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AVIACIÓN COMERCIAL - ÚLTIMA PALABRA
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Crítica de Macri por El Palomar
¿Iban a volver mejores? |
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El expresidente Mauricio Macri cuestionó al gobierno de Alberto Fernández tras la decisión de cerrar el aeropuerto de El Palomar. “¿Iban a volver mejores?”, preguntó con ironía el líder del PRO a través de sus redes sociales.
“Creíamos que todos habíamos aprendido algo. Confiábamos en que había cosas que no iban a volver a suceder en la Argentina; que el Gobierno partía de una posición más ventajosa que nosotros en 2015 y que la iba a aprovechar para profundizar lo que se había hecho bien. Teníamos la esperanza de que habían vuelto mejores”, comenzó Macri.
“El anuncio del cierre del aeropuerto de El Palomar para vuelos comerciales y otras medidas llevadas a cabo durante este año demuestran lo contrario. Hay en marcha un plan activo y deliberado para entorpecer, clausurar, estropear o eliminar cualquier política implementada por nuestro gobierno, aún aquellas que de manera objetiva e incontestable fueron beneficiosas para todos los argentinos”, siguió.
El Gobierno de Cambiemos había decidido que El Palomar pasara a formar parte del Sistema Nacional de Aeropuertos y en febrero del 2018 comenzó a operar comercialmente, primero con Flybondi y luego con JetSmart.
Desde entonces, las operaciones en El Palomar estuvieron envueltas en una serie de controversias a raíz de que mientras un grupo de vecinos se oponía a su funcionamiento y lo catalogaba de “trucho”, otra parte de la población lo festejaba en virtud del movimiento comercial que las operaciones aéreas provocaron en la zona.
Los principales cuestionamientos se basaban en que el movimiento de los aviones, sobre todo en horario nocturno, afectaban a los vecinos de la zona, lo que llevó a planteos ante la Justicia que derivaron en los últimos tiempos en una medida cautelar que prohibía los despegues y aterrizajes entre las 22 y las 6 del día siguiente.
Las aerolíneas, sobre todo Flybondi, se movilizaron para intentar frenar la acción judicial, pero hasta el momento en que se irrumpió la pandemia de coronavirus, la medida estaba firme y condicionaba las operaciones de las empresas.

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| Perfil |
Tras las críticas de Macri, el Gobierno explicó por qué
cerró Aeropuerto El Palomar |
- El aeropuerto había sido abierto para vuelos low cost en 2018, durante la gestión de Cambiemos. La Orsna resolvió que no cumple con los requisitos de salud ante la pandemia de coronavirus.
El ex presidente Mauricio Macri criticó con mucha dureza al gobierno por el cierre del aeropuerto de El Palomar, un símbolo de lo que él denominó “la revolución de los aviones”, porque durante su gestión se usó para la operación de vuelos low cost.
En un cable de la agencia estatal Télam, se explicó que el cierre de El Palomar fue decisión del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), que adujo que ese aeropuerto no cumple con requisitos sanitarios.
Según la información que reprodujo Télam, la decisión de la Orsna estuvo relacionada a que el aeropuerto no cumple los protocolos de emergencia sanitaria en el marco de la pandemia de coronavirus y que la única base aérea que lo cumple es Ezeiza.
De hecho, Flybondi, una de las low cost, empezó a volar desde ese aeropuerto internacional.
La información oficial agrega que ante esta situación la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorizó las operaciones aéreas solo desde Ezeiza, por lo que no solo Flybondi tuvo que trasladarse: JetSmart también lo hizo, comenzando sus vuelos desde allí el 19 de noviembre.
El aeropuerto de El Palomar funcionó, desde su creación, como una base militar y solo durante el año 2010, mientras el Aeroparque Jorge Newbery estuvo cerrado por refacciones, recibió vuelos comerciales.
El Gobierno de Cambiemos decidió que El Palomar pasara a formar parte del Sistema Nacional de Aeropuertos y en febrero del 2018 comenzó a operar comercialmente, primero con Flybondi y luego con JetSmart. |
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| Sol.com.ar |
| Pablo Biró: "La revolución de los aviones fue un negociado privado con amigos de Macri" |
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El secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, consideró esta semana que «era imposible de operar» desde el Aeropuerto El Palomar y denunció que esa terminal aerocomercial «fue un negociado de pocos», en alusión a los «amigos» del anterior gobierno de Cambiemos.
