Tuvo que venir una pandemia para dejar en evidencia la soberbia y autodestructividad vernácula. Inocente (como mínimo....) fue apostar a la « Libertad Responsable», cuando las pulsiones suicidas gozan de óptima salud.
Tanto las de los que insistieron en viajar, mientras pudieron, a países infectados, como de los que no pudieron privarse de aglomeraciones, por una locura identitaria, o por esa manía de fundirnos en el «colectivo» (no en el «grupo», porque eso implicaría haber sido antes «individuo», mala palabra local, si las hay). O la de confundir la cédula con el tamboril... y sus «colectivos», palabra inmunda y gelatinosa.
Y no me digan que aún ignoraban lo contagioso del tema. Y también, así se esparce la hepatitis o la tubercolosis, que andan sueltas; dolencias venéreas no precisamente, más allá de que los gustos se hayan esparcido.
Y esto no es tema menor! La pulsión erótica disculpa algunos excesos. Acá prefieren andar en barra, bobear, tocar el tambor, gritar consignas, que una buena y necesaria revolcada!
Entre aquel helicóptero policial -herencia perruna sin licitación- que pedía a la gente, sin mucha convicción, que se separase, mientras gritaba frases hechas contra el tal del machismo y la tontería generalizada, sumada al miedo de muchos jerarcas, de elegir a largo aliento el teletrabajo, mucho no pasaría hasta que la estadística reventase.
Los malditos onanistas nostálgicos de un pasado que no vivieron y quieren creer que les atormenta, fingiendo «luchar» contra su supuesta herencia (una simple catarsis), no iban a estar quietos mucho tiempo, precedidos por el tonto diputado que proclamaba la inexistente vacuna castrista...
Los «genios», que sabiendo que los uruguayos conocen de memoria lo que piensa el otro, insistieron en centricas manifestaciones gremiales y políticas, casi diarias, y también prendieron sus motores a mitad de año! Mucho reclamar ayudas para teatritos y musiquitos zurdos, ¿pero por qué no ayudar más a los hogares monoparentales donde madre, abuela o abuelo bancan una familia vendiendo lo que saben hacer, casi en el vacío y sin red?
Del lado gubernamental, además del excesivo optimismo en el «homo-uruguayensis», se pecó de imprudencia (hoy admitida por algunos blancos...) al mantener innecesariamente el tal «Día del Patrimonio» y la multa por no votar. Un exceso.  ¡Y en la permisividad! ¿O alguien dudaba de que habría incidentes y estupideces en la marcha gay, que bien pudo ser virtual, precedida, además, por una marchita docente sin máscaras y llena de otras mascaritas?
Así se fueron gestando los primeros medios centenares de casos. Dos semanas después del feriado largo del dos de noviembre, los primeros cien casos. Luego, la progresión continuaría, en la faz metropolitana, de acuerdo con cada marchita o cadenas de marchitas, más allá del cuadro fronterizo, con otra etiología.
Tanto como crecía el Covid, ¡más aún crecían los accidentes de tránsito y los suicidios! ¡Para no dudar de nuestra afición por la muerte! Al son de chiquicientos avisos de funerarias, cremaciones y cementerios high tech («muera feliz y venga al cementerio light!»). Como dijo un cronista europeo en los ' 50, «al uruguayo le importa comer bien y morir bien». De clavar, ni hablamos...
Por si quedaban dudas, la Fiscalía estéril, sin sentido, cara y perversa, que masturba a medio Uruguay con su fetiche erótico preferido (la dictadura) sigue porfiando en mantener preso a un viejo soldado enfermo porque su arma inadecuada y vieja, al disparar a las piernas de un fugitivo hace 50 años, se levantó, como es usual por inercia, aparentando una rafaga a la espalda.
Y como Santa Claus anda complicado por el Covid, el tanático fiscalito Perciavalle nos regala casi para Navidad otros dos procesos, y promete más para su línea "otoño- invierno". Todos los zurdos bajones felices, aunque para seguir con su saga idiota deban procesar al diariero que pasaba por el cuartel... ¿Hasta cuando??? ¡Esa Fiscalía costosa debería dedicarse al hoy!
Por último, no dejaré de referirme al tema mutualistas atención de salud, más allá del Covid, un mundo que también existe.
¿Se puede atender a un cardíaco por teléfono? ¿Se puede posponer ad infinitum una operación de hernias o de cálculos? ¿Se puede llegar al caradurismo de La Española y otras, de dar consultas para revisar tumores a 90 días, e inclusive onco-dermatológicas, ofreciendo teleconsultas? ¿Se puede llegar al aventurerismo de Casa de Galicia, de expedir certificados de defunción de un paciente con semanas de estadía e intervenciones, sin causal.
Y así seguimos, sumando gestas tanáticas. Nuestro morbo no pasa por la litera, sino por el ataúd. Para peor, el último en rajar, buscando trópicos o islas, ya no puede repetir con Belchior que el último en salir apague la luz azul del aeropuerto por mucho tiempo. Nada de escaparse a recargar baterías tomando aguas de cocos en atardecer alguno. Además, la soberbia europea, minada por el Covid por todos sus costados, podría sancionarnos con el impedimento de entrar a un continente que en materia de pandemias no tiene nada que enseñarnos, y quienes se arrodillan frente a ese exabrupto lo saben. Mejor harían España, Italia y Portugal en defender a sus islas de la invasión mora, pero de -aquí ni allá- se habla.
Así, presos como en una isla, de no cambiar las pautas culturales (como sea) Uruguay será una sociedad de zombies con ojos y espíritu en la nuca, sin muchas miras que digamos.
De placeres, ni hablemos.

