Edición Nro. 1914 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 17 de abril de 2015
 
 
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Jorge Azar Gómez - Ex  representante de Uruguay ante ONU
Partidos tradicionales
Silencio cómplice que nos lleva al abismo
Intenté guardar silencio durante todos estos meses, pero al ver que los líderes de los PPTT no reaccionan y guardan un silencio intencional, en relación a las elecciones Municipales, me veo en la obligación de expresar lo que siento y percibo, pues su soberbia nos arruina.
Los silencios prolongados en momentos de crisis partidaria, pueden interpretarse como silencios cómplices, silencios cobardes, silencios irresponsables que no se quieren hacer cargo de los errores cometidos en la elecciones Nacionales y en los nombramientos de los candidatos para las elecciones Municipales.
Desde las elecciones nacionales, se vienen cometiendo errores que llevaron a perder las elecciones sin argumentos válidos que lo justificaran.
Pedro Bordaberry, en forma caprichosa, se empeñó en nominar al intendente de Salto, para una vicepresidencia “virtual” que ya sabía que no iba a ganar, atomizando el partido, al ignorar como candidato natural para la vice presidencia a los Dres. Amorim Batlle y Tabaré Viera, ignorando la tradición y la costumbre (que es ley) de que el vicepresidente debe ser el que sale segundo en las internas.
El Dr. Lacalle Pou, mal asesorado, siguió con su caprichosa “positiva” en las elecciones nacionales, que si bien le dieron resultado en las internas (con alguna ayuda del FA), no era lo más propicio en las nacionales, ya que este pueblo está acostumbrado a que las verdades se digan de frente y sin maquillar.
Ahora en la selección de los candidatos para las elecciones municipales, se uso el criterio del capricho y del “quien da más”, en designaciones que se hicieron a espaldas de dirigentes y del pueblo.
En esta crítica de selección, no cuestiono las personalidades ni la capacidad de los candidatos, ellos con el entusiasmo aceptaron, sabiendo que los mandaron a la guerra con escarbadientes para defenderse.
Ahora, ante los apabullantes porcentajes de las encuestas, los líderes, han desaparecido de la escena nacional y dejaron a los candidatos solos que hagan su campaña.
Hasta en su silencio se olvidaron que existe una comunista llamada Ana Olivera y parece que para ellos gestión fue una obra maestra.
Ellos cometieron el error y ahora  parece ser que NO quieren hacerse cargo de una “derrota anunciada” y promovida por ellos.
Sé que mis palabras caerán “pesadas”  en los líderes y en su obsecuente entorno, pero las verdades alguien tiene que decirlas aunque no sea políticamente correcto; yo a ellos NO les debo nada, mientras que ellos sí me deben a mí, el voto que recibió tanto uno como el otro.
Creo que el pueblo les está reclamando que salgan a la calle, que quemen todos los “cartuchos” y que se hagan cargo de la situación. Ellos nos metieron en esto y serán ellos los ÚNICOS responsables de la derrota anunciada.
No me gustaría escuchar a los “clepto progresistas” decir después de las elecciones: “mirá los rosaditos; se juntaron y obtuvieron menos votos que separados, y les ganamos por paliza”.
No percibieron que este silencio y este abandono pueden significar la ruina política y profesional de los tres candidatos de la Concertación.
Sé que luego de este análisis caerán sobre mí piedras y descalificaciones, pero saben señores, no me rozan, pues mi dignidad sigue intacta. La de Uds. está en la picota.
¿No será hora de dar un paso al costado y dejar que los que desean hacer algo por el Uruguay y recuperar nuestros valores y estilo de vida hagan algo?
A Uds. ya les conseguimos el trabajito por 5 años. Quédense con él, pero no sigan arruinando los PPTT.
Ricardo Puglia
Corrupción política
La corrupción política es una realidad mundial; su nivel de tolerancia o de combate evidencia la madurez política de un país. Los Programas de Gobierno, sean nacionales o departamentales deberían contener una propuesta, comprometiendo a través de la Transparencia y la Responsabilidad Social la entrega a todos los gobernados de la máxima información que permita el control ciudadano de cada año de gestión, previendo las sanciones a quienes se aparten de las buenas conductas y produzcan daños al colectivo social independientemente de su filiación política.
La corrupción política que vivimos en el mundo contemporáneo por el mal uso del poder público, permite conseguir ventajas ilegítimas, secretas y privadas contradiciendo la transparencia y la responsabilidad social. Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado o gobierno.
Todos los gobiernos son susceptibles de corrupción política. Las formas de corrupción más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el patrocinio, los sobornos, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la impunidad, etc. A menudo la corrupción facilita otros hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero, y la prostitución ilegal.
Este fenómeno no se limita a los funcionarios públicos, también abarca al conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede los compromisos adquiridos consigo mismo, utilizando los privilegios otorgados con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común.
