Edición Nro. 1979 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 12 de agosto de 2016
 
 
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HOY ESCRIBEN f
Agustín Tajes     
¿Qué logros?
Una vez más el Cr. Astori se ríe de nosotros, cuando para justificar este nuevo ajuste nos explica, con ese aire doctoral, que lo que está haciendo el gobierno es para “consolidar los logros” y lo primero que se me ocurrió pensar, al oír ese disparate, fue preguntar ¿qué logros?
¿Será que están tan seguros de que los uruguayos somos tan fáciles de engañar?
Y la respuesta debería ser que sí, ya que lo vienen haciendo desde 1989, cuando ganaron la Intendencia de Montevideo y después de 26 años y de habernos triplicado los impuestos, nuestra ciudad Capital sigue siendo un desastre.
Luego, en 2004 al designar a Astori futuro Ministro de Economía, en la misma puerta del FMI en Washington, lograron captar los votos de algunos incautos, suficientes para ganar las elecciones nacionales con mayoría parlamentaria propia.
Pese al fuerte viento de cola de esos años, la gestión no fue maravillosa y con Mujica como candidato llegamos al 2009 en situación de incertidumbre. Astori fue rival del Pepe en las internas y desde el ala radical de dieron con un fierro, pero después lo pusieron de candidato a Vice, para volver a pescar a los mismo incautos, con el mismo cuento, de que estaría al frente de la economía.
En ese segundo gobierno, el despilfarro se acrecentó y si en el primero la deuda creció un 50%, llegando a unos 22.000 millones de dólares, en el del Pepe (con Astori al mando del equipo económico) subió un 100% más y llegó a 45.000. A eso debemos agregarle que el déficit llegó al 3,5%, con un dólar planchado que nos hizo perder competitividad y la economía ya en picada.
Claro que no por eso dejaron de pedalear la deuda y pocos días antes de las elecciones colocaron 2.000 millones en bonos, con el eterno cuento de que nos siguen teniendo confianza.
Entonces, por tercera vez, nos volvieron a engañar con la misma mentira y Tabaré aseguró que Astori volvería a ser el Ministro de Economía, como si eso fuera garantía de algo.
¿No se dio cuenta la gente de que el Contador había sido el artífice del desastre? Eso solo debería haber sido el motivo de que la gente votara cualquier otra opción que no fuera el Frente, pero no, Astori debe tener algunos genes del Flautista de Hamelín, porque al son de su flauta nos ha llevado al abismo y continúan siguiéndolo una y otra vez. Ni siquiera se han dado cuenta que siempre pierde las internas, porque la mayoría del Frente no está de acuerdo con él y que si lo ponen es porque así pueden captar los votos de quienes, justamente, no piensan como esa mayoría. Claro después esa mayoría, que está en lugares claves para los progre populistas, se encargan de despilfarrar todos los recursos que se necesitan, para poder llevar adelante una verdadera política de desarrollo.
Y, en ese contexto, han pasado 11 años sin que se haya hecho absolutamente nada en ese sentido y por eso la pregunta salta sola ¿A qué logros se refiere Astori, cuando nos cuenta que el ajuste es para consolidarlos?
Cómo no tienen una sola obra para mostrar, nos quieren hacer creer que la disminución de la pobreza y la inclusión en el sistema sanitario es algo digno de ser destacado. Todo mentira, hay más asentamientos, más gente en situación de calle, más niños nacen en situación de pobreza, la educación es un desastre y el futuro esos niños será el de ser tan pobres como sus padres o más.  
Claro que los datos estadísticos dicen otra cosa, porque, como hacía el INDEC en Argentina, se dibujan y se manejan los índices para que personas que en realidad no ganan ni para pagar un alquiler, los incluyan en la clase media. Por otro lado, la tan mentada reforma de la salud, lo único que hizo fue burocratizar el sistema, al centralizar su control en el Estado, sin mejorar los recursos y por ende, empeorando la calidad de esos servicios, que ahora pagamos entre todos y mucho más caros.