• ¡¡Atención Uruguay!! ¡¡Amenaza de destrucción total!!

• Los veinte puntos tratados en la reunión y por los cuales Uruguay se verá afectado a corto plazo, son:

• “Lo que nos pasa es que no sabemos qué nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”. José Ortega y Gasset

La trilogía que lideró la hegemonía del FA en los pasados quince años, por razones de edad y salud abandonó la escena política.
¿Quién genera y dirige hoy las energías de los seguidores del FA?
Se insinúan nuevos liderazgos, ¿generan grandes energías?, ¿las dirigen al lugar correcto?
Con tristeza se percibe a hombres jóvenes, e incluso a algunos con muy buena formación, que viven anclados en consignas del siglo XIX. Usan términos y frases tremendistas, más propio de teleteatros que de una discusión democrática.
Con un país “parado” antes de la pandemia, insisten en repetir las cosas que lo habían parado: “no pretendas resultados diferentes si sigues haciendo lo mismo”.   
La “nueva normalidad” solicita un liderazgo que muestre  una empatía con sus ciudadanos que es muy apreciada  en estos momentos especiales. Las crisis son momentos de incertidumbre y de ambigüedad que provocan grandes cambios, alteran las reglas y reordenan las prioridades. Por eso, en tiempos convulsos buscan líderes en los que se pueda confiar y que protejan sus intereses. En resumen: quieren un liderazgo centrado en soluciones prácticas no motivadas por la ideología, y mucho menos por consideraciones políticas.
  Estas prácticas conducen a un liderazgo que es muy “femenino” en lo que respecta a la empatía y cercanía con sus seguidores, que generan y dirijan emociones positivas. Así, el “Liderazgo Femenino” es un concepto cultural, no biológico. Se trata del Liderazgo como autoridad moral que practican mujeres y hombres frente a la jefatura convencional. Se alejan de la visión más autocrática, generalmente asignada al liderazgo masculino. Los expertos en liderazgo afirman que cuando nos asustamos nos aferramos a ciertas cosas que nos inspiran confianza y ponemos el foco en aquellas personas que muestran un pensamiento claro, son capaces de trazar el camino correcto y tomar decisiones sin perder el tiempo vacilando.
Se sabe que a todos los líderes, independiendo de su sexo, se les está exigiendo esta condición, cercanía, empatía, generar y dirigir emociones positivas, dejando las emociones negativas a los demagogos y dictadores.  

«En política todo necio es peligroso mientras no demuestre con hechos su inocuidad». Santiago Ramón Y Cajal

Hoy, frente al nuevo impulso de la pandemia la mayoría de la oposición se ha alineado en la lucha contra el mal. Bienvenidos!
Parece que lo del “liderazgo femenino” lo han entendido.
Hasta hace muy poco, todos ellos estimulaban y participaban en actos y manifestaciones que propiciaban aglomeraciones y abandono de la distancia social. Se aplaude dicho cambio!
Hasta se “encontró” en la IMM un camioncito que permite ir a los barrios a hacer hisopados, aleluya!
 ¿Es eso suficiente?
En pleno colapso financiero de 2008, Rahm Emanuel, entonces jefe de gabinete del presidente Obama, hizo una observación memorable durante una entrevista: “Nunca quieres que se desperdicie una crisis grave”. Lo que quería decir era que las personas son inusualmente obedientes cuando tienen miedo, y que los líderes deben usar la licencia que se les otorga en ese momento para ejecutar un cambio real. Esta frase ha sido considerada como la respuesta cínica por excelencia a una situación que puede servir para impulsar lo que, en tiempos normales, sería una situación desagradable. Aunque parezca extraño, incluso la “crisis que estamos viviendo actualmente puede ser una oportunidad real para que los líderes reconsideren aquellos principios ideológicos que han quedado obsoletos.
“Las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver”. Zygmunt Bauman.