Edición Nro. 2282 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 21 de octubre de 2022
 
 
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KATOEN NATIE SALE A DEFENDER PLAZO
Mega barcos precisarán puertos grandes, a 17 metros la profundidad
  • "No puede ser que 50 años para TCP sea escandaloso y 50 para UPM no", dijo gerente de Katoen Natie
  • Fernando Correa expresó que la empresa piensa en el futuro, en el que “los mega barcos precisarán puertos grandes”.
El gerente de relaciones institucionales de la compañía belga Katoen Natie, Fernando Correa, afirmó que el puerto de Montevideo se encuentra hoy en un proceso de transformación, de cara a los desafíos que deberá asumir en las próximas décadas con el incremento de las dimensiones de los buques portacontenedores y la concentración de líneas navieras en pocos consorcios.
Correa explicó que los cambios que se producen en la terminal capitalina consisten, básicamente, en un reordenamiento del trabajo portuario que se encontraba algo desordenado en las últimas décadas producto de dificultades o decisiones políticas adoptadas por los gobiernos de turno.
Según el jerarca de Katoen Natie, ese reordenamiento incluye, además, la necesidad de que el puerto de Montevideo tome decisiones desde el punto de vista estratégico si quiere seguir competiendo por ser el puerto de transbordo de la carga de la región. Ese objetivo, recordó Correa, se plasmó en 1992, en el artículo 1° de la Ley de Puertos.
Katoen Natie -socio mayoritario de la Terminal Cuenca del Plata (TCP) con el 80% de las acciones, mientras que la Administración Nacional de Puertos (ANP ) tiene el 20%-, informó en forma reciente al gobierno su plan de inversión a corto plazo que pasará de US$ 450 millones a US$ 600 millones.
“En el puerto se están tomando decisiones de inversión en infraestructura sumamente relevantes. Hay inversiones no solo de la Terminal Cuenca del Plata sino también de otras empresas, como la recientemente inaugurada terminal de celulosa de UPM, o la construcción de una terminal granelera y el desarrollo de la terminal de pesca”, recordó el jerarca de Katoen Natie.
Todas esas inversiones privadas, dijo, fueron acompañadas por una política del Estado de profundizar su canal de navegación. Dicho canal pasó de 12 a 13 metros y el compromiso entre el gobierno y el consorcio belga es llegar a los 14 metros.
No obstante, Katoen Natie decidió incrementar sus inversiones de US$ 450 millones a US$ 600 millones para aumentar la profundidad de la terminal a 17 metros, con lo cual podrá adaptarse, sin problemas, a los megabarcos que se producirán en las próximas décadas.
El jerarca de TCP explicó que dicho incremento de la inversión se debió a que es necesario dragar sobre la roca, lo que aumenta los costos en varias decenas de millones de dólares.
Correa resumió que el plan financiero y económico de la empresa belga consiste en un conjunto de inversiones y de visiones estratégicas que permitirán a Montevideo seguir compitiendo para continuar siendo el centro de distribución regional de mercaderías.
En materia de contenedores, Katoen Natie/TCP adoptó decisiones que apuntan a transformar a Montevideo en uno de los tres puertos profundos de operaciones para megabuques de la región, insistió Correa.
Y advirtió que estos barcos -de más de 400 metros de eslora (largo)- llegarán a Montevideo en las próximas décadas y deberán ser atendidos en la forma que requieran. “Para ello, las decisiones de infraestructura portuaria tienen que ser tomadas ahora. Y en eso estamos”, advirtió.
Al ver las tendencias actuales se puede intuir hacia dónde se dirige la industria marítima. Para economizar en las distintas líneas navieras, la industria utilizará barcos cada vez más grandes (eslora), de mayor calado (profundidad) y más anchos (manga). Además, esa industria se dirige a una mayor concentración de empresas, con menos grupos económicos pero cada uno de ellos con una mayor cantidad de líneas navieras. Es decir, esos grupos compartirán sus rutas; serán consorcios, explicó Correa. “Y esos buques van a requerir de puertos más grandes y más profundos”, advirtió.

-¿Montevideo ya es un puerto hub (concentra cargas de distintos países)?
-A veces somos bastante ambiciosos cuando decimos: “somos un puerto hub”. Cuando un 50% de la carga que mueve el puerto es de origen extranjero, ahí podemos decir que el servicio que prestamos es de un puerto hub.

-¿Técnicamente no somos el puerto hub de la región?
-Todavía no. Competimos muy fuerte con otros puertos cercanos. Pero si queremos que los buques vengan a Montevideo a recolectar la carga de la región, necesitamos tomar decisiones de infraestructura. De lo contrario, si no las tomamos, Montevideo pasará a ser un puerto feeder (traslada mercaderías a un puerto que concentra cargas de una región) y no un puerto hub. Podemos decir que atendemos parte de la carga de la región, que queremos posicionarnos como un puerto hub, pero nos falta mucho camino, mucha inversión y planificación para poder serlo.