«La revolución de los aviones fue un negociado privado con los amigos de (Mauricio) Macri, con el paquete accionario de FlayBondi y los intereses que había detrás de eso», dijo Biró en declaraciones a El Destape Radio.
Agregó que «era imposible de operar en el Palomar porque no había infraestructura», y señaló que por ese motivo «era un peligro en sí mismo».
«El Palomar era engorroso de operar, además por estar cerca del aeroparque Jorge Newbery y San Fernando», completó.
«Nosotros ya dijimos que eso del Palomar iba a terminar mal, con todos los laburantes afectados, los usuarios a pata; las políticas de Mauricio Macri en política aerocomercial dejó a los laburantes de Avianca, a los de Lan sin laburo», agregó el sindicalista.
De esta forma, el titular de APLA respondió la carta difundida el fin de semana por el ex presidente Macri refiriéndose el cierre de las operaciones comerciales en el Aeropuerto de El Palomar.
“Hoy, con los protocolos, la infraestructura de los aeropuertos debe ser amplia y se debe potenciar para que no colapse y eso era de imposible cumplimiento en El Palomar. El cierre del aeropuerto de El Palomar para vuelos comerciales es de sentido común; Palomar era un peligro en sí mismo», insistió Biró.
Recordó que «en el único período que LAN perdió plata fue con la gestión Macri» y señaló que «lo de Avianca fue un negocio de los Macri para autocomprarse MacAir».
Asimismo, dijo que «Macri debería estar declarando ante la Justicia en vez de estar haciendo declaraciones a través de las redes sociales» porque «reventaron (empresas como) Sol, Avianca, Andes, LAN, y golpearon mucho Aerolíneas Argentinas».
Por otra parte y consultado sobre el proyecto de construir un proyecto inmobiliario en Costa Salguero, dijo que aún no iniciaron denuncia judicial pero adelantó que no van a permitir que vuelva a suceder una tragedia como la de LAPA.
«Aún no iniciamos la denuncia judicial. Nosotros no vamos a permitir que nos pase lo de (la tragedia de) LAPA; seguir aumentando la estructura edilicia de Costa Salguero es atentar contra la modificación de aeroparque para que sea más seguro», sostuvo.

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ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.
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| Cuanto peor, mejor |
(Por Julio María Sanguinetti). El régimen democrático se basa en la distribución del poder. Toda su arquitectura está dirigida a que la ciudadanía, a la que la República le ha reconocido derechos -igualdad y capacidad de elegir gobierno-, no se vea frustrada por una concentración abusiva del poder. De ahí la construcción institucional de la sabia separación de poderes que teorizó Montesquieu: frenos y contrapesos.
Naturalmente, esa teoría y esas normas jurídicas convergen en humanos de carne y hueso, que ejercerán su rol con mayor o menor inteligencia, desinterés o conveniencia. Y allí aparece la política, que no es otra cosa que el ejercicio de las libertades y facultades que el sistema ha atribuido a cada uno.
De resultas de todo lo cual, el gobierno debe estar en capacidad de gobernar, la justicia de juzgar y el Parlamento de legislar, en una constante puja de acuerdos y desacuerdos entre la mayoría gubernamental y la oposición parlamentaria. De ahí su inevitable convivencia, imprescindible en tiempos de tormenta.
Y bien: estamos en tiempos de tormenta. Nadie podrá discutir que esta pandemia es una catástrofe natural solo comparable a una guerra o un terremoto. Es el momento en que con mayor celo el sistema tiene que funcionar.
¿Por qué entonces este desnorteo de un Frente Amplio que baja del gobierno por decisión popular y hoy se instala en la idea de paralizar al gobierno que enfrenta una situación de tan profunda emergencia?
La idea de plegarse al insensato referéndum propuesto por el PIT CNT es un renunciamiento grave de un partido político a una fuerza corporativa, legítima en la defensa de sus intereses particulares, pero fuera de órbita cuando intentar marcar el ritmo del país.
Se pretende derogar todo el capítulo que en la ley de urgente consideración ampara a la policía para afirmarse en la difícil batalla por la seguridad ciudadana. El único que se felicitará de esa derogación será el mundo del delito, porque la policía perderá un amparo jurídico que hoy le permite actuar con mucha más amplitud. ¿Por qué impedir que la policía actúe bajo la presunción de que lo hace en ejercicio legítimo de sus facultades?
