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Llaneza muchacho |
“Llaneza muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”. Esta sentencia de Don Miguel de Cervantes, que nos llega a través de los tiempos, se la endilgamos a Luis Lacalle Pou, porque atisbamos una suficiencia sin razones y varias chambonadas al hilo.
Un candidato a la presidencia de la república no puede cometer errores infantiles. Si los comete, diría Pivel Devoto, es porque se agobió, o bien porque primó el talento sobre el conocimiento.
Y esto le hace daño al candidato; le pone un freno a las encuestas que lo miran subir, y desanima a sus potenciales votantes que han visto en él al contrincante de la ancianidad encaramada al poder.
Estos errores alientan a Vázquez, en primer lugar, que ve el trono ciertamente amenazado. A Bordaberry, que debe subir en la preferencia popular, y obviamente que a costa y costilla del Partido Nacional. Pero también a todos los sectores del FA, alarmados por la quietud de la militancia frenteamplista que dio razones a Topolansky: “el susto despertó al mamado”.
Bien haría Lacalle Pou en asustarse un poco; asesorarse debidamente en los temas que no son de su especialidad, y en bajar el copete.
Ricardo Garzón |
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