Nuestra Cancillería es una antología del disparate y de lo que no se debe hacer. Basta saber no sólo que Uruguay fue uno de los escasos países del mundo en votar contra la ayuda humanitaria a Venezuela, o que, días atrás, ordenó a todos sus funcionarios diplomáticos en el exterior no ostentar gestos que indiquen un reconocimiento a Guaidó o un menoscabo de la "representatividad" del narcodictador Maduro. Y quieren asustarnos porque Bolsonaro permite festejar el golpe de 1964, mientras Brasil corre tranquilamente tras acuerdos agropecuarios que nos dejarán más que relegados.
Otro tanto hizo Paraguay, con sus carnes, hoy ganando buena parte de Europa. Sin complejos pampeanos, y de la mano de productores uruguayos y argentinos. Aquellos que el FA y los K han desplazado a tierras guaraníes muy hospitalarias... Tanto que, extraoficialmente, ya han invitado a la atacada Conaprole a instalarse por allí...
Brasil, con celeridad, por un lado baja los aranceles para el ingreso de lácteos en su codiciado mercado, descartando proteccionismos mercosurianos y abriéndose a los excedentes de Europa y Oceanía, usualmente más económicos que los rioplatenses, y por otro negocia en los frentes más ambiciosos a favor de su producción agropecuaria.
Inclusive, no se descartan tratativas con Israel al respecto, durante la próxima visita del presidente Bolsonaro a este país, uno de cuyos objetivos principales es lograr que, irrigación mediante, el Nordeste, culturalmente  tan lacrimógeno y vicitimista  con su virtual "industria de la seca" -con el agua bastante más cerca de la superficie de lo que se imagina- pase a ser una potencia agrícola mundial, más allá de la cuenca del fértil Río San Francisco, principal exportador frutícola brasileño, cuya ciudad referente, Petrolina, recibe hasta vuelos cargueros de Luxemburgo. Brasil también podría negociar con Israel, mucho mayores cuotas para sus carnes, por ejemplo.
De la misma manera, en los próximos 90 días se acordaría, nada menos que con los Estados Unidos, una notable expansión para la oferta cárnica brasileña, lo cual puede y debe traer consecuencias regionales para el Cono Sur, en especial para Uruguay, diplomáticamente lejos de Washington, a cambio de nada y quizá extorsionado por Caracas, La Habana y otras favelas diplomáticas continentales, también al costado de un mundo, el real, al que Brasil lucha tenazmente por pertenecer.
Más aún: si la Hidrovía funciona, en buena medida es por la elección para utilizarla de los productores paraguayos. Ello, después de que años atrás el gobernador del estado brasileño de Paraná resolviera que la abundante producción agropecuaria guaraní, en tránsito al puerto de Paranaguá, pagase altísimos impuestos regionales. Destinó buena parte de la recaudación a catapultar a niveles insospechados a la industria naval asunceña. Sin embargo, hoy día, el gobierno paranaense y Brasilia están en perfecta sintonía, lo cual podría revertir esta situación, golpeando seriamente a Nueva Palmira.
Brasil está en lo correcto, defendiendo a sus consumidores y a sus mercados. El que, parafraseando al himno del vecino país, duerme "en cuna espléndida", es Uruguay. Prefiere la tonta burla y el insulto gratuito a Bolsonaro (ayudado por la obsecuente y mediocre prensa televisiva local) que el trabajo de su gente. Soberbiamente al costado del mundo...
¡Eso se paga! ¡Debe pagarse! Y caro.

Uno no pierde su capacidad de asombro cada vez que algún integrante de esta murga gobernante sale a la opinión pública para anunciar medidas, según ellos innovadoras. Hace poco el MPP informó que presentarían en el Parlamento un conjunto de leyes para renovar la confianza en la política. Según las encuestas estos están evaluados en penúltimo lugar con un porcentaje del 12%. Lo que parece una tomada de pelo, es que justamente el MPP, cuyo líder principal se caracterizó por ser el peor gobernante en la historia del Uruguay y donde se produjo el mayor despilfarro de dinero público. Un gobierno que dejó un déficit fiscal del 3,5% y al cual, el mentiroso de Astori relativizaba para evitar perder votos. Un gobierno que gastó más de lo que tenía y que para hacerlo creó un Ministerio de Economía paralelo en la OPP y así pasarle la pelota por encima al equipo económico de Astori. Situación que éste como vicepresidente dejó pasar; demostró su falta de carácter y su actitud sumisa.
A tal punto fue el derroche, que para catapultar a Raúl Sendic en una futura fórmula presidencial le permitieron que invirtiera en proyectos inviables en ANCAP, a tal punto que casi provoca su cierre. Algo insólito en el mundo ya que ésta es una empresa monopólica.  Se construyó una planta desulfurizadora que en principio costaría U$S90.000.000 y terminó costando U$S421.000.000 (me recuerda al Antel  Arena) y en cuya inauguración se gastaron U$S375.000. Para construirla se argumentó que separaría 30 toneladas de azufre por día y en realidad son solo 5. Se construyó ALUR para producir bioetanol  y para que sus balances no dieran pérdida se obligaba a ANCAP a comprar el producto al triple de su precio internacional.  Hicieron inversiones en plantas de cal y de portland que continúan dando pérdidas,  a pesar que las empresas privadas en competencia  generan ganancias. Esto es sólo la punta del iceberg del derroche en ANCAP, sin considerar que Raúl Sendic  utilizó su tarjeta corporativa para beneficio personal.  Sin entrar en detalles debemos agregar los millones dólares perdidos en la Regasificadora y el Puerto de Aguas Profundas, proyectos faraónicos que nunca se llegaron a concretar y en el primero de los cuales intervinieron empresas brasileñas corruptas afines a Lula Da Silva. Además tenemos al FONDES, que apoyó  proyectos inviables de amigos ideológicos  (Alas U, Paylana, Envidrio) a pesar que los informes técnicos ya lo advertían. Del  total de los montos prestados,  el 70% son considerados incobrables en virtud de no tener garantías de respaldo. Tenemos el reciente juicio que Lopez Mena le ganó al BROU por U$S14.000.000 más intereses por el aval en el payasesco remate de los aviones de PLUNA. Como frutilla de la torta tenemos la compra de sillas en la planta de La Teja de ANCAP que costaron U$S2.800 cada una.  Acaso los que las usan son discapacitados y necesitan sillas especiales o el mal uso que se les daba a las anteriores provocaba su rápido deterioro. Las excusas esgrimidas por Marta Jara son ridículas y para tontos. Si es mentiroso es de izquierda, si es de izquierda es mentiroso.
Este tipo de anuncios de austeridad en la política van  dirigidos a quienes no tienen ningún conocimiento del tema. Según una encuesta de la consultora CIFRA el nivel de indecisos ronda el 18% y según OPCION CONSULTORES dentro de ese porcentaje el 43% responde no tener ningún interés en la política y el 29% poco interés. Esto representa a quienes no saben en absoluto lo que está ocurriendo, por lo tanto están expuestos a creerse estas mentiras y volcar su voto en esa dirección. Por eso es importante que la gente se informe y así evitar tener la desgracia de soportar otro gobierno progresista,  incapaz y soberbio.  Imaginemos el voto como un bisturí oncológico.