Edición Nro. 2116 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 24 de mayo de 2019
 
 
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TURBINAS DE OPINIÓN f
Javier Bonilla
El corso de los desaparecidos...
  • El último tablado del año -usando pintura, fogatas o alquitrán en vez de pomos y serpentinas....- parecía ser el del 8 de marzo. Como si estuviéramos en Teherán o Ryad, marchando, se sugiere, no importando la verdad, que la situación de la mujer uruguaya casi iguale al mundo islámico contra el cual, casualmente, las protestarias no reclaman. Sin embargo, hay otro que cada vez más, se asemeja al Viernes Santo andaluz...

El primero, encabezado por impresentables como Constanza Moreira, Fabiana Goyeneche o María Julia Muñoz. El otro, por gente con profusos antecedentes y simpatías criminales, como Mujica y Topolansky...
Ambas, rituales a los que la izquierda local se siente obligada e impulsa a concurrir, inclusive, para medir fuerzas. Es año electoral! Hay que mover el maniqueísmo, la desinformación, la potencial insatisfacción y la conciencia culposa de la clase media intelectualoide...!
No importa que de los hoy 200 desaparecidos (cada dia hay más, che....?), casi 180 sean casos ocurridos en Argentina, Paraguay o Chile. Muchos, como el maoista hijo de Luisa Cuesta, incluso, durante los gobiernos de Perón o Isabelita, ni siquiera  de Videla o Galtieri. Eso, los pibes de 25 años, que describen la dictadura como si la hubieran vivido, ni lo imaginan.
Pocos casos en Uruguay. De ellos, la mayoría no eran precisamente teóricos como el desgraciado episodio del maestro Julio Castro, a quien el animal que le disparó pudo y debió haberle dado un pasaporte y un pasaje, si lo quería lejos. Lo mismo se podría decir de los desgaciados casos Bleier y Miranda, que bajo ninguna circunstancia debieron suceder. Ni el resto.
Entiéndase: estamos contra la pena de muerte (algunos de los manifestantes no) y mucho más aún, cualquier ausencia forzada. Inclusive, porque además de delito y  crueldad innecesaria, evidencian burradas, papelones, impotencias y desinteligencias del autoritarismo de la época.
En aquellos tiempos hubiera sido, propagandísticamente, un acto inteligente entregar a Elena Quinteros a Venezuela, destacando su prontuario (que no era precisamente el de una carmelita....), en lugar de hasta casi jactarse de lo sucedido. Y sancionar más que severamente a los débiles mentales que protagonizaron el evitable incidente. Sí, hay que decir, aunque me rechinen homicidios e invasiones de embajadas, por antipático que parezca, que  distaba bastante de ser una inocente maestrita opositora. Sobre la barbaridad del caso Gelman, garrón que Uruguay se come gracias a quien sabe qué energúmeno, mientras el Almirante Massera cambiaba figuritas con los Montoneros en Punta, no hay atenuantes.
No obstante, la amarga verdad es que la inmensa mayoría de los desaparecidos no eran simples disidentes (y sigo no justificando lo ocurrido). Más aún (y con esto no auspicio las brutalidades uniformadas): las primeras desapariciones fueron tupamaras. No sólo las resultantes de sus internas delictivas o la del peón rural vilmente asesinado por Engler y Bassini... Hasta una terrorista tupamara, que, ajustando los últimos detalles de otros atentados que se realizarían el 18 de mayo de los 4 soldados (cuyas familias no fueron compensadas), chocó y murió, fue enterrada clandestinamente por los sediciosos, que, felizmente, no pudieron aumentar su cuota de sangre de ese fatídico día.
¿De eso no se habla? E insisto: soy de los que creo que los militares pudieron y debieron evitar pasarse de la raya, incluso, por ellos mismos. Ahora, del otro lado, no había un jardín de infantes! De haber ganado ellos, hubieran sido, exponencialmente, mucho peores, fusilando a troche y moche. Son los mismos que siguen vivando a asesinos seriales y torturadores como Guevara, los Castro, Maduro y Ortega. Los que justifican el narcoterrorismo de las Farc, o el fanatismo de Hamas y Hezbollah. Los mismos que como el senador gato de iglesia Michelini amenazan a jerarcas mitares con cesarlos si no encuentran desaparecidos, pero no cuentan lo que hablaron con Ballestrino, mientras llegan al delirio de inventar que los militares uruguayos fusilaban al borde de fosas comunes, como el ejército stalinista en Katyn.
Los mismos que, según ha dicho el especialista Robert Parrado, prohíben que a los cientos de desaparecidos en democracia (menores, mujeres y ancianos especialmente) se les denomine oficialmente así, único caso en el mundo. Los mismos que no organizarían una marcha ni por ellos, ni por los 415 asesinados el año pasado, ni por los miles de los últimos 15 años. Los mismos que le dieron empleo al asesino del pizzero de 8 de octubre en Ancap. Los mismos que gastaron fortunas en el "No a la baja". y de nada se hacen cargo.
Los mismos que aprovechan la reivindicación legítima de los allegados para organizar un carnaval o una Semana Santa andaluza. Para abrir esa procesión faltaron las capuchas. No solo la de ciertos militares de épocas pasadas. La que ellos usaban en los tugurios inhumanos autodenominados "Cárceles del pueblo", secuestrando a piacere... Esos que en otra burrada, los uniformados no se animaron a derribar, y hoy los extremistas son capaces de festejar! Por no hablar de la estancia fernandina devuelta a los asesinos de Pascacio Baez.
