Edición Nro. 2084 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 14 de septiembre de 2018
 
 
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TURBINAS ARGENTINAS - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
El perro y su cola
  • “No basta con ser patriota, también hay que acertar”.
    Manuel Azaña
La actual y, tal vez, transitoria tranquilidad de la economía y de la política me permiten hoy hablar de los problemas más graves y permanentes del país, en especial de uno al cual, de no encontrársele una solución a largo plazo, veremos crecer y complicar más aún nuestra evolución histórica como sociedad.
Me refiero tanto a la pobreza estructural, que ha castigado desde hace décadas a un enorme porcentaje de habitantes del Conurbano, cuanto a la complicación social y política derivada de la colosal concentración de esos marginados, y por eso fáciles presas del clientelismo más abyecto, alrededor de Buenos Aires, aunque afecta también a otras grandes ciudades, como Rosario o Mar del Plata. 
Es cierto que la reciente y fortísima devaluación, y el consecuente incremento de la inflación, obligan al Gobierno a adoptar medidas coyunturales que permitan no sólo tranquilizar la inquietud social, expuesta en numerosos episodios de nuestro pasado, sino hasta garantizar la supervivencia de muchos niños y hasta de familias enteras; pero esas medidas, sobre todo los subsidios y los planes, deberían ser precisamente eso, remedios excepcionales para situaciones agudas, y no transformarse, como ha sido, en una terapia crónica, que sólo sirve para mantener en la miseria y la marginalidad a quienes los reciben, ya que éstos tampoco son obligados, en la práctica, a trabajar o a atender a la salud y a la educación de sus hijos.
Me parece que es hora de que una de las mejores funcionarias de las que dispone el Presidente Mauricio Macri –me refiero a Carolina Stanley, la excelente y comprometida Ministra de Salud y Desarrollo Social de la Nación- desdoble una vez más su gabinete de asesores. Quiero decir con ello que, además de ocuparse de las incumbencias sanitarias y de negociar con las organizaciones sociales los crecientes sistemas de apoyo nacional a quienes, de un modo u otro, se han caído del mapa económico, destaque un equipo a pensar, a mediano plazo, en mejorar el futuro, es decir, actuar simultáneamente sobre la reinserción laboral de los afectados y, a la vez, sobre la redistribución geográfica de los mismos, en un país casi desierto. 
Porque resulta de todo punto de vista injusto, y hasta criminal, que se siga desperdiciando tal enorme cantidad de dinero, que se extrae sólo de las actividades productivas y de los confiscatorios impuestos que pagan los ciudadanos que tributan (castigando así al desarrollo de la economía, al empleo registrado y al consumo) y de la ANSES, perjudicando aún más a los ya tan empobrecidos jubilados, sin tocar ni un pelo de la estructura del gigantesco Estado. Mientras así se siga haciendo, el perro continuará mordiéndose la cola.
El gasto social, como está orientado actualmente, producto del diseño clientelar del peronismo, convierte a la Argentina en un país absolutamente inviable, en un mundo que se hartó de prestarnos divisas para que las dilapidáramos.
En primer término, resulta indispensable terminar con las llamadas “jubilaciones de privilegio”, de las que gozan tantos ex funcionarios y legisladores, ya que constituyen un factor innegablemente irritante para una sociedad que se ve obligada a apretarse mucho el cinturón y que ve recaer diariamente en la pobreza a muchos que habían conseguido salir de ella; éstos, como es natural, son víctimas de un resentimiento que puede transformarse en un peligrosísimo caldo de cultivo para cualquier aventura destituyente.