La inseguridad ha sido un flagelo, que nos ha castigado todos estos años, sin que pudieran combatirla eficientemente, demostrando también allí, la misma ineptitud que para las otras áreas.
Ni hablemos de la honestidad y trasparencia con hacían gárgaras en las campañas electorales. Basta con citar a los casinos de la IMM, ANCAP, ANTEL, el FONDES, los negociados con Venzuela  e infinidad de otros casos en los que no sólo nos han costado cientos de millones de dólares (en realidad, miles), sino que fue evidente el manejo turbio de los recursos públicos que la ciudadanía les confió.
Y entonces, ya en la debacle, con una deuda que aumentó significativamente en el último año y un déficit que trepó al 4%, en lugar de recortar el despilfarro y pese a la promesa electoral de no aumentar la carga impositiva, nos vuelven a dar con un caño.
Y ¿saben quienes pagan la fiesta?, la misma clase media que los votó, porque creyeron que Astori era garantía de una buena conducción económica y que iba controlar al ala izquierda, con la que no tienen ninguna afinidad.
Hemos escrito mil veces que esto es así y cada vez que pasaba y recurrían a la misma manganeta, volvíamos a advertir que si ganaban nuevamente, esto se repetiría una vez más, pero, no hay peor sordo que el que no quiere oír y acá estamos, soportando la burla de este soberbio, que encima de esquilmarnos se nos ríe en la cara.
Quizás alguna vez nos demos cuenta.
Michael S. Castleton- Bridger
Son los paradigmas, tonto
Usando una licencia literaria aprovechamos las palabras del ex-presidente de los EE.UU. William ‘Bill’ Clinton aunque él se refiriera a la economía de su país.
En el Uruguay la cosa es bastante más complicada. Nuestros desvelos como sociedad no se pueden simplificar solamente como un problema económico.
En Uruguay hay dos países con paradigmas políticos contrapuestos y posiblemente irreconciliables. Peor, cada una de estas corrientes pareciera contener más o menos la mitad de la población votante.
Por lo tanto hay una mitad de los uruguayos que pretenden un país y una economía solidaria, sin duda, pero más o menos eficiente, más o menos aggiornada y más inserta en el mundo globalizado que menos. Una mitad de uruguayos que no sueñan con un estado paquidérmico y omnipresente que ocupe el lugar de una niñera autoritaria en la vida de todos nosotros.
Pero, hay otra mitad que parece que ni se han podido destetar nunca de los paradigmas batllistas ni de los de la izquierda internacional, lo cual es mucho peor.
En efecto, esta mitad de los uruguayos con tanta nostalgia, parece no querer admitir que estamos ya en el tercer milenio, y que tanto Marx como Batlle fueron, por excelencia y por definición hombres de su tiempo.
Esto no quiere decir que en su tiempo estos hombres no fueran claves, pero en su tiempo, que ya pasó, y lo que sirviera hace cien o ciento cincuenta años no necesariamente es aplicable en nuestros tiempos, ni transferible a nuestros tiempos.
Es así que la mitad de los orientales no podemos ver si no es con preocupación y alarma que significativos sectores de la izquierda uruguaya suscriben teorías totalmente perimidas y absurdas.
La izquierda, recientemente, en la persona de la joven diputada Macarena Gelman, ha dado clarísimas muestras de lo dicho con su absurda posición de rechazo a la financiación, beneficios impositivos mediante, por parte de empresas privadas de universidades privadas. Lo peor, por abiertamente reconocidos motivos ideológicos.
En el mismo sentido no pueden más que alarmar los permanentes ataques de buena parte de la izquierda vernácula al concepto de la propiedad privada, o peor aún al mismo sentido común cuando diputados del Frente Amplio sostienen que los abanderados en las escuelas no necesariamente deben ser los niños más estudiosos. O, lo peor, que la izquierda obligue a todos los uruguayos a un sacrificio cada vez mayor para una educación pública que ya está paradigmáticamente perimida en cuanto al cumplimiento de sus cometidos básicos, educar a la gran mayoría de los orientales. Ni más ni menos.
