Edición Nro. 2285 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 11 de noviembre de 2022
 
 
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Javier Bonilla
Brasil no es un país serio

La frase del ex embajador brasileño en Francia Carlos Alves de Souza, erróneamente atribuida a De Gaulle, podría caracterizar de nuevo a esta nación si en cuestión de horas no se resuelve el grave impasse político que la está enfrentando a niveles inéditos, tras una elección muy mal gestionada por una más que tendenciosa y tiránica Corte Electoral, crónica de un conflicto anunciado.
Los cuervos que integran este organismo, presidido por la draculesca figura del impresentable Alexandre de Moraes (insólitamente galardonado ayer por los legisladores de izquierda y centro izquierda con un delirante premio "a la transparencia"!!!), también provienen y retornan al Supremo Tribunal Federal, con lo cual todo queda atado y bien atado, si nadie le pone límites.
Cómo le dijo su vice, el general Mourão, a Bolsonaro, habría que haber dedicado el primer año de gobierno a desmontar el mecanismo perverso heredado por décadas. Como también le sugirieron sus legisladores el año pasado y el anterior la instauración de una Comisión Parlamentaria Investigadora acerca de los excesos y extralimitaciones judiciales (la Lava-Toga),que el mandatario reprobó y evitó. Craso error....El enemigo estaba intacto. Y muy pronto, sería implacable, liberando a Lula !
Luego, todo se desarrolló en un crescendo prácticamente libretado para llevar al excarcelado a la presidencia, casi sin anestesia...
En una senda de progresivos e incontestados rosarios de abusos, a cual más insólito, a medida que se aproximaba la campaña Brasil se tornó una dictadura letrada que nadie se animaba a enfrentar. Mucho menos a desmontar mientras se pudo. La pregunta sigue siendo: no sólo el por qué sino el "para qué"? Cuál era, si lo hubo, el as en la manga...
La cuerda se fue tensando con cada decisión u omisión de los muy dudosos y cada vez más omnipotentes magistrados, excediendo sus funciones en creciente y obscena escalada. Nadie les mostró la tarjeta amarilla, ni cuando admitían ejercer un cierto tipo de censura, abarcando desde los temas a debatir entre los candidatos (si orillaban la moralidad de Lula) hasta el tamaño y proporción de carteles y logos partidarios. Ese es el fraude, más que lo que puedan hacer e inducir las muy controvertidas (y siempre un peligro potencial ) urnas electrónicas... Que el ciudadano acepte pasivamente cualquier manoseo, y también la autoridad baje la cabeza!
Porque, si bien entre sus atribuciones está el desobstruir rutas o accesos, pasadas las elecciones ningún cuerpo policial o militar especial tiene motivos u obligaciones para obedecer órdenes de una Corte Electoral, y no obstante, ésta las sigue emitiendo. Los uniformados se humillan y siguen bajando la cabeza a la vista de tanta altanería improcedente, mientras buena parte de la población sana brasileña está en la calle más allá de Bolsonaro, defendiendo sus derechos. Por su parte, a medida que un decadente Lula anuncia a los candidatos probables a ministros y crecen las sospechas y dudas sobre el escrutinio electrónico, la Bolsa baja. Hasta cuándo? Nadie propone nada? Vamos a fingir que todo está bajo control? En serio?

Rafael Rubio
Nosotros y ellos
“Nosotros estamos cuidando la democracia, ellos votan el juicio político”. Carolina Cosse
 