La carencia de conciencia social, la falta de educación o de una cultura de compromiso, las personalidades antisociales, la percepción sesgada del grado de corrupción presente, la infravaloración de la posibilidad de ser descubierto, la impunidad efectiva en los actos de corrupción,  el corporativismo partidista, los modelos sociales que transmiten falta de valores, la discrecionalidad y escasez de decisiones colegiadas, el soborno internacional, el control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden exponer a la luz pública los casos de corrupción, la falta de transparencia en la información de la utilización de los fondos públicos y de los procesos de decisión, la poca eficiencia de la administración pública y la extrema complejidad del sistema se constituyen en elementos propios de este mal.
La corrupción de un país produce efectos desfavorables en su economía porque evita la competencia y la libre concurrencia de proveedores que se apropian de los recursos públicos en favor de una minoría corrupta.
En el sector privado, la corrupción incrementa el costo de los negocios al agregar el precio del manejo de las negociaciones con los cargos públicos o a inventar nuevas reglas y retrasos. En el sector público se desvían inversiones públicas a proyectos en los que los sobornos y las mordidas son más abundantes. La corrupción también hace descender el cumplimiento de las regulaciones relacionadas con la construcción, el medio ambiente u otras actividades reduciendo la calidad de los servicios que se suministran.
La corrupción facilita la destrucción medioambiental. Los gobiernos corruptos pueden tener formalmente una legislación destinada a proteger el medio ambiente, no pudiendo ser ejecutada, si los encargados de que se cumpla son fácilmente sobornados.
La corrupción produce desconfianza en los partidos políticos, los dirigentes políticos y la mayor parte de las instituciones públicas. Conduce a mucha gente a adoptar estrategias menos cooperativas. Como consecuencia, se genera la abstención y pérdida del interés por la política apareciendo movimientos de protesta que confrontan con el poder político y generan inestabilidad política a través de la represión.
La corrupción no es específica de países pobres o ricos, de países en desarrollo o desarrollados. La forma de corrupción varía y se aprecia que en los países más transparentes y democráticos se utilizan formas más sutiles y complejas, mientras que en países sin prensa, ni elecciones libres la corrupción puede tomar formas más burdas.
La corrupción también puede afectar a los distintos componentes de las actividades deportivas (árbitros, jugadores, personal médico y de laboratorio implicado en los controles anti-doping, miembros de la federación y comités internacionales encargados de decisiones sobre la situación de los contratos o lugares de competición). No escapan los miembros de distintos tipos de organizaciones sociales sin ánimo de lucro y ONGs, así como tampoco las organizaciones religiosas.
Si la justicia tiene una posición firme y atenta respecto a los distintos tipos de corrupción, la tendencia a disminuir será el resultado, y a la inversa si se da el caso contrario. La clave para frenar la corrupción se encuentra en el fortalecimiento del tejido social-institucional. La educación en valores puede ser uno de los pilares, así como los procedimientos menos abiertos y más transparentes en relación al manejo del dinero y a la implementación de las transacciones financieras.
La corrupción no es sólo responsabilidad del Estado o del Gobierno de turno, sino que incluye muy especialmente al sector privado, y hablamos de corrupción empresarial o de tráfico de influencias entre el sector privado y el público. En Latinoamérica,  el sector privado tiene una gran influencia estatal y por lo tanto el nivel de corrupción presente tiene mucho que ver con la manera en la que se comporta el sector privado en conjunto con el sistema político.
La lucha contra la corrupción implica dos enfoques complementarios, uno concentrado en el combate y la sanción frente a los actos de conductas inapropiadas y otro concentrado en acciones preventivas que dificulten su realización.
Alberto Medina Méndez
El fruto del vacío ideológico
Alguna gente intenta convertir en virtud aquello que, en realidad, es solo un gran problema. Cierta prédica funcional a la política mediocre de este tiempo se ha arraigado con mucha fuerza. Demasiada gente supone que es una ventaja no disponer de una visión ideológica propia y hasta se ufana de esa posición, como si esta fuera inexorablemente la más acertada.
La recurrente profecía del "fin de las ideologías", es solo un ardid diseñado por una dirigencia política mezquina que quiere tener las manos libres para hacer y deshacer a su antojo. Si tuvieran que fijar posturas públicamente, que brinden indicios acerca de su pensamiento, eso los obligaría a actuar en consecuencia. Es por eso que prefieren este vacío categórico, este ámbito completamente versátil, al que decidieron bautizar como "pragmatismo".
