La sociedad, la economía, la infraestructura y los servicios están prendidos con alfileres y atados con alambre colapsan por un suspiro que se puede llamar granizo, viento del oeste o sudestada, sequía, lluvias y apagones, gas, combustibles, transporte, todo...
Esto es consecuencia de años de imprevisión y abandono por un lado y de ausencia absoluta de gobierno y de estado por otro. Para ser preciso, desde hace mas de 12 años, los tres gobiernos progresistas, sin excepción, se han dedicado exclusivamente a consolidarse en el poder, preparar la sucesión o asegurar su reelección. De gobernar ni hablar, como mucho cuando las papas quemaban o hacían agua, bajar el fuego o tapar algunos agujeros, siempre apelando a desvestir un santo para vestir otro; la fácil y rápida.
Ya se ha dedicado más tiempo a destruir lo que había del que se tardó en construirlo.
Se acumula poder y nadie lo ve; se usa únicamente para sostenerse y acumular más, y como se ha escrito en varios artículos no hay ideología, si la hubiese habría al menos un plan, un proyecto, malo o bueno pero una línea de conducción. Y no lo hay porque de haberlo, el fracaso está dentro de lo posible y eso es intolerable, los avaros nunca pierden, no ven más allá de su larga nariz; solo existe lo que se ve y se toca.
El país entero está cruzado por un furioso brote esquizofrénico presidido por insanos, todos fuera de la realidad; los que mandan y los que obedecen, los que aplauden y los que critican. De la vieja España vino aquello que “los que duermen en el mismo colchón son de igual opinión” y creo que el que vive con un demente lo acaba siendo.
La reacción del presidente ante cualquier episodio revela sin lugar a dudas el grado de deterioro mental del gobierno y su entorno, hasta parece que cualquier cosa se justifica por una ilusoria, irreal y mentirosa bonanza económica. Lo grave es que todos lo saben o al menos lo presienten; lo gravísimo es que estas conductas son compartidas por todos los sectores sociales, desde los presumiblemente más capacitados y por ello más responsables hasta los más carenciados.
Se reemplaza la realidad por una fantasía ilusoria y no se hace por ignorancia sino por la cobardía de perder el castillo de naipes en que viven o la comodidad de no tener que definirse. De allí que se ha hecho hábito hablar con eufemismos y confundir causas con consecuencias.
Es cierto que la estupidez no tiene límites y también es cierto que no tiene tratamiento.
Sé que esto no resuelve nada; escribirlo me afirma en lo que creo y me sirve de descarga a la vez que conozco la gratificación que significa poder leer que otro piense lo mismo. Por eso a quienes lo comparten, fuerza, no hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte.

La Real Academia Española de la lengua define calamidad como -una desgracia o infortunio que alcanza a muchas personas-.
Venezuela es una calamidad . Una calamidad inexplicable en el tercer milenio.
Solamente en la cuna del neo-realismo latinoamericano se puede explicar la novela surrealista que como con inercia propia parece llevar a un desenlace trágico en la nación Venezolana.
Tragedias y calamidades políticas no son nada nuevos para ese país. Un país que en su gestación perdió más de quinientas mil almas, la mitad de su población en la época del proceso libertario que pariera a Colombia,Ecuador y la hoy trágica Venezuela.
La tragedia venezolana tiene todos las características de una novela del neo-realismo latinoamericano. Un presidente loco, un secuaz principal Diosdado Cabello quien en total corrupción intelectual y moral es el ideólogo de la trama de la novela, su hermano que anda haciendo los mandados y una pléyade de pseudo militares que en forma vergonzosas han olvidado su juramento de servir a su patria.
Venezuela es hoy un narco estado. Es por ende un estado fallido que no cumple con las mínimas definiciones de lo que un estado moderno debe proveer a su gente. Ni hay salud ya que la crisis e esta materia es terminal, la gente muere como moscas en la calle ante el embate de una violencia endémica y el hambre sobrevuela esa otrora próspera socidad como un buitre que planea ominosamente por el aire buscando corderos para matar.
Lo peor de toda esta calamidad es que es tan innecesaria. Fruto de las acciones de gente que nunca tuvo la capacidad intelectual de realmente aquilatar las consecuencias de sus acciones y que en definitiva quisieron tomar el clásico camino latinoamericano del deber ser sobre el ser.