i.    Nosotros
¿Qué nos hace humanos?
Los principales investigadores del mundo sobre cognición y cultura en el contexto evolutivo, reunidos en el año 2016 en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, científicos que indagan sobre qué nos hace humanos,  buscaron algunos rasgos que hacen especiales a los sapiens, y concluyeron que “es nuestra capacidad para cooperar y conectar nuestras mentes lo que nos separa del resto de los animales”.
Ello nos permite compartir valores y confiar, por ejemplo, en el valor de un dinero impreso en un papel a miles de kilómetros de nuestras casas.
Esta característica surge hace aproximadamente alrededor de medio millón de años cuando por el ambiente se vio que si no podías colaborar, no podías sobrevivir y por tanto, existía presión por colaborar.  
Ese fue el paso uno, a continuación se acaban formando grupos en los que todos los individuos dependen del resto. Luego aparece la división del trabajo: tú haces esto, yo hago lo otro y todos dependemos mutuamente, especialmente cuando existen competencias con otros grupos. A partir de ahí es necesario que unamos nuestras cabezas para sobrevivir. Este proceso comienza hace medio millón de años y avanza hasta la aparición de la cultura hace 150.000 años.
En dicha evolución, se percibe que a veces somos generosos y a veces egoístas, dependiendo de la situación, pero se ha visto que cuando se colabora se tiende a repartir con justicia lo que se obtiene.
Cuanto más construyamos  situaciones en los cuales la gente colabore y hagan cosas juntos de forma interdependiente, se facilita un tratamiento más justo entre todos, incluso entre gente que no se conoce.
En lo que a felicidad se refiere, nuestros cerebros atribuyen un valor considerable a las interacciones positivas y a la aprobación de los congéneres humanos (Burnett, Dean. 2018. El cerebro feliz. Paidos. Argentina). Se sabe, que en nuestras interacciones sociales hay un claro elemento subconsciente, es decir involuntario. También hay pruebas que señalan que cuanto más social es un animal, más inteligente tiende a ser. De ahí que en el caso específico de los primates, el tamaño del grupo social típico esté fuertemente conectado con el tamaño del cerebro y la inteligencia (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 139). Si nuestra supervivencia depende de nuestra comunidad, cuando más sociales seamos,  mayores serán nuestras probabilidades de aceptación y supervivencia. El caso contrario equivale a la pena de muerte. Por tal razón, nuestros cerebros disponen de abundantes sistemas, circuitos, procesos y mecanismos, tanto conscientes e inconscientes, dedicadas a facilitar y potenciar conexiones e intercambios con nuestros congéneres humanos. Esto significa que las “otras personas” no son un elemento más del entorno, son un factor de suma importancia en el modo de funcionamiento de nuestro cerebro (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 142). Los vínculos sociales son básicos para nuestra supervivencia, se necesita tiempo y esfuerzo  para forjarlos y mantenerlos, por tanto nuestros cerebros evolucionaron potenciando en forma directa la amistad activa. La sola acción de interactuar con otra persona puede resultar placentera. La razón es que el mecanismo que guía nuestro deseo de interacción social está incrustado en la parte del cerebro responsable de  experimentar placer (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 143). La idea general es que gran parte de nuestro cerebro está dedicado a potenciar y facilitar las interacciones sociales, lo que hace que éstas son una necesidad básica para un cerebro sano. Por tanto la interacción social no sólo nos hace felices, sino que su ausencia, puede dificultar  hasta nuestra capacidad misma para experimentar la felicidad  (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 150).  
Los sociólogos destacan que el capital social está formado por las redes sociales, la confianza mutua y las normas efectivas y posibilita la cooperación entre las partes. A este respecto, es interesante observar los conceptos que se vierten sobre éste término  (Kliksberg, Bernardo. 2001. Capital Social. Editorial Panapo, Caracas): “Desde que en los años cincuenta algunos economistas, como Robert Solow, iniciaron los intentos sistemáticos para medir el crecimiento económico, se hizo claro que éste dependía, más allá del aporte de los factores de capital y de trabajo, de otras variables, atribuibles originalmente al progreso tecnológico”.    
Luego se afinaron las técnicas de medición y algunas de esas variables “intangibles” han sido cuantificadas en su aporte particular, como el capital humano, y la inversión en Investigación y Desarrollo.
El concepto de capital social surge como un activo intangible que impacta el desarrollo económico.
Aunque la economía convencional ha ignorado  al capital social, éste tiene un peso significativo en las posibilidades de desarrollo de los países, en tanto son una suerte de catalizadores, una amalgama, de todas las actividades económicas y sociales. Los primeros estudios econométricos demuestran la existencia de correlación entre la capacidad de cooperación y asociatividad de una comunidad y su bienestar. A mayor asociatividad, mayor es el potencial de crecimiento económico que puede alcanzar una determinada sociedad. La confianza, como el clima prevaleciente para realizar negocios, y los valores cívicos, representativos de ciertas actitudes, como la educación en el seno de las familias y la ética hacia el trabajo, constituyen otros aspectos del capital social. Los estudios comparativos entre diversas sociedades, (véase, por ejemplo, Trust, Fukuyama, 1995) resaltan la importancia del clima de confianza en los negocios y en la formación y sostenimiento de empresas, sobre todo pequeñas firmas familiares, para el apuntalamiento del desarrollo económico. Cuando no existe un buen clima de confianza para los negocios y la cooperación, como es el caso de la mayoría de países latinoamericanos, las sociedades resienten esta falla de diversas maneras. Particularmente se elevan los costos de transacción de las actividades económicas, penalizando a la sociedad en su conjunto y limitando el potencial de crecimiento.
La capacidad generada a través del Estado para proveer los instrumentos que incentiven la formación de capital social es determinante. Se deben romper los esquemas tradicionales de participación y desalentar las fuertes resistencias existentes para poder avanzar, como la búsqueda de la eficiencia cortoplacista, la subestimación de los pobres, y la tendencia a la manipulación demagógica de la comunidad, que son características de los países latinoamericanos.
“Se sabe que las ventajas comparativas han perdido lugar como base de riqueza frente a las ventajas competitivas que residen en una productividad superior para la combinación de recursos para crear productos y servicios valiosos. Esto es consecuencia de sociedades integradas,  entrelazadas por la confianza de sus participantes. La confianza o su falta es un tema de liderazgo cada vez más importante de nuestros días.
La desconfianza generalizada impone una especie de impuesto sobre todas las formas de actividad, un impuesto que las sociedades de alta confianza NO tienen que pagar. En una crisis, la desconfianza la fomenta e inhibe y retarda su pasaje a la recuperación. En los buenos momentos, la desconfianza limita su potencial.
Se ha visto que los países que mejoran sus niveles de vida son aquellos con compañías más productivas, mediante el desarrollo de fuentes de ventajas competitivas basadas en la confianza de sus integrantes, conocimiento, inversiones, visión e innovación. Es irónico que en la economía global de hoy en día los elementos locales sean cada vez más importantes y decisivos para determinar la razón por lo que una empresa en particular,  es más competitiva y productiva que otra asentada en otra parte. Cada vez más las fuentes de ventajas competitivas que quedan son locales;  un proveedor especial o las relaciones con los clientes, conocimientos particulares sobre las necesidades del mercado obtenidas a través de los clientes o socios locales, acceso especial a la tecnología, o flexibilidad de la producción como resultado de la utilización de un proveedor cercano” (Harrison, Lawrence E. y Huntington, Samuel P. 2000. La Cultura es lo que importa: cómo los valores dan forma al progreso humano. Editorial Planeta-Ariel. Bs. As).
“Desde el principio de los tiempos las sociedades se han ido conformando entorno a una serie de creencias y suposiciones que han trascendido al individuo. No importa cómo las llamemos: fe, ideología o religión, que han resultado fuerzas fundamentales en la construcción de identidades colectivas gracias al extraordinario poder que tienen para definirnos o dividirnos. Hoy en día se han convertido en el motor político que mueve gran parte del mundo” (MacGregor, Neil. 2019. Vivir con los dioses. Debate. España).
“La cooperación humana se establece a partir de mitos comunes que se crean en la imaginación colectiva de los grupos. Todo arranca a partir de contar historias que logren convencer  a la gente. Así los individuos pasan a cooperar y trabajar juntos  hacia objetivos comunes. La historia de la humanidad lo demuestra, la capacidad de crear una realidad imaginada a partir de palabras, permitió que un gran número de extraños cooperara de manera efectiva. Esta capacidad de componer ficción nos vuelve capaces de cooperar efectivamente y adaptar el comportamiento social a retos rápidamente cambiantes. Cualquier cooperación humana a gran escala (Estado moderno, iglesia medieval,  ciudad antigua o tribu arcaica) está establecida sobre mitos comunes que sólo existen en la imaginación colectiva de la gente”  (Harari, Yuval Noah. 2013. De animales a dioses. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana).
“Los miembros más lúcidos de las clases dirigentes comprendieron que toda civilización necesita fabricar un relato unificador y victorioso sostenido por símbolos, monumentos, arquitecturas, mitos forjadores de identidades y formas sofisticadas de discurso”  (Vallejo, Irene. 2021. Op. Cit. Pág. 259).
 