Para solucionar todos esos problemas, sugiero que, tan pronto superemos diciembre, un mes clave si los hay para esta situación, comencemos a construir un círculo virtuoso, destinando parte del gasto, hoy improductivo, y con la colaboración e interacción de capitales privados, a la construcción de viviendas sociales, escuelas y centros de salud en el interior del país, en especial en aquellos lugares donde la fuerte devaluación ha incrementado la posibilidad de exportar productos de todo tipo y en los cuales falta notoriamente mano de obra. Entonces, y sólo entonces, resultará posible exigir a los beneficiarios de esa mal entendida, y mal encarada, caridad el cumplimiento de los requisitos y contraprestaciones que la propia ley originalmente les imponía y que hoy han sido olvidados.
Las ventajas de las acciones de este tipo son tan claras que casi resulta superfluo enumerarlas: mejoramiento en la calidad de vida, crecimiento de la actividad industrial y agropecuaria, generación de empleo legal, solución del problema habitacional, reinserción laboral de los beneficiados, incremento del consumo, acceso al agua potable y las cloacas, elevación del nivel socio-económico, disminución en la conflictividad social, efectiva escolarización y control sanitario de los niños, reducción significativa en la dependencia del gasto público, etc.
Los mecanismos para llegar al principio de ese camino de beneficios ya existen (fideicomisos público-privados) y, además, los proyectos de este tipo son beneficiados por fondos internacionales que se encuentran a disposición, muchos de ellos podrían recibirse bajo la forma de verdaderas donaciones de los organismos multilaterales para el desarrollo, como BID, CAF, etc.
La radicación de familias en las provincias del interior del país, que sin duda serían atraídas por la posibilidad concreta de mejores ingresos, vivienda digna y un futuro mejor para sus hijos, permitiría descomprimir muchas de las actuales villas de emergencia, donde conviven una mayoría de pobres pero dignos ciudadanos con el delito y la droga de unos pocos. A cualquiera que dude de esta afirmación le planteo una simple comparación: cuántos son los concurrentes a las marchas y piquetes, que tanto complican la vida en nuestras ciudades, con los cientos de miles de habitantes de esos asentamientos que, supuestamente, padecen los mismos males y sufren idénticas carencias.
La Iglesia Católica, que ha decidido mezclar, sin ton ni son, las cosas de Dios con las del César (por ejemplo, cuando opina sobre los acuerdos con el FMI) debería contribuir eficazmente a difundir estas propuestas, salvo que sus intereses terrenales e ideológicos actuales pasen exclusivamente por potenciar la conflictividad social y desestabilizar al Gobierno, a través de sus distintos voceros, sean obispos o pseudo dirigentes sociales. Por lo demás, si actuara positivamente, con seguridad contaría con la tan importante y necesaria colaboración de los evangelistas y del resto de las comunidades religiosas de otros credos.
Esta nota puede sonar grandilocuente, pero la escribí con la sana aspiración de dejar a nuestros descendientes un país viable y confiable, absolutamente mejor que éste al cual, con tanto esfuerzo y dedicación, nos hemos dedicado a destruir hasta los cimientos. Confío en que así se entenderá.