¿Por qué tirar abajo una Comisión Coordinadora de la Educación que sume esfuerzos para aplicar un plan nacional? ¿Qué tiene de malo, salvo preservar los últimos resabios de la reaccionaria idea de los compartimentos estancos dentro de la educación y los pequeños feudos burocráticos actuando con anarquía?
En el caso, la actitud del Frente Amplio es lamentable, porque esa norma la votaron sus legisladores. Como votaron también un principio de acercamiento a la racionalidad en los precios de los combustibles, tratando de que Ancap lo haga teniendo en cuenta lo que costaría importarlos. No se trata de derogar el monopolio y decretar la libertad de importación como proponía el Poder Ejecutivo sino de iniciar un proceso que permita que la producción nacional disponga de combustibles compatibles con un concepto de productividad. Es un tema importante, que se negoció entre las bancadas de gobierno y oposición. Pero bastó que el PIT CNT atropellara para que el Frente Amplio se sometiera.
Puedo entender que el sindicalismo se agravie de que se establezca que ocupar un establecimiento no es una prolongación necesaria y universal del derecho de huelga, como ha sostenido siempre. Pero debe entender que hasta la OIT ha dicho una y otra vez lo contrario, para preservar el derecho individual de quien quiere trabajar y el de la empresa de acceder a sus medios de administración.
Salir a juntar firmas para tirar abajo esa ley, que fijó las prioridades de un gobierno recién electo, no se compadece con el necesario espíritu de reconocimiento a un pronunciamiento ciudadano. Como tampoco lo hace, y aquí en grado de mayor extravío, sus idas y venidas, marchas y contramarchas, en el imprescindible apoyo a las autoridades en su enfrentamiento a la pandemia.
Primero no les gustó la libertad responsable y querían confinamiento obligatorio. Más tarde se agraviaban de las limitaciones y pasaron a reclamar a grito pelado la liberación de toda actividad. Después de un gran éxito en la primera etapa, nuestro país se enfrenta ante esta segunda ola que se ha dado en el mundo entero. El gobierno sigue defendiendo su principio de libertad responsable, bien distinto a la amenaza autoritaria que campea por el mundo, pero está obligado hoy a tomar medidas mayores en defensa del orden público que supone la salud de la población. Sin embargo, la dualidad lamentable ya está instalada en su discurso: si advierten que la gente toma las medidas como severas, el gobierno abusa; si actúa con la misma prudencia y respeto para la libertad que hasta ahora , es tímido, lento, insuficiente. Y en ambos casos, gastando poco, porque siempre su única respuesta ante cualquier tema es gastar. Como lo hicieron con tan estrepitosos fracasos, desde la educación a la seguridad.
Los niveles de demagogia han llegado ya a alturas poco conocidas. Decir que es una respuesta ideológica "responsabilizar" a la gente, como si esto no fuera cierto desde Alemania al Uruguay, desde Japón a la Argentina. Por supuesto que somos todos responsables, para empezar de nuestra propia vida, y solamente políticos exorbitados, desesperados por medrar, pueden estar atribuyendo al gobierno la responsabilidad en la situación. Es tan lamentable como pretender la instalación de la idea de que el Estado puede, por arte de magia, recompensar las pérdidas que puedan tener las actividades privadas. Ni este ni ningún Estado puede hacerlo. Lo que sí tiene que asumir es la asistencia a los más débiles, que se ha hecho y seguirá haciéndose a través de instituciones sociales, que no han escatimado esfuerzo ni financiero ni personal.
En el Frente Amplio hay gente responsable. Los propios Intendentes saben que esto es difícil por sus propias responsabilidades. Saben que sin solidaridad colectiva, solo agravaremos una situación que el Uruguay ha enfrentado mejor que la gran mayoría de los países del mundo. Nos duele que la vocinglería demagógica o el interés corporativo los arrastre a este escenario que no se condice con los tiempos que vivimos. ¿No hay espacio para una reflexión más serena? Estamos muy lejos del tiempo electoral. No tienen sentido estos excesos. El Frente Amplio, arrastrado por sus radicales, convoca nuevamente a los fantasmas que, con razón, el Presidente Vázquez decía haber aventado al llegar al gobierno. El fantasma de la demagogia sin límites, de procurar el daño por el daño mismo, volver a seguir aquella trágica máxima tupamara de que "cuanto peor, mejor". (Nota que se comparte con Correo de los Viernes) |
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