ii.         Ellos
“Resulta ciertamente inquietante que el líder contagie a sus seguidores su estilo emocional porque eso es, precisamente lo que han hecho los demagogos y dictadores a lo largo de la historia para alcanzar sus deplorables objetivos. La única diferencia existente entre la resonancia y la demagogia es que los Hitler y Pol Pot  de todo el mundo han movilizado a las masas enardecidas en torno a su mensaje destructivo.
El demagogo trasmite un mensaje emocional que suscita un tipo de respuesta negativa, especialmente una combinación de miedo y enfado ante la amenaza de que ellos nos ataquen y nos quiten lo que es nuestro, un tipo de mensaje que no une a las personas en torno a una causa común sino que por el contrario, las polariza.
El liderazgo basado en la resonancia negativa – que azuza el miedo y el odio hacia un supuesto enemigo – es un truco barato, un modo rápido y sucio de movilizar a un grupo hacia un objetivo común.  Resulta relativamente sencillo conseguir que un grupo comparta su odio o su temor porque, para ello, basta con establecer la amenaza apropiada.
Pero hay que decir que, desde una perspectiva biológica, el odio y el miedo cumplen con la función de predisponer a nuestro cuerpo a una respuesta breve e intensa de lucha o huida ante una amenaza y que, en caso de durar demasiado, termina extenuándolos”  (Goleman, Daniel; Boyatzis, Richard y Mc Kee, Anne. 2003.  El líder risonante crea más. 1ª ed. Buenos Aires; Plaza y Janés).
La democracia, al decir de Alain Touraine (Touraine, Alain, ¿Qué es la democracia?, Buenos Aires; Fondo de Cultura Económica. 1995) “es la búsqueda de la buena vida, porque es el régimen que reconoce a los individuos y a las colectividades como sujetos, estimulándolos  en su voluntad de vivir su vida y de dar una unidad y un sentido a su experiencia”.
Pero como también dice Alain Touraine, “no hay democracia sin limitación del poder”.  



