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"Desafío Aeronáutico"
Entre bueyes, traiciones y cornadas
Adelantamos en 24 horas la aparición semanal de enfoques, dado que hoy, a estas horas, se está desarrollando en los salones del Radisson Montevideo un encuentro denominado “Desafíos para una Aviación Civil Sostenible en el Uruguay”, convocado por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, y en donde diversos expositores del quehacer aeronáutico expondrán sus puntos de vista.
En el fondo, y no tan en el fondo y en rigor, se trata de la consecución de una puja de intereses entre el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Defensa Nacional, ("entre bueyes no hay cornadas") que viene desde hace años desarrollándose sin tregua, con las fuerzas armadas de carnada para la satisfacción de intereses políticos humillantes.
Hilando fino, se trata en definitiva de “cambiar las cúpulas”. Para el entendimiento general, borrar a la Fuerza Aérea de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica, y crear un nuevo organismo, sustituyendo la DINACIA por personal civil que habrá que capacitar, especializar y pagar muy bien.
En ritmo de sospecha, hasta es factible exista un acuerdo reservado, secreto, a nivel gubernamental, desconocido para la ciudadanía, dado que el partido gobernante ha exhibido desde su ascenso al poder que le cae indigesto todo lo que se parezca a un soldado, a un marino y a un aviador. No pueden disimularlo, pero bien saben hasta dónde tirar de la cuerda. Ninguno es kamikaze.
Antecedente muy ilustrativo de los riesgos que ambos Ministerios corren, si tiran de la cuerda demasiado, fue que cuando a Uruguay le correspondía un ansiado sillón en el Consejo de OACI, como ninguna de las dos carteras tenía recursos para financiar su permanencia en el mismo, Cancillería aprovechó la volada (asesorada, porque de aviación nada entienden, por la misma Dinacia!!). Y no es la única dependencia ávida. Respecto a talleres e instalaciones, no se extrañe el lector si mañana el Ministerio de Industria, Energía y Minería mete sus pezuñas...
Ahora, el Ministerio de Transporte, liderando un programa de reformulación de la aviación civil donde el Ministerio de Defensa la mira por TV, intenta apropiarse de la administración y gestión de la aviación civil. ¿Usted no sospecharía? ¿Usted no desconfiaría?
Incumplidas y yacentes las tareas específicas de la cartera, -desastre de las carreteras y rutas nacionales, por ejemplo, y situación caótica e inconcebible del Ferrocarril-, el ministro, inefable e inoperante, ahora mira los cielos. En esa mirada, perdida, extraviada, armó el show. Todo “pour la galerie”, para la tribuna. Fuegos artificiales.
Si de reformar se trata, aunque no se sepa a santo de qué, la solución es muy simple. Dejar de drenar los recursos legítimos que percibe la DINACIA a favor de rentas generales, y mejorar la gestión de la misma. No son necesarios consultores internacionales; no es necesario embarcarse en un plan maestro.
En el país y fuera del país hay gente suficientemente capaz para hacer un diagnóstico y recomendar las medidas que resulten más convenientes y necesarias para modernizar la aviación civil uruguaya, hoy estrangulada por la voracidad de recursos que practica el ministerio de Economía.
Vayamos a un nombre. Un nombre entre tantos, vilmente traicionado por el gobierno y poder político uruguayo, que prometió apoyos en la pulpería, y que le soltó la mano en la comisaría. Nos referimos al comandante Antonio Rama.
Ideólogo y precursor del Hub Montevideo, desde la malograda Uair (víctima del sindicato de Pluna, del Frente Amplio y del Partido Colorado con honrosas excepciones), que luego Campiani, con el asesoramiento de Rama, puso en práctica y demostró que era posible.
Los tiempos cambian, Argentina con la “Revolución de los Aviones”, se abre para sí y para la región, y nos hará más sombra.
Para montar un Hub, lo primero que debiera hacer el país, es ponerse en gasto y comprar un ILS Categoría II al menos. Un pretendido Hub con el ILS que hoy opera en Carrasco no existe; es ilusorio, y esto es solo el principio.
Seguramente hoy, en ese rimbombante “encuentro desafiante”, se escuchen exposiciones muy interesantes de diez minutos, y todos salgan con la sensación de que fue una pérdida de tiempo. Sin perjuicio, enfoques agradece la invitación cursada.
Ya comenzaron a soplar vientos electorales, y la aviación civil ostenta el trigésimo noveno lugar de prioridades en el Uruguay, por más que doctos en la materia salgan a desvirtuar la impresión del periodista.
Este nuevo episodio de la saga aeronáutica del país tiene un componente político muy fuerte dentro del gobierno, y por lo tanto, su fragilidad es manifiesta hacia el futuro, teniendo en cuenta que la oposición ni siquiera se ha pronunciado. Sigue en off side. Vive en off side.
Los cambios son siempre bienvenidos, pero mucho nos tememos que si de cambios en la aeronáutica se trata, los fracasos de los últimos diez años son ejemplos suficientes que han demostrado la incapacidad manifiesta del poder político en la materia.
Y como le dijo Ghiggia a Schiaffino en el gol consagratorio de la celeste en Maracaná, ante un reproche de este último, tratando de hacerle ver que entraba solo para definir: “dejala ahí (en la red) que está bien”.
Dejala en la Dinacia, no está del todo bien, mejórenla. Se puede y con muy poco. No sigan despilfarrando los dineros públicos, que bien necesarios son en otras áreas prioritarias del Estado.
No distraigan a la gente que convocaron para satisfacer apetitos protocolares enmarañados en intereses bochornosos y apremios políticos. Es tarde para recapacitar. El avión ya partió; solo resta cruzar los dedos.
Ricardo Garzón

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