan sanciones al país caribeño a la luz del atropello de las instituciones.
Calificada de ambigua por la comunidad internacional, la postura uruguaya refleja la inmadurez y retroceso de la Cancillería, que responde a un gobierno temeroso que no atina a declararse populista, toda una vergüenza en el rico patrimonio constituido y edificado por los ministros de Relaciones Exteriores que se sucedieron en el país a lo largo de los siglos XIX y XX.
Envuelto en una estupidez alarmante, la Cancillería señaló que “el gobierno del Uruguay ha seguido con la mayor atención el proceso electoral en Venezuela, blá, blá…”
Con tintes de cobardía, para mal satisfacer a tirios y troyanos, el gobierno de Vázquez evitó tomar partido, y abundó en consideraciones ambiguas, vacilantes y reiterativas que más que un lavado de manos implicaron embarrarse aún más en una gestión anodina y carente de logros.
Quizás se contrapone en la vergüenza colectiva de un gobierno para el olvido, la opinión de Astori, descolgada de un micrófono abierto y aislado: “una elección con proscriptos y presos políticos, no tiene valor democrático”.
Fue una declaración valiente y despegada en la interna frenteamplista. La mirada totalitaria de gran parte del Frente Amplio y su afán de legitimar esta triste farsa democrática, los envilece y los inhabilita para sostener cualquier discusión seria, inclusive con gran parte del pasado que tuvo que vivir el país.
Ricardo Garzón. |
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