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AVIACIÓN MILITAR - TURBINAS EN COMUNICACIONES
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| Uruguay actualiza sistema de comunicaciones aeronáuticas |
- Dinacia y FAU compartirán los mismos sistemas IP.
Por una suma de casi 2.174.000 dólares, Indra modernizará el dispositivo de radiocomunicaciones asociados al centro de operaciones aéreas (COA) incluyendo la implementación del enlace táctico (TLD) ,LINK -1 en el Sistema de Comando y Control de la FAU . El producto original -también Indra- fue instalado hace 16 años, en 2002, y actualizado en 2014 (por un monto de 622.000 dólares), mientras en ese mismo año se inaugura un satelital de transmisión de datos operar sin limitaciones de conectividad, con servicios redundantes de señales y transmisiones seguras desde cualquier sitio del territorio nacional, con participación de la telefónica estatal Antel. La comunicación entre los diversos centros de control se basa en las de la misma empresa, la cual ha migrado en los últimos años a la fibra óptica y a la transmisión de datos (IP) vía internet, lo cual la Fuerza no pudo anteriormente acompañar debido a su habitual escasez de recursos.
El contrato se ejecutará dentro de los 24 meses posteriores a su confirmación,y los calendarios y métodos de trabajo se coordinarán entre el proveedor y la FAU, para así minimizar los tiempos de interrupción del servicio. Indra, además, reutilizaría todos los componentes antiguos existentes que sea posible, mientras estos sean pasibles de ser reciclados.
De esta manera, tanto la Dirección Nacional de Aviación Civil/DINACIA- que ya había renovado oportunamente sus equipos y software años atrás- como la FAU pasan a compatibilizar sus respectivos sistemas. Por otro lado, también se renovarán todas las estaciones de radio del país que se pasarán a la nueva tecnología IP, apostando a un salto cualitativo importante en cuanto a la seguridad de las comunicaciones y la gestión del espacio aéreo nacional.
(JB)
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ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.
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| "Así empezó Venezuela" |
 Esta frase, transformada en sentencia, se oye de los ciudadanos venezolanos que en oleadas migratorias están llegando a Uruguay y otros países de América del Sur, corridos por la miseria, escasez de trabajo y autoritarismo chavista.
América entera se levanta ante la disyuntiva histórica, independentista y centenaria, “Libertad o Muerte”, a la que obligan en nuestro tiempo varios países centroamericanos y la Cuba de Castro. Traidora, ha demostrado ser la mal denominada y endiosada revolución de los años 50, con un pueblo hambreado, sojuzgado, prostituido y permanentemente vigilado.
La mentira diaria y reiterada embaucó igualmente al Frente Amplio, cuyos dirigentes y conductores aún lamen las botas del dictador muerto. Asimilaron a la perfección, de las dictaduras de Venezuela y Cuba, la doctrina vituperable del Foro de San Pablo, maldito camino de corrupción que transitan a pie juntillas estos gobernantes populistas que hundieron a mansalva la soberanía popular, con el robo persistente y descarado de los dineros públicos.
Así empezó Venezuela; conculcando todas las libertades públicas, y avasallando los derechos del ciudadano y sus familias; hasta el derecho a la vida y a la libertad individual.
Premonitorio, retumba en el tiempo la magna amonestación del Rey Juan Carlos al dictador del país caribeño, delante de América: “¿por qué no te callas?”
Aquella vez, Chávez se calló.
Hoy, la realidad exhibe en Venezuela, a ejemplo de Cuba, un país destruido, caído de “maduro”, que diariamente despide miles de ciudadanos que cruzan la frontera venezolano-colombiana en Roraima, en tanto otros miles abandonan Cuba por vía aérea y marítima con destino a Guyana, país que no exige visa a los cubanos.
Desde allí, los isleños pasan a Brasil; atraviesan la selva, y como pueden llegan a los puntos fronterizos con Uruguay.
Decenas de miles de venezolanos se han desparramado por todo el continente, reconocidos en sus derechos más elementales por los países que los acogieron.
No obstante, así empezó Venezuela, dicen, al advertir la difusión generalizada de la corrupción política uruguaya a través de las redes sociales, y el denunciado crecimiento de la pobreza en nuestro país.
El gobierno camandulero que perece, resignó potestades en una enseñanza pública decadente que hoy está en manos de los sindicatos que van bien montados en el caballito de la autonomía.
Con excepción de las retribuciones políticas, (un diputado gana 360 mil pesos mensuales) los sueldos y jubilaciones de la mayoría absoluta de los ciudadanos y pasivos no alcanzan para llegar a fin de mes. Ya no es posible pagar las cuentas de la electricidad, agua, gas y combustibles, y ha descendido de manera alarmante la calidad de la comida y el consumo.
Hay hambre en la calle, en los niños de las escuelas y barrios periféricos, y se ha denunciado que apenas si se alimentan de lunes a viernes. Hay hambre de todos los días en las familias pobres, hay hambre en los asentamientos.
Se trata de un millón de compatriotas, el 30 por ciento de la población. Las ollas populares esporádicas no constituyen paliativo, y sí propaganda indecente y demagógica.
La corruptela, denunciada todos los días hasta el hartazgo, campea a sus anchas en todo el territorio nacional.
El sistema político, depravado y deshonesto en su conjunto, ni se da por enterado y cobija impune a la corrupción, desnudada en las redes sociales hasta sus raíces.
La imprudencia política tampoco tiene límites. Cuando ya se sabía que Bolsonaro habría de ser presidente de Brasil, no tuvo mejor ocurrencia el Ministro de Relaciones Exteriores que declarar públicamente su esperanza de que se equivocaran las encuestadoras.
Peor aún, la vieja del altillo que calificó de “desgracia” la votación de Bolsonaro, y las salidas de clave, tono y frecuencia de las ministras de Educación, de Turismo y de Industrias al respecto. Pobrecitas, “les duele Brasil…” ¡Fantasmas de la ópera!
Hoy, nos despertamos con el chequeo médico de Mujica para ver si puede o no ser candidato a la Presidencia de la República.
Así vamos, así empezó Venezuela.
Ricardo Garzón |
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