Que la reclamada reforma educativa del Uruguay pasa por desterrar a los sindicatos de los puestos de dirección de la Enseñanza Primaria y Secundaria, y de reducir la carga horaria, o bien eliminar, el dictado de determinadas asignaturas que quedaron postergadas cuando Internet le ganó a los programas educativos de 1986, 1996 y 2006, el partido de la educación generacional de la Humanidad a escala planetaria.
Que viene a cuento tener en cuenta que setenta años después de la caída del fascismo se pretenda que las corporaciones sustituyan a los Parlamentos, en asuntos cruciales como las políticas educativas de una nación, además de dogmatismo revela crasa ignorancia de la historia por parte de quienes están abocados a enseñarla.
Que resulta muy poco serio que se engañe tan estúpidamente a la población, dando por hecho que a resultancias de este pergeñado viaje de encuentro Mujica-Obama, vendrán oleadas de profesores norteamericanos a dictar cursos de perfeccionamiento y especialización a los docentes uruguayos escolares y secundarios.
Que los memoriosos recuerdan perfectamente cuando el otrora Presidente de ANCAP, Arq. Raúl Penadés, y el Director, Químico Industrial Silvio Moltedo, no querían ni oír hablar del petróleo venezolano, probablemente el peor del mundo por su elevado contenido de azufre y otras perniciosas sustancias y elementos que acortaban la vida útil de los motores, y sí del crudo nigeriano, de altos estándares, para lo cual iban y venían los barcos petroleros (entre otros los de la mismísima ANCAP) que satisfacían a pleno la plaza uruguaya.
Que el combustible proporcionado hoy por el ente estatal para Aviación General, Agrícola y Militar de Enlace (motorización recíproca), debido a la ausencia de determinados derivados del plomo y su falta de especificaciones para determinar aditivos, está causando graves problemas de mantenimiento por desgaste de piezas, sin perjuicio de que otro tipo de problemas con el combustible naval origina similares dificultades, entre otras el impedimento y serias reservas técnicas para usar ciertos motores, casi estándares como la mayoría de los célebres alemanes MTU de nueva generación, y que otorgan gran rapidez a ciertas embarcaciones, especialmente a las de rescate.
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