La cuestión no es ya entre izquierda y derecha, pareciera ser entre paradigmas de sentido común y cómo enfocar la propia existencia de los orientales en sociedad.
La pregunta es entonces si la ya centenaria división de por lo menos la mitad de los orientales sobre líneas políticas ya centenarias no estará tan perimida como las ideas tan populares en la izquierda.
La cuestión yace en los paradigmas básicos de cada sector de la sociedad; la cuestión no parece ser puramente política en el sentido partidario.
¿No será tiempo de enfrentar paradigmas vitales en lugar de perdernos en frustrantes e interminables disquisiciones políticas?
El Uruguay al igual que, curiosamente, buena parte de la población Argentina, está estancado en el pasado. Unos con el neo-socialismo de principios del siglo pasado, y nuestros primos del sur con el populismo fascistoide del Cnel. Perón y sus secuaces.
Difícilmente, hasta que tanto orientales como argentinos exorcisemos esos fantasmas del pasado, nuestros países salgan del atolladero en que se encuentran.
No es solamente cuestión de economía o política, es cuestión de paradigmas.
Carlos Asecas
Los resentidos de siempre
Genera bronca e incomprensión, que ciertos sectores del frente amplio, cada tanto salgan haciendo declaraciones de resentimiento. Para ellos sólo funciona cuando las cosas las hace el estado y todo lo privado es basura. Este comentario viene en referencia a la iniciativa que plantearon y fue votada afirmativa en Diputados, con respecto a la donación de privados, para la enseñanza privada. Quienes la  respaldan han salido a decir la verdad a medias, pues no sólo se beneficia la enseñanza privada, sino también la pública.
Quienes plantearon esta modificación tienen tanto odio acumulado en su interior, que no soportan nada a su alrededor, están peleados con el mundo y si en algún momento necesitaran una transfusión de sangre, habría que inyectarles suero antiofídico. Tanto que  confían en la enseñanza pública, estaría bueno saber cuántos envían sus hijos a la misma. Uno de los defensores es el diputado Luis Puig, que para la tribuna se hace el populacho, sin embargo enviaba a sus hijos al Colegio Los Maristas, ubicado en 8 de Octubre y Jaime Cibils. Más de una vez lo ví en persona, abonando la cuota, así que ahora no se haga el distraído.
 Estas actitudes se vienen reiterando hace un tiempo y comenzaron cuando el diputado Alejandro Sánchez apuntó sus baterías contra el Liceo Jubilar. No sólo fue en ese caso, sino que también criticó la Teleton. Lo que no dicen es que si estas instituciones funcionaran a nivel público, estarían en bancarrota, pues en el estado se vuelcan inmensas cantidades de dinero y después los resultados, no se ven. Los sindicatos mandan y el frente no los enfrenta, pues en las próximas elecciones necesita sus votos. La consigna de la izquierda es mantener el poder sin importar cómo. Vemos diariamente las quejas de padres en distintas partes del país, por el pésimo estado de colegios y liceos. A nivel de la salud se sigue observando, que ambulancias que quieren ingresar pacientes en hospitales públicos, tienen largas horas de espera.
Esto nos demuestra el fracaso total del socialismo que defienden y que lo vemos reflejado en países cercanos como Venezuela y Cuba. Quienes defienden ésta filosofía perimida, parece que no se enteraron que en el año 1989, cayó el muro de Berlín y no porque sí Rusia decidió dar ese paso.
Ojalá este mamarracho sea modificado en la Cámara de Senadores, de lo contrario miles de estudiantes, que no son "oligarcas", perderán la posibilidad de obtener becas y completar sus estudios. Quienes plantearon esto, nos les preocupa ya que es bien sabido que odian a los universitarios. El Pepe Mujica ya lo declaró en su oportunidad.
Alberto Medina Méndez
Un obstáculo para el progreso

