- Superando colores partidarios, reconozcamos que una verdadera reconstrucción cívica del país, necesita propuestas coloradas expresivas, fuertes, sanas y desafiantes. La patriada asumida por los ex presidentes Sanguinetti y Batlle, prácticamente poniéndose el Partido al hombro, en tal sentido beneficia a toda la oposición y a la democracia misma. Blancos, cívicos, independientes o de la Concertación también deberían reconocerlo…
¡Admitámoslo! ¡Es cierto! Durante el primer gobierno del Dr. Sanguinetti, nos opusimos -con válidas razones- a excesos de tolerancia en materia de educación y cultura para con la izquierda marxista, aspecto relativizado por las urgencias de la transición política instrumentada en ese momento (después, y hasta el Filtro, Lacalle
-que sin algunos colorados no hubiera podido gobernar- iba a empeorarla, aparentando apreciable condescendencia con la ultra izquierda folklórica, aún peor…)
También objetamos la gestión de Pluna desde mediados de 1985. Inclusive, desde esta misma página, fustigamos al Dr. Batlle (quien jamás molestó a un periodista), apenas asumiendo su presidencia, por designar directores no especializados en Pluna Ente, o a Gabriel Gurméndez en Antel y el Ministerio de Transporte.
No obstante, advertíamos reiteradamente entonces, que si gobernase el FA, todo sería exponencialmente peor. Lo demostraba su gobierno municipal montevideano; la ya flechada Udelar, y la realidad de diversos estamentos que controlaban ( grandes sectores del periodismo, del Poder Judicial, la educación, los sindicatos y la “cultura”, (cada vez más sectaria), reescribiendo la historia. Surgía otro Uruguay insoportable…
Los Partidos Tradicionales, pensando que no se pasaría de ese statu quo, tampoco apoyaron dura y decididamente a sus exponentes periodísticos o artísticos, concediendo una victoria geométrica al gramscismo.
Luego, el Dr. Sanguinetti realizó una mejor segunda Presidencia, entregando el gobierno a un correligionario histórico. Sin embargo, desde la prensa, el Dr. Pasquet advertía que el Uruguay futuro elegiría a quien ofreciera fórmulas que la gente creyera “batllistas”. ¡Acertó! Experto en robar banderas, el FA, habiendo arañado anteriormente un pedazo del poncho de Aparicio, se lanzó tras el batllismo, “vendiéndolo” caprichosamente como algún “socialismo” de los que ofrecía.
También robaba otras banderas, entonces defendidas vehementemente por representantes colorados, como Washington Abdala: los derechos de las minorías sexuales. Increíblemente, hoy esos grupos, mayormente apoyan a una izquierda adoradora de Guevara, el cruel homofóbico…
Tras lo que hasta Mujica definió como las “Siete plagas” soportadas por el presidente Batlle -¡el gobierno más respetuoso de la libertad de prensa del Uruguay en medio siglo!-, desde la aftosa hasta la debacle del 2002, sumada a la constante erosión cultural y gremial, ganó el Frente, mintiendo hasta sobre niños comedores de pasto…
Sus mayorías parlamentarias permitieron bestialidades; desde el desprolijo cierre de Fucac -algunos de cuyos clientes aún no cobraron- hasta entregar el 75% de Pluna a Leadgate. Añádase la restitución de carreras militares y policiales, no siempre de “víctimas” del proceso, -habitualmente hasta el improbable grado máximo-, mientras reinaba un dólar aplanado perjudicando enormemente industria y turismo.
A un lógico silencio batllista, se contrapuso el ruido de “politólogos”, que más que analizar cifras parecían desear una extinción del Partido Colorado para definir otro bipartidismo netamente favorable a un frenteamplismo que apostaba a una larguísima supervivencia estilo PRI mexicano.
Nadie quería escuchar a viejos líderes. Nadie, ni los del palo.
Parecía sobrar plata falsamente dulce con reiterados viajes de bagayo hacia Miami.
¿Obras? ¡Nada! El carnaval de las Commodities parecía eterno…
Pocos advertíamos, alarmados, la realidad, y un posible triunfo de Mujica en 2009. Vizcacha negaba estar interesado. Su victoria -y otro triunfo municipal frentista- evidenció nuestra decadencia moral , intelectual y hasta estética..!
Probablemente el Partido Colorado se apuró a festejar su 26,5% en las elecciones de 2009. Menos de 14% de votos en 2014, apoyan esa tesis…
Ante tal cuadro, a sus ochenta largos, los ex presidentes, con sus aciertos y errores, se cargaron el peso partidario y de buena parte de la oposición a sus espaldas, casi como un último y postrer servicio patriótico. ¡Como lo habría hecho Pacheco, el otro gran referente colorado! Desde la prensa -su mundo- Sanguinetti (con quien coincido que en cualquier departamental colorada hay más equipos que en estos gobiernos), o desde Facebook, Batlle, mantienen una lúcida antorcha democrática encendida , proponiéndonos provocadoras reflexiones. ¡En rigor imprescindibles….!
Javier Bonilla

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