Esa teoría sostiene que no es indispensable aferrarse a doctrinas y que las decisiones políticas deben tomarse según lo que convenga en cada momento. Ese esquema es muy cómodo para hacer lo que sea, en un sentido o en el exactamente opuesto, siempre según los circunstanciales intereses de la casta política, con parámetros tan volátiles como inmorales.
Para que esa perspectiva se imponga como razonable, y al mismo tiempo otorgue cierta sensatez a su accionar, esos políticos e intelectuales, se han ocupado de presentar a las ideologías como un dogma, como algo absolutamente cerrado, que no puede ser debatido de modo alguno.
Si aceptaran que es solo un conjunto de visiones que se sustenta sobre ciertos mínimos principios, su tesis difamadora, su estrategia detractora no tendría tantos adeptos. Para convencer a todos sobre la importancia del pragmatismo precisan oponerse a meros dogmas que no admiten discusión.
Una ideología no es más que un sistema de ideas, que con cierto orden, está regido por profundas convicciones que conforman su columna vertebral. Esas premisas se nutren siempre de valores elevados que son compatibles con la visión individual. Pero su flexibilidad es un ingrediente fundamental, porque las situaciones cotidianas ponen a prueba esa matriz de prioridades y obligan a reordenarlas frente a cada eventualidad.
La dinámica contemporánea que plantea este vaciamiento premeditado de las ideas, en la política y en la sociedad, ha dado nacimiento a un grupo de partidos cuyos proyectos son una enorme incógnita. Eso explica la convivencia en un mismo espacio partidario de personajes tan antagónicos que defienden concepciones diametralmente opuestas. La experiencia reciente muestra a muchos gobernantes de idéntico partido que derogan lo creado por ellos mismos hace no tanto tiempo atrás.
Ese pretendido atributo no es más que una de las causas centrales de tanto desvarío que llevaron al diseño de relatos retorcidos y de una propaganda que solo aspira a engañar a la sociedad para edificar un poder eterno.
Es tiempo de que los ciudadanos se animen a cuestionar ciertas falsas consignas y falacias establecidas. La sociedad tiene el deber de replantearse casi todo, para verificar si no ha caído ingenuamente en la trampa que le propone la política actual, esa a la que solo le interesa el poder y que siente una enorme incomodidad en el mundo de las ideas porque eso la empuja a una labor integral en armonía con un itinerario básicamente consistente.
Los ciudadanos pretenden soluciones concretas, pero al no tener un sistema de ideas seleccionado previamente, cualquier camino les parece interesante, simpático y tentador. Y deambula entonces la comunidad, transitando de un lado a otro sin satisfacer sus anheladas demandas.
Como en la vida misma. Primero se deben escoger los valores que se desean preservar, para luego recién recorrer el sendero predilecto. No se puede avanzar, peregrinando sin trayectoria definida, como en un laberinto infinito, sin encontrar el norte, sin un faro que muestre la luz, sin brújula.
Una ideología es como un mapa. No conduce por sí mismo a ninguna parte, pero se constituye en una guía fundamental, en un orientador vital, en una referencia imprescindible, para saber si lo que se viene haciendo se encuentra en sintonía con los valores esenciales que se predican a diario.
Cuando en los asuntos personales se deben resolver dilemas, se opta de acuerdo a los valores que han sido sostenidos en el tiempo. Y si, por alguna razón, se toman caminos que colisionan con esos paradigmas, mas tarde o más temprano, esas determinaciones hacen demasiado ruido. Es allí desde donde se pueden hacer replanteos y hasta las correcciones del caso, lo que incluye muchas veces el arrepentimiento y las inevitables disculpas.
La política no tiene porque ser diferente. Las sociedades deben primero identificar un sistema de ideas, una escala de valores explicitada, para luego alinearse con esa mirada, exigiendo a los políticos de turno, que solo deberían ser meros representantes, implementadores de esas resoluciones.
Por fastidioso que le resulte a muchos, es hora de tener definiciones más concretas. Si se espera que la política sea la proveedora de los cambios, la herramienta primordial para lograr las transformaciones que la sociedad pretende, primero habrá que definir rumbos y eso implica tomar decisiones.
Tal vez Séneca tenía razón cuando decía, en aquella cita que se le atribuye, que "Ningún viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina". Esta frase describe como un retrato cruel a esta sociedad abúlica, intelectualmente perezosa, cívicamente apática, que no está dispuesta a la autocrítica oportuna y adecuada sobre su proceder cotidiano, ni tampoco se encuentra preparada para asumir su elevada cuota de responsabilidad respecto de lo que sucede.
Lo que hoy se vive, no es más que la esperable consecuencia de una modalidad que ha sido deliberadamente elegida por la sociedad. Desentenderse de lo que ocurre no parece ser la mejor receta. Este presente no es más que el efecto predecible de una actitud premeditada. Es solo el fruto del vacío ideológico.