Existen muchos temas políticamente incorrectos que jamás se abordan. Indudablemente, uno de los más postergados por los dirigentes y la sociedad es el de la imprescindible reforma a la legislación laboral vigente.
Los políticos recitan grandilocuentes discursos hablando de la importancia de generar empleo genuino, incrementos reales en los niveles de ingreso actuales de los trabajadores y mejores oportunidades para todos. La sociedad en su conjunto lo reclama esperando que los gobiernos y las empresas implementen decisiones inteligentes para lograr esos objetivos.
La comunidad siempre busca culpables pero inexorablemente selecciona solo argumentos tan simples como incompletos, tan lineales como falaces. Algunos creen que el problema de fondo pasa por la incapacidad de los dirigentes políticos y su inoperancia serial, mientras otros prefieren apuntarle a la avaricia, insensibilidad e inmoralidad del empresariado.
Esa demanda social es una realidad pero los resultados hasta la fecha son paupérrimos. Tal vez sea este el momento de repensar la cuestión y hurgar en nuevas visiones más comprometidas que expliquen este fenómeno, para dedicar luego todos los esfuerzos a la búsqueda de las verdades soluciones.
Si en estas latitudes no se genera más empleo, ni se dispone de una mejor retribución al trabajo es justamente por como razona la sociedad toda y, por ende, por como responde la política a esos planteos.
La legislación laboral reinante explica buena parte de la problemática. Las regulaciones en el ámbito del trabajo han construido un absoluto engendro casi indestructible. Su fortaleza reside en las creencias de la gente que prefiere desvincular lo que ocurre a diario con su visión del tema, solo porque se ha convencido de que ciertas premisas son indiscutibles.
Los empresarios que emprenden la audaz aventura de crear empleo registrado saben de las elevadas erogaciones de esa determinación. El costo laboral no es solo el dinero que el trabajador se lleva al bolsillo, sino la sumatoria de cargas y contribuciones laterales que casi duplican esa cifra original haciendo inviable el sistema y desestimulando estas decisiones.
Esa presunción de que los salarios mínimos aumentan la calidad de vida ha hecho mucho daño. Si la sociedad quiere mejorar su estándar de vida, precisa ser más eficiente, más productiva y acumular suficiente capital como para que empiece a operar un círculo virtuoso hasta hoy inexistente.
Suponer que se puede aumentar el salario con una normativa estatal denota una gran ignorancia. Si eso fuera cierto el gobierno podría fijar el salario en cualquier nivel y todos serían millonarios. No lo puede hacer porque sabe de las consecuencias nefastas de promover esas medidas que solo desestimulan la inversión y por lo tanto las posibilidades de empleo.
La legislación laboral se ha convertido en una trampa letal que dio paso a una creciente "industria del juicio". En ese juego solo se benefician los intermediarios que parasitan en el sistema. Esta intrincada maraña normativa solo logró mayor conflictividad reduciendo la creación de empleo.
Demasiada gente adhiere a esa mirada centrada en las épicas conquistas de los trabajadores. Esas supuestas ventajas las disfrutan solo unos pocos, dando nacimiento a una indeseada diferenciación entre asalariados de primera y de segunda, violando el esencial principio de igualdad ante la ley.
La historia se repite hasta el cansancio. Los beneficios reales no se consiguen por decreto, sino por un sistema articulado que permita tener sustentabilidad en el tiempo, sin forzar nada, que derive naturalmente hacia un sistema de estímulos correctamente alineado que invite a crear trabajo.
El rol de los sindicatos en este desmadre ha sido despiadado. Han construido y fortalecido sus propios negocios, saqueando a los trabajadores, al quedarse compulsivamente con una parte de su remuneración. Sus aportes positivos han sido exiguos y su credibilidad sigue cuestionada.
Si se quiere más y mejores empleos, si se pretende tener salarios más elevados, primero se debe comprender el funcionamiento de la economía para entender luego que a mayor regulación peores resultados.
El mundo no funciona imponiendo conductas por ley. Si la felicidad se pudiera lograr por decreto ya existiría una norma así y el planeta gozaría de ese gran logro. No hay magia en esto. Cualquier objetivo en la vida se consigue solo con esfuerzo, perseverancia y convicción. Esta idea que sostiene que solo hay  que hacer buenas leyes ya ha fracasado en todas partes y abundan evidencias empíricas de ese grosero error conceptual.
Si el país no revisa su sistema laboral integralmente flexibilizando al máximo sus reglas, jamás existirá empleo genuino abundante. En un ámbito de desocupación crónica los salarios reales de la gente nunca mejorarán sustancialmente y nada bueno sucederá entonces.
La política tiene el enorme desafío de instalar este debate sin temores. No hacerlo es una actitud cruel y cobarde. Sin estas reformas profundas nadie invertirá sus dineros en proyectos productivos. Si el capital no tiene incentivos específicos para apostar, nunca se dispondrá de empleo suficiente, su calidad decaerá y los mejores buscarán nuevos horizontes.
Es tiempo de dejar de lado la ingenua visión de que todo se logra con leyes que obliguen a los demás a hacer lo que no quieren. Cuando los emprendedores se sientan seguros, en un ambiente amigable con los negocios, este país tendrá una chance concreta de mirar al futuro con optimismo. Si la sociedad sigue razonando como hasta ahora, el régimen laboral no se modificará y seguirá siendo un obstáculo para el progreso.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.