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¡Apunten! ¡Fuego!
  • No duelen prendas al afirmar que las Fuerzas Armadas constituyen el pato de la boda de un gobierno que no pudo sostener la promesa electoral, y que sancionó nada menos que al Comandante en Jefe del Ejército por defender lo poco, muy poco que ganan los soldados servidores de la patria.
Vaciado hasta el último vintén el bolsillo de la gente, con un tercio de los habitantes del país en condiciones de pobreza sin expectativas, desde las redes sociales y prensa independiente se ha emprendido una furibunda campaña que apunta a frenar el despilfarro de todos y cada uno de los organismos de gobierno. Despilfarro que no ha podido contener la conducción económica, burlada de conformidad por los ministerios, Poder Legislativo y gestión de los directorios de los Entes Autónomos y Servicios Descentralizados, en donde la monopólica ANCAP ha sido vaciada sin que al Poder Ejecutivo se le haya movido un pelo para frenar el generalizado desquicio.
A más de un millón de compatriotas no le alcanzan sus ingresos para llegar a fin de mes. Han proliferado como nunca en la historia del país, las entidades financieras de crédito a tasas usurarias que ofrecen plata por unos pocos días. Sin perjuicio, hoy, la gente come poco y mal.
Cabe destacar, además, que toda una línea de créditos se ofrecen sin control en los grupos de compra-venta de Facebook, y en muchos casos ni siquiera es necesaria una firma. Los requisitos son mínimos y la oferta amplísima. Acceder a una consulta no cuesta más que enviar un mensaje de Whatsapp. Sin costo alguno se puede consultar si el interesado está afectado en sus posibilidades para acceder al crédito, y qué tipo de cuotas conformarán el plan de pago de una solución de coyuntura.
Da vergüenza exhibir que la mayoría absoluta de las jubilaciones y pensiones condenan a los pasivos a una vida indigna, con todas las baterías gubernamentales apuntando en estas horas a la Caja Militar. No duelen prendas al afirmar que las Fuerzas Armadas constituyen el pato de la boda de un gobierno que no pudo sostener la promesa electoral, y que sancionó nada menos que al Comandante en Jefe del Ejército por defender lo poco, muy poco que ganan los soldados servidores de la patria.
Condenados a la miseria más alarmante, el soldado debe convivir con la delincuencia en los peores barrios y asentamientos de todo el país.
La reforma que se pretende imponer a la Caja Militar se traduce en que hay que apretar más el torniquete. Y cabe la pregunta: ¿hasta cuándo?
En el plano personal, que por cierto traduce el pensamiento colectivo, estoy harto del economista sabelotodo que cada vez que aparece en los medios de comunicación lo hace para acreditar, argumentar y testimoniar su talante acomodadizo y pérfida gestión, utilizando un tono doctoral que siempre gira sobre lo mismo: justificar las mil y una maneras de joder a la gente. Nos referimos, concretamente, a la catarata de impuestos y contralores lesivos y excesivos en cada casa de familia. Se hurga con impunidad manifiesta en las cajas de cada comercio en todos los rincones del país; se aplican a diestra y siniestra multas de todo tipo que se integran al despojo vergonzoso que representan las tarifas de ANCAP, UTE, OSE y ANTEL, y  debemos tolerar, aún, que este grupo indecente, insolente e indeseable de políticos octogenarios nos manoteen para exprimirnos aún más con el IRPF para los activos, el IASS para los pasivos, y  los consabidos adelantos por el IVA y por el BPS para el grueso de la población.
En Disneylandia, chocheando ya, el ministro de Salud Pública aparece por televisión para inculcarle a la población “hábitos saludables”, cuando dos millones de habitantes en tres comen mal; muy mal porque la plata no alcanza.
En estos últimos días se ha profundizado la grieta que divide en dos a la república. Por un voto gobiernan los “buenos”; por un voto político se sanciona disciplinariamente a la máxima jerarquía militar, y por un voto prosigue a tambor batiente el despilfarro.
En medio del pandemónium político frenteamplista, Astori, que se la juega en la emergencia, advierte que se frustran sus aspiraciones de ser el próximo presidente de la república.
Dominados y empobrecidos por esta “burrocracia”, como bien define y califica Laetitia D'Arenberg, en un acto de reprochable y falso machismo, y de un plumazo, el presidente de la república metió preso al Comandante en Jefe del Ejército. ¡“Guarde arresto Manini”!
¿Dónde estabas, presidente, cuando los docentes de todo el país te desobedecieron flagrantemente, al punto que debiste claudicar cuando en una fría tarde de agosto de 2015 se te ocurrió decretar la esencialidad de los servicios educativos en Primaria, Secundaria y UTU?
La ciudadanía atraviesa las peores horas nacionales, solo superadas por las sangrientas revueltas partidarias que se sucedieron apenas declarada la Independencia Nacional en el  siglo XIX. (El 25 de Agosto de 1825, y no el 25 de Mayo, señor Presidente de la República, y Directora de ¿Cultura? de la Intendencia Municipal de Paysandú).
Ricardo Garzón

 
















 














 

 

 
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