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.
















 

 

 

 

 ABRIL 2015
VÓLEY


EL VIAJE MÁS LARGO




BAILANDO EN EL DESIERTO



UNA NOCHE PARA SOBREVIVIR


GONCHI


HÉROE DE CENTRO COMERCIAL 2


TUYA


EL 5 DE TALLERES


EN TUS ZAPATOS


VIOLETTE


ADIÓS AL LENGUAJE


DIRECTO AL CORAZÓN


RÁPIDOS Y FURIOSOS 7


URUGUAYOS CAMPEONES


WELCOME TO NEW YORK


HOME NO HAY LUGAR COMO EL HOGAR


LA CENICIENTA


AVE FÉNIX


IDA


DIOS MÍO
¿QUÉ HEMOS HECHO?


ÓPERA DE PARÍS 2015
Luego del éxito del primer Ciclo de Opera de Paris exhibido en Uruguay, Life Cinemas Alfabeta se complace en anunciar la exhibición de la temporada 2015, en sus salas dotadas con tecnología de alta definición y con sonido íntegramente digital. Estas características permitirán al espectador sentirse parte del evento, tal como si estuviera sentado en el mejor lugar de la platea y apreciar las excelentes puestas en escena y la distinguida calidad artística que ofrece la Opera de Paris. 
Las entradas tienen un costo de $300 y podrán ser adquiridas de forma anticipada en la boletería de Life Cinemas Alfabeta (Barreiro 3231 esq. Berro) y por la web, www.lifecinemas.com.uy.

    Calendario Temporada 2015
  •    Martes 12 de Mayo 2015: Tosca (Puccini)
•    Martes 23 de Junio 2015: Don Giovanni (Mozart)
•    Martes 18 de Agosto 2015: Fausto (Gounod)

Todas las funciones comienzan a las 16.00 hs. Si desean más información, los invitamos a visitar la página www.lifecinemas.com.uy y a comunicarse con nosotros.

 
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