A quienes aún no hayan tenido bastante con este circo, no se desanimen...! Pronto  viene la marchita del orgullo gay, en donde muchos de estos pasean con la imagen del Che, -que los internaba en campos de concentración, cuando no los limpiaba-, o pidiendo tolerancia al Islám, que los degüella.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Traicioneros y corruptos
Las redes sociales han desnudado el sistema político uruguayo. Ponen diariamente sobre el tapete informativo los diferentes actos de corrupción que se han sucedido a través de los tiempos, y descubren minuto a minuto que el andamiaje político todo ha traicionado el voto ciudadano.
Alta traición que se le debe encajar con fuertes razones al Frente Amplio, partido que llegó a la Presidencia de la República en ancas de una promesa ladina y malevolente de subsanar los desastres generacionales en que habían incurrido en reiteración y corrupción, por décadas, los partidos tradicionales.
Fue más de lo mismo. Se sucedieron los impuestos a todo trapo y los tarifazos de las empresas públicas; se gravaron escandalosamente los sueldos, pensiones y jubilaciones, y se llenó de funcionarios el Estado, nada menos que 60 mil personas más en un solo período de gobierno.
La deuda externa trepó a cifras impagables (70 mil millones de dólares).
Un millón de ciudadanos vive en condiciones deplorables. Las escuelas, pastores y curas villeros hacen maravillas para dar de comer a los niños, en tanto se denuncia el despilfarro persistente de los dineros públicos en la gestión de la presidencia de la república, legislativa, entes autónomos, banca oficial, ministerios e intendencias departamentales de todo el país.
Alta traición del Frente Amplio con la ciudadanía, que ha contado con la complicidad aviesa y silenciosa de los otros conglomerados políticos del país.
Todas las promesas fueron incumplidas. Fue, todo, más de lo mismo.
Resalta en la oposición más favorecida por las encuestas la bobada reiterada que califica en estos tiempos al Partido Nacional.  Cual si fuese una gracia, se pelean los candidatos, -reminiscencia burlona a un pasado de gloria-, "y se van a las cuchillas", (¡qué gracioso!… ¿no?), exhibiendo ante la ciudadanía una bolsa de gatos de albañal, lastimados, que dejan hecho girones la bolsa y el  partido político.            
Blancos y Colorados en su tiempo, gastando a troche y moche, aplicaron fuertes gravámenes a los sueldos miserables que se pagan en el país, encerrona para hacerse de plata fácil y en bandeja. Nos refrerimos al IRPF y al IASS inconstitucional que insólitamente grava las jubilaciones.
Es oportuno recordar, igualmente, que en olvidadas épocas, segunda mitad del siglo XX, las jubilaciones y sueldos del Estado se pagaban a diez, quince y veinte días de vencido el mes.
El saludo entre los funcionarios públicos, sobre todo entre administrativos y docentes, era, textual: ¿sabés cuándo pagan?
Así pasaron los años. Siempre, de Herodes a Pilatos, y de Pilatos a Caifás.
Un teléfono fijo se conseguía solamente si tenías un político amigo, influyente. Para el común de los mortales, nunca había borne…
Los actos de corrupción existieron desde el despertar político del país. Es mafia de toda la vida. La prensa grande, diarios y televisión, subordinada siempre a los avisos oficiales y campañas publicitarias de los organismos estatales, -principalísima fuente de ingresos-, mantuvo a través de las décadas una política de autocensura sostenida y ominoso silencio.
Empalmaron la baraja, se repartieron el botín, y siguen repartiéndose el botín. Millones de dólares compraron ese silencio, y siguen comprando ese silencio. Las noticias ineludibles salían disfrazadas, y siguen saliendo disfrazadas.
Se amortigua imperceptiblemente el impacto contra la población con unos pocos cientos de pesos de aumento anual en jubilaciones, pensiones y salarios, en tanto los estipendios de los legisladores fueron trepando de legislatura en legislatura (la que se va fija los sueldos de la que viene) 360 mil pesos por mes actuales para los señores diputados, y 450 mil los sueldos de los señores senadores.
Durante ininterrumpidas décadas, que abarcan  más de una centuria, el Estado estaba destinado a mantener todos los antojos de la clase política gobernante. El despilfarro de los dineros públicos ha ido destruyendo el país, comprometiendo pagos a los que deberán hacer frente las generaciones venideras. Han reventado el Uruguay con este cáncer continental del populismo que ha invadido el continente en las últimas décadas.
Las redes sociales desnudaron pues esa impunidad, al punto que la población está enterada perfectamente de la mala administración y derroche de los dineros del pueblo. El mismísimo “rey” está desnudo, travestido que creyó podía cubrirse internacionalmente de gloria con desvirtuados honores de galeno, y taparse con la piel del oso que todavía no cazó.
Ricardo Garzón

 















 












 

 

 
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