-El exjerarca portuario de Argentina, Gonzalo Mórtola, dijo que Buenos Aires tenía que seguir los pasos de Montevideo o se iba a transformar en un puerto secundario (feeder). Si TCP no hace las inversiones necesarias, ¿la carga de la región se irá a Río Grande (Brasil)?
-Siento un gran respeto profesional por Mórtola. Hizo un trabajo muy bueno cuando estuvo al frente del puerto de Buenos Aires. Es correcta su apreciación. El puerto de Buenos Aires, incluso el de Montevideo, si no toma las decisiones de infraestructura y de economía de escala que necesita la industria marítima, los barcos grandes difícilmente vendrán a buscar la carga de la región. Posiblemente se irán a Río Grande. Lo que hay que entender es que estos megabuques tienden a ir a uno o dos puertos por región. La lucha que tenemos es que Montevideo sea uno de esos puertos elegidos por los megabarcos.
Fernando Correa, gerente de relaciones institucionales de la compañía belga Katoen Natie.
Fernando Correa, gerente de relaciones institucionales de la compañía belga Katoen Natie.

-Katoen Natie llegó a Uruguay en 2001. Ganó una licitación, no le fue adjudicada y enfrentó diferentes problemas con el Estado. ¿Qué le dejó esas situaciones?
-El análisis que hago es que, si uno va por el camino correcto, las soluciones se encuentran. Pasamos por dificultades, sí. Las diferencias que tuvimos (con el Estado uruguayo) fueron sobre la interpretación de la normativa portuaria y querer cumplir formalmente con las obligaciones de la Terminal Cuenca del Plata que estaban dispuestas en un contrato y en la ley. Esa norma fue creada para posicionar a Montevideo como puerto hub de la región. También queríamos cumplir con nuestro socio, el Estado uruguayo. La Terminal Cuenca del Plata no es solamente de Katoen Natie. La sociedad está conformada por un operador internacional (Katoen Natie) y el Estado uruguayo (ANP). Creo que eso hay que reafirmarlo.
Lo que ocurrió (el enfrentamiento con el Estado uruguayo) lo vemos como capítulos que pasaron y diferentes visiones en su momento de cuál era el rol de TCP. A partir del acuerdo (con el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou) se reafirmó el rol de TCP como terminal especializada en contenedores en el puerto de Montevideo.

-De diferentes tiendas políticas -sobre todo desde la izquierda- y expertos en temas marítimos han cuestionado que el gobierno le otorgara una concesión a TCP por 50 años. ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Lo primero que hay que aclarar es que el plazo es legal. Y lo dice la normativa portuaria que establece que las concesiones portuarias pueden ser renovadas por 50 años. Esa norma no fue aprobada por esta administración (del Partido Nacional). Viene de 2017 (gobierno del Frente Amplio). Lo segundo que hay que aclarar que es normal ese plazo. Este tipo de inversiones en infraestructura portuaria exige de reinversiones constantes. No es una sola inversión. Para evitar las incertidumbres generadas cuando se termina una concesión, las terminales portuarias en el mundo han empezado a dar extensiones de plazos mucho más largos. Yo vivo en California, donde en 2009 se firmó la concesión de terminal de contenedores del puerto de Oakland por 50 años, y es una renovación. En Australia y en Nueva Zelanda hay terminales portuarias concesionadas por 99 años; en Europa por 75 años. No es descabellado. Esto no es un tema de comparación. Es algo legal. Y si hubo un cambio en los plazos fue porque se vio (por parte del actual gobierno) que estos eran necesarios para no afectar la inversión. Entonces hay que poner las cosas en su lugar y medirlas con la misma objetividad y no ser parciales. No puede ser que 50 años para TCP sea escandaloso y 50 años para una terminal de celulosa (autorizada por un gobierno del Frente Amplio) o para un aeropuerto no lo sean. Tenemos que tener un mismo criterio o así es muy difícil.

-Montecon, que opera con contenedores en los muelles públicos, ha activado acciones contra TCP en diferentes organismos del Estado sobre todo ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo. ¿Qué opina sobre esas medidas?
-Como cualquier persona jurídica, (Montecon) tiene derecho a usar todos los instrumentos que le da un Estado de derecho para recurrir aspectos que entienden que le dañan. Las denuncias que Montecon ha hecho, que son varias -desde 2002 a la fecha-, ha perdido absolutamente todas. Es en los juzgados donde se dirimen estas cuestiones. Por suerte hasta ahora nos han dado la razón.