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Juventud y tradición
Por Julio María Sanguinetti. La elección de jóvenes de hace cinco años llevó a las urnas 25.600. Aspirábamos a repetir la cifra, como un muy buen resultado, teniendo en cuenta que en esta oportunidad no hay candidaturas nacionales en juego y por lo tanto la movilización fue de los jóvenes, sin esa anticipación de la interna que suele darse. Y bien, en esta ocasión superamos los 26.500 votos, con un sistema que descarta cualquier voto doble o irregularidad y asegura la certeza del número.

Es muy importante esa organización. A lo largo de meses, la Comisión Electoral trabajó con el Ingeniero Diego Guidobono para construir un programa que permitiera seguir la elección en tiempo real. O sea que cada mesa iba informando cada votante, con su cédula de identidad y datos filiatorios. A lo largo de toda la jornada, teníamos el resultado exacto de la votación y así, al cierre había 24.421 votos, a los que hay que agregar unas mesas (unos 2.000 votos) en que los delegados no pudieron manejar adecuadamente el sistema de comunicación y su recuento será el tradicional.
Hoy termina el escrutinio que comenzó ayer con los dos departamentos del interior más votados, Salto y Rivera.
Hacemos esta narración porque es muy importante lo ocurrido. En una situación política de incertidumbre frente a las fórmulas electorales, esta demostración de brío y entusiasmo, levanta el ánimo.
Como dije en la noche, este viejo luchador de mil batallas todavía se emociona cuando ve una cola de ocho, diez muchachos, esperando para votar.
Realmente entusiasma ver esos grupos juveniles, algunos encuadrados en sublemas, otros totalmente independientes, cada uno definiendo su perfil. Es un legítimo orgullo.
¿Cuál es la explicación de este fenómeno político? La vigencia del Batllismo como ideología y del Partido Colorado como tradición. Ya sabemos que desde la dramática crisis de 2022 pagamos un injusto y exagerado precio político. Hoy todos, tirios y troyanos, reconocen la ejemplaridad del enfrentamiento a esa dramática crisis financiera que se nos introdujo en el país por la vía de los bancos vinculados a la Argentina. Desde entonces, nos ha costado el proceso de renovación, pese a proyectos interesantes que se dieron. Confiamos en que el año que viene podamos ofrecerle a la ciudadanía una fórmula política que genere la confianza y esperanza que anhelamos.
En todo caso, es importante también nuestra presencia en la coalición. Nuestra lealtad al proyecto, cuya idea lanzamos en el ya lejano mayo de 2018, reitera el valor del Partido Colorado en su vocación de gobierno. El sentido de responsabilidad propio de la historia sigue vigente y eso se acredita, día a día, en la contribución de nuestros representantes en el gobierno y en el Parlamento. Lo hicimos también en la LUC de un modo rotundamente expresivo. En Rivera, donde teníamos la mayor responsabilidad, se hizo un gran esfuerzo no solo para alcanzar la mayoría, que era obvia, sino para lograr una gran ventaja, como efectivamente ocurrió: los 34 mil votos de diferencia con el SI fueron más que la ventaja nacional, lo que transformó ese aporte en decisivo.
Esa condición de fuerza decisiva, se comprobó en esa oportunidad como ya había ocurrido en la elección nacional. Y se acreditará, en cualquier hipótesis, en la próxima. Aspiramos, como siempre, a alcanzar la mayoría, pero cualquiera sea nuestra posición, el Partido Colorado hará un aporte decisivo, imprescindible para la continuidad de una Coalición que le ha dado al país estabilidad en este mundo incierto, en que las democracias crujen ante la amenaza de los arrebatos populistas.
El Uruguay se destaca hoy por su salud democrática, su crecimiento económico y su paz social. Como siempre, esas son nuestras causas y a ellas les servimos con lo mejor de nosotros. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)



 



 

 
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