 



   



AGOSTO de 2016

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SI DIOS QUIERE


IL TROVATORE, DE VERDI,
OPÉRA NATIONAL DE PARIS


IOLANTA - EL CASCANUECES, DE TCHAIKOVSKY,
OPÉRA NATIONAL DE PARIS


RIGOLETTO, DE VERDI,
OPÉRA NATIONAL DE PARIS




  I CAPULETI E I MONTECCHI, BELLINI - LICEU


La temporada 2016 incluirá siete títulos de Opera y tres de Ballet.  También se agregan nuevos escenarios:  además de la Opéra National de Paris,  este año recibimos importantes producciones desde la Scala de Milan, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y el Festival de Salzburgo.  Y por último, anunciamos que, a pedido del público, ampliamos los horarios de manera que cada pieza será exhibida dos veces: un martes de cada mes a las 16hs y un jueves a las 19hs.
Para quienes aún no han tenido la experiencia de asistir a una Ópera o Ballet en cine, los invitamos a comprobar que dado que las salas están dotadas con tecnología de alta definición y con sonido íntegramente digital, el espectador podrá sentirse parte del evento, tal como si estuviera sentado en el mejor lugar de la platea y apreciar las excelentes puestas en escena y la distinguida calidad artística que ofrecen estos destacados teatros.  
 

Las entradas tienen un costo de $390 y podrán ser adquiridas de forma anticipada en la boletería de Life Cinemas Alfabeta (Barreiro 3231 esq. Berro) y por la web, www.lifecinemas.com.uy

·                 Jueves 18 de Agosto, 19hs : Il Trovatore (Verdi) – Opéra National de Paris

·                 Martes 6 de Setiembre, 16hs : Iolanta / El Cascanueces (Tchaikovsky)– Opéra National de Paris

·                 Jueves 15 de Setiembre, 19hs: Iolanta / El Cascanueces (Tchaikovsky)– Opéra National de Paris

·                 Martes 18 de Octubre, 16hs: Rigoletto (Verdi) – Opéra National de Paris

·                 Jueves 27 de Octubre, 19hs: Rigoletto (Verdi) – Opéra National de Paris

·                 Martes 15 de Noviembre, 16hs: Los Capuleto y los Montesco (Bellini) -  Gran Teatre del Liceu, Barcelona

·                 Jueves 24 de Noviembre, 19hs: Los Capuleto y los Montesco (Bellini) -  Gran Teatre del Liceu, Barcelona  

 


 

 
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