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Finalmente, hay proyecto... y futuro
Por Julio María Sanguinetti. Luego de un largo trayecto de análisis, información y deliberación, tenemos un proyecto de reforma de la seguridad social. Como es notorio, la LUC creó una Comisión de Expertos, con el fin de trabajar en el tema. En noviembre de 2020 se integró con sus 15 miembros, representativos de todos los partidos políticos y corporaciones gremiales principales.
Se recibió a todo el mundo y se produjeron informes copiosos. Sin excepciones se reconocía que algo había que hacer hacia el futuro, para no caer en la insustentabilidad del régimen, o -lo que es lo mismo- en el desarreglo fiscal de un Estado, que ya en 1995 tuvo que hincarle el diente cuando se hacía ya insostenible. Al final, en octubre de 2021, la mayoría de la Comisión, 9 sobre 6, hizo una propuesta general. Y el gobierno formuló un anteproyecto que, sometido a la consideración del Frente Amplio y de los partidos de la coalición, luego de numerosas modificaciones, se ha transformado en proyecto formal.
El Frente Amplio recibió el texto de manos del propio Presidente de la República. No presentó ninguna alternativa. Guardó estratégico silencio mientras se negociaba en la coalición, para acordar un texto. Finalmente, esta semana se resolvió presentar el proyecto definitivo, cumpliendo así, la Coalición, el compromiso asumido públicamente antes de la elección.
Por supuesto ya hay voces muy representativas del Frente Amplio que están planteando suprimir el ahorro voluntario y las AFAP. No lo hicieron en 15 años de gobierno, pero levantan ahora esa presunta "bandera" con la misma falsedad con que anunciaban las catástrofes que iba a producir la LUC.
Como bien se sabe, el sistema fue reformado en profundidad en 1995, cuando había llegado a la insustentabilidad. Allí fue, cuando, justamente se creó ese "segundo pilar" del sistema. Desgraciadamente, en 2008, cuando eran notorios los resultados alcanzados, en nombre de una euforia fiscal basada en la bonanza de los precios internacionales, se presentaron generosas modificaciones. Se afirmaba, cálculos en mano, que sobraba el dinero y de un día para el otro, en pocos meses, se añadieron no menos de 50 mil jubilados sin aportes suficientes y se abrió la compuerta de las jubilaciones probadas por testigos, que otrora desfondaron las viejas Cajas con historias laborales fraudulentas. El hecho es que así se llegó a una situación en que los Presidentes Vázquez y Mujica, tanto como el Ministro Astori, rector económico en el período frentista, afirmaban categóricamente que había que hacer una reforma y ajustar las edades de jubilación a la nueva realidad demográfica. Por eso insistimos desde el primer día en que este es un tema ético de todo el sistema político, que demostrará estar a la altura de sus responsabilidades hacia las nuevas generaciones o rehuirá el desafío.
Desde 1985 hasta hoy, la expectativa de vida al nacer de un uruguayo aumentó 7 años, de 73 a casi 80: felizmente vivimos más años y además mejores. Al mismo tiempo, ha caído la natalidad: en solo 24 años, pasamos de 60 mil nacimientos en 1996 a 40 mil en 2020.
Para encarar esa realidad insoslayable, la reforma propone un sistema de prolongada gradualidad: el nuevo sistema entra en vigencia recién en el 2036 paras los nacidos antes de 1973, o sea quienes hoy tienen solo 49 años. Son los primeros uruguayos que necesitarán 63 años para jubilarse. Hasta entonces, todos quienes se jubilen lo hacen por el sistema actual, de modo que amenazas, alarmas de catástrofes y toda clase de mentiras ya en marcha son eso: desesperados intentos de un Frente Amplio que parecía que no piensa retornar al gobierno.
El primer uruguayo que se jubilará a los 65 años, verá pasar cuatro elecciones y cinco campeonatos mundiales.
¿Por qué tan gradual? Porque hoy, todavía, podemos. Porque el gobierno hoy tiene un razonable equilibrio fiscal, pero no puede ignorar que la demografía nos va llevando a un régimen que llegará a la crisis. Hoy podemos hacerlo con parsimonia. Lo contrario sería, como lo ejemplifican dramáticamente, la Caja de Profesionales y la Caja Bancaria, seguir tirando el tema hacia adelante y llegar al borde de la cesación de pagos, como están esas dos instituciones.
¿Qué se gana entonces? Que hay un horizonte definido. Que desde ya se hace legal la posibilidad de estar jubilado y volver a trabajar. La creación de un suplemento solidario que se añade a toda jubilación menor a 42 mil pesos. Se ganan más derechos para las mujeres, que computarán un año más de trabajo por cada hijo. Se gana que un sistema reformado les ofrece seguridad a todos los trabajadores del país y prioriza a los más necesitados.
De este modo, el conjunto de nuestra sociedad ratifica el inconmensurable valor de la certeza, de la credibilidad, de la demostración de un gobierno que mira hacia adelante, que, sin ningún apremio financiero, podría distraídamente no hacer nada, pero asume la responsabilidad de apuntar hacia los necesarios cambios estructurales.
El mundo está en medio de la incertidumbre. El Fondo Monetario anuncia que económicamente "lo peor está por venir". Este país, nuestro país, ha demostrado capacidad para enfrentar la pandemia y el primer choque de la guerra europea. Podrá capear el próximo temporal si preservamos esa credibilidad para defender el empleo genuino y financiar las reformas educativas y de infraestructura en marcha.
¿No vemos lo que pasa a nuestro alrededor? ¿No observamos el drama que significa ver caer la moneda nacional como se sufre en la Argentina?
Este ha sido siempre un país en serio. Y este es un paso en serio de un gobierno en serio. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)



 



 

 
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