A excepción de 1994 (una elección en tercios), más allá de algún éxito de los partidos "ideológicos" a mediados de los 40, luego 1971 y 1984, con el FA a nivel urbano, Uruguay supo construir o forzar el bipartidismo, blanquicolorado al principio, blanquicolorado vs. FA en los últimos años, además de eventuales corrientes oscilantes -como el Ruralismo- en algún lapso. Cada bloque, en realidad, una coalición en sí mismo.
La irrupción de Cabildo Abierto, más los desconformes que apoyan a Novick, a Salles y hasta algún Ecologista Radical tienden a formar otro conglomerado, y, dependiendo de su gestión interna, consolidarían un tri partidismo.
Eso depende de que más allá de los liderazgos fuertes, en la medida de lo posible, se apueste a la formación de cuadros y a fortalecer cada institución partidaria. Manini creo que lo entiende, como militar, habiendo sufrido ataques salvajes contra alguno de sus especialistas (caso Romanelli, por ejemplo).
De Novick, llama la atención que el líder del Partido de la Gente haya elegido un vice gris como Peña ,sin potenciar, justamente, a los idóneos en los temas que le preocupan públicamente: la seguridad (Robert Parrado), el agro y la empresa (Remo Di Leonardi), o en lo municipal, a sus ediles, e incluso a dirigentes con una gran baquía local como Jar Sánchez, por ejemplo.
Salle y Viana asumen, más bien -más allá del histrionismo habitual y de alguna alusión étnica no feliz- el papel de fiscales o inquisidores de los excesos jurídicos y para jurídicos que nos pueda tocar sufrir.
El ambientalista Vega, aunque derrapa insistiendo en proclamarse de izquierda porque sí, y exagera con temas como el de tasar los viajes aéreos no laborales ni académicos (no marca la aguja en materia de carbono una aeronave de nueva generación), dice o anticipa grandes verdades y a veces hasta oportunidades.
No obstante una cabaretesca discusión entre estos últimos en canal 12, por lo general estos dirigentes coinciden en sus posiciones, en sus aliados y en sus adversarios, por lo cual estaríamos cerca de una casi nueva coalición de facto, al menos en la agenda urticante (por ejemplo, Seguridad).
Buena parte de los referentes jurídicos de estos sectores, al parecer, también se juntan cada tanto en el parrillero de Salle, según le comentó éste al periodista Facundo Ponce de León. Es bueno que se sigan reuniendo, para salud del sistema político, al cual al menos deberían mostrarle ya una agenda básica común.
Del resto.....mamitaaaa...!!! Las Vegas de la Favela! Cada facción con sus cortes carcelarios...!!! Cada torero con su barrita de banderilleros.
Imaginemos, dado su aspecto lorquiano, a Penadés con un traje de luces, esquivando en el ruedo "El Honorable", una embestida del Guapo Sin Miedo, con Sartori de asistente, y Além García pronto a intervenir tras las barreras, mientras, desde las tribunas, las niñas Beatriz y Verónica -usualmente coqueteando con alguacilllos y picadores...- disputan la oreja del toro aún no faenado.
En el otro picadero, Cejas Manoletti, en una finta sola con los toros enanos de la Hacienda Talviz -sólo exhibidos, aún no sacrificados -desoye las voces flamencas del Gitanillo Zubía, el gran mozo de espadas para que haga lo contrario, con nostalgia de los buenos ejemplares del Cortijo Don Pedro, cuya ausencia ni el público taurino se explica.
Todos, Plazas de Toros, cabildantes, los cochinillos de Salle y hasta los eternos aprendices de la capa violeta del Duquito Pablito, enfrentan en pocos días, su gran desafío. Ofrecer un espectáculo más atractivo y duradero para relevar al decadente y heterogéneo remedo de circo romano de "Daniel Vamo Arriba" el Breve! Pese al declive, cuenta con leones, Pepino, el gran Payaso, el Mago Raúl -que en 10 segundos hace desaparecer dos refinerías -Carolina la del (nuevo) circo, Bayardus, el pigmeo gruñón, Batman- Nin, el canciller Guasón y Jara Gatúbela Ancapiana, animados por el Rojo Óscar, su dulce voz y sus malabares con decenas de hoces proletarias... El espectáculo, cada vez les sale peor, y más que una justa circense parece una bolsa de gatos monteses hambrientos, abierta sobre un nido de víboras.
En buen romance, esta es una ocasión excelente para que los nuevos actores dignifiquen, manteniendo su desafío en alto, ese triste y casi tragicómico espectáculo en el cual se ha transformado el alicaído tinglado político local, el cual, por dividido (además) va, en pocos años, a precisar nuevos maestros de ceremonias, además de eso denominado Presidente. ¿Primer Ministro quizás?
Javier Bonilla

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