Las cuestiones de los humanos y de los países son como son, no como quisieramos que fueran. Podemos intentar cambiar esa realidad . El error es pensar que un sistema , una filosofía que fracasó en cuanto lugar se quizo aplicar, el marxismo, por algun motivo misterioso fuera la solución para Venezuela o para alguna otra nación fuera donde fuera. Sin duda es la solución para una sarta de asesinos malandras que buscan encarmarse en el poder en el camino llenándose los bolsillos a expensas del pueblo, pero no es más que eso, gangsterismo disfrazado.
Lo peor, lo más triste es que no había que ser ningún genio para ver q hace más de un lustro que este iba a ser el futuro de Venezuela. Desde que asumió el ridículo y simiesco Tte. Cnel. Chávez Frías el poder, los dados estaban echados. Esta calamidad era inevitable.
¿El tema hoy es cómo Venezuela sale de esta trágica encrucijada? La verdad es poco probable que lo haga. A pesar del heroísmo de su pueblo la organización criminal que ha formaron Chávez, Diosdado Cabello y el ridículamente peligroso Maduro basado en la corrupción absoluta de las fuerzas armadas, policiales y la creación de inmensas fuerzas parapoliciales no será fácil de dominar.
Mientras el petróloeo fluya,  aunque barato, la droga pase y deje sus repugnantes cuotas de muerte y sangre y sus billones de dólares, y los criminales que hoy gobiernan ese desdichado país no se peleen entre si difícilmente la situación de Venezuela cambie.
Solamente si un sector militar, un arma ,se rebelara, o un movimiento civico militar se autogenerara podrá ser decapitado este remanente del Marxismo internacional y latinoamericano.
No parece que esto vaya a suceder. La ’Doctrina Monroe’ no es aplicable en este caso ni parece que los yanquis estuvieran dispuestos a hacerlo.
Solamente con el apoyo claro y contundente de los países libres de América   podrá salir Venezuela de esta calmidad.
La vergonzosa posición, la inexplicable posición de Uruguay en el Mercosur ya indica que los venzolanos están solos.
Lo increíble, lo inexplicable es que aún hoy hayan gobiernos y personas que apoyen a Maduro y su banda criminal.
Será materia de análisis para los historiadores del futuro todo este proceso de decadencia y horror en un país que fuera de los más prosperos del continente.
La pregunta de fondo es si los íbero americanos estamos listos para la democracia y si esta es un forma válida de gobierno para países como los nuestros.
La democracia requiere frialdad en la toma de decisiones, disciplina para ejecutarlas y paralelamente tolerancia a los que piensan distinto. Una rara combinación sin duda que no está hoy presente en muchos de nuestros países, sufriendo todos de la maldita herencia borbónica que tanto nos limita y cuestiona.
Venezuela es una calamidad. Difícilmente ni deje de serlo ni cambie el gobierno actual que la despedaza.
No parece probable , sin cambios en las relaciones de poder en el artibulado país que la sangre derramada por tantos héroes anonimos sirva de nada. El estado de calamidad venezolano se mantendrá hasta que caiga por las luchas intestinas entre la banda criminal que ‘gobierna’ ese país.
Lo importante ahora para el resto de latino américa demócrata es no cejar en ejercer presión contra maduro y su banda en todos los ámbitos que correspondan , comerciales, políticos y sociales.
El problema es que la democracia en nuestro continente es aún en la mayoría de los píses una obra sin terminar . Esto sin duda condiciona a los verdaderos demócratas que quieran apoyar a la liberación de Venezuela.
Más importante aún debe ser que los demócratas de todos los países  nos plantemos frente al Neo-Marxismo latinoamericano en todas sus expresiones, no sea que la calmidad venezolana se extienda por el continente llevándo a un período de oscuridad y muerte sólo comparable a las peores épocas de nuestro pasado colonial y post colonial.
Sea como sea Venezuela, hoy, es una calamidad que todos los demócratas debemos evitar que se extienda hacia otros países y territorios.
Para cualquier analista serio es realmente difícil afirmar hoy, que la Democracia subsista en nuestro contienente ante la aparente dificultad de los latinoamericanos de entender realmente las virtudes del sistema y por consiguiente las obligaciones que el sistema democrátcio lleva implícitos.
El futuro de la democracia en nuestro continente está en peligro. Venezuela es un ejemplo.
Los demócratas de todos los países deberemos plantarnos firmes ante los cantos de sirena del neo- marxismo latinomericano que nos intenta acorralar. Es lo que debemos hacer.
Lo contrario será una calamidad  como la de Venezuela, en todo nuestro contienete.
Una tragedia histórica.