Edición Nro. 2274 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 26 de agosto de 2022
 
 
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MÁS ALLÁ DEL RÍO DE LA PLATA - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
Todo roto
  • “Para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar ‘derechos’ a sus anhelos personales y ‘abusos’ a los derechos de los demás”. Gilbert K. Chesterton

Todos los días me pregunto, contemplando desde adentro a esta Argentina tan penosa, cuánto falta para que todo termine aquí en un “big bang” similar al que dio origen al universo. ¿Ocurrirá cuando los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidan la condena de Cristina Fernández o cuando se emita la sentencia? Sobre todo, mi inquietud se dirige a imaginar cuál será el resultado final y quiénes sobrevivirán a la explosión y lograrán imponer su propia ideología en nuestro país. De ser, durante 150 años, un ejemplo que buscaban imitar todos nuestros vecinos y un imán que atrajo a millones de inmigrantes que huían de las tragedias que enfrentaban en sus naciones de origen, y aquí forjaron una sociedad con enorme movilidad social ascendente, fruto del esfuerzo y del mérito –“m’hijo, el doctor”-, llegamos a este presente que nos duele tanto.
El miércoles, día del Padre de la Patria, la ciudad de Buenos Aires fue, una vez más, un escenario que mostró el descalabro mental que la demagogia produjo por la falta de educación y la falsificación de la realidad y por la vocación clientelista, corrupta y prebendaria de quienes nos gobiernan, sean éstos funcionarios, educadores, empresarios o dirigentes gremiales y sociales. Las simultáneas marchas de la CGT y de la izquierda dura tuvieron un denominador común, expuesto por una foto que se viralizó: un camión-jaula de ganado transportando pobres, que ignoran para qué asisten o contra qué protestan. La central obrera, impedida de enfrentar a un gobierno peronista del cual, al menos teóricamente, forma parte, se vio obligada a realizar contorsiones dialécticas para no inculparlo por la inflación y la pobreza que nos afectan, y sólo agregó confusión al panorama.
El Estado ha gastado, durante 70 años, más dinero que el que tenía y ahora, cuando ya no dispone de crédito externo ni puede aplicar más impuestos a la actividad privada, se enfrenta a una implacable verdad: no se puede hacer populismo sin plata. Ese fenómeno se extenderá, como mínimo, al próximo período presidencial. Quien gane las elecciones tendrá la misma dura pared por delante, con una sociedad que no cesa de quebrarse, con pérdida acelerada del poder adquisitivo del peso, el 50% de la población bajo la línea de pobreza, una legislación laboral retrógrada, un sistema tributario insano y expropiador, el empleo público como sustituto del privado, un altísimo porcentaje de la actividad económica en la informalidad, una Justicia morosa que facilita la impunidad, el narcotráfico rampante y violento, la renacida subversión terrorista y los reclamos territoriales de los pseudo mapuches, etc., etc.
A partir de ahora, no nos será dado recibir buenas noticias, en especial en lo que a tarifas, subsidios y planes sociales se refiere; debemos ser conscientes de la necesidad de asumir que sólo tendremos “sangre, sudor y lágrimas”. Nadie, propio o ajeno, está dispuesto a invertir aquí ni a prestarnos una moneda más por el desastre en que nos hemos convertido. Sin inversiones ni crédito, no podremos generar más alimentos ni energía, no contaremos con las obras indispensables para la explotación racional de nuestros recursos y así economizar las tan escasas divisas, y no podrá crearse empleo genuino; por otra parte, tampoco quienes podrían buscarlo en un mercado tan moderno y competitivo están preparados, porque han perdido la cultura del trabajo y llevan generaciones sin hacerlo.
Debemos -lo hizo Brasil este mismo mes- aplicar una significativa reducción en los impuestos, en especial aquéllos que gravan los combustibles, la energía y los alimentos básicos y, por supuesto, unificar las decenas de tipos de cambio que aquí se aplican; que tantas autorizaciones y permisos dependan de la arbitrariedad de los funcionarios no resulta un factor menor al analizar la corrupción rampante que nos agobia.
Será la calle la que marcará la diferencia. Si, como parece altamente probable, un miembro de la oposición lograra hacerse con el triunfo electoral en 2023, y tal como sucedió con Mauricio Macri, verá encenderse la más cerril violencia. Recuérdese, para confirmarlo, las 17 toneladas de cascotes arrojados cuando se discutió una reforma previsional muchísimo menos lesiva para los jubilados y pensionados que el régimen actual, que tanto los expolia; sin embargo hoy, con un gobierno kirchnerista, esa misma calle guarda un atronador silencio. ¿Qué duda cabe acerca de la autoría intelectual de ese monumental atentado contra la democracia? Esos mismos autores, aún en el fondo de la tabla de posiciones electorales, conservarán intenso poder de fuego, ya que tienen a muchos fieles en altos cargos de la administración pública y disponen de palos necesarios para trabar ruedas.
Por la perpetuación de los eternos mandatarios en las gobernaciones, que incidirá en la elección de los legisladores que representarán a sus feudos, seguramente el próximo Presidente tampoco contará con un Congreso dispuesto a aceptar los indispensables cambios que la República requiere aunque sólo sea para sobrevivir, ya que estará plagado de populistas y estatistas; observemos cómo votó parte de la bancada de Juntos por el Cambio la ley que faculta a las provincias aumentar impuestos y crear nuevos tributos.
En resumen, hagamos el mayor esfuerzo posible para que Alberto Fernández, aunque sea ya sólo una figura decorativa y carente de toda importancia, termine en tiempo y forma su mandato, pero ahorremos para comprar cascos, porque seguramente volverán a llover piedras.




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 Crónica de otros tiempos
Peligra la Patria
Si es ilegal la ocupación de los establecimientos de enseñanza, de cajón que cabe la pregunta ante la reiteración de la toma de liceos y escuelas por docentes y estudiantes que desconocen a la autoridad constituida: ¿es del caso ocupar y desocupar, y volver a ocupar, de un día para el otro el Instituto de Profesores "Artigas", por ejemplo, apartando al policía del combate a la delincuencia para proceder, manoseado y con desobediencia expresa al desalojo estudiantil?

(Por Ricardo Garzón) La patria se ha embrutecido en unos pocos años al compás del deterioro intelectual y falta de criterio con que se manejan hombres y mujeres en los polos de decisión, presionados por la fuerza sindical afín a la oposición política del partido de gobierno, en un país que ha hecho del fútbol principal preocupación.
Pendientes del estado físico de Suárez y del próximo mundial de Catar, a tambor batiente la prensa alimenta, no ya diariamente sino minuto a minuto la pasión del gol y de los asesinatos que le dan vida a los noticieros de las 7 de la tarde, en un pueblo en rumbo de destrucción y sumergido en la ignorancia, en donde los menos estudian y los más deambulan por la vida sin esperanza ni horizontes aceptables.
La oposición política, conchabada con los sindicatos de mayor penetración e influencia, -en realidad todo el PIT CNT-, facilita un estado de abandono general que ha hecho carne en la masa estudiantil. Juegan a la piñata y no le saben pegar. Caramelos, pitos y matracas llenan la bolsa frenteamplista del papel maché. La deserción escolar, que arranca en el tercer año de escuela, suma niños a la calle. Así de sencillo y sin más vueltas. La desocupación y sueldos básicos miserables atentan contra todo el sistema, en un Uruguay infiltrado por el narcotráfico.
La desobediencia que se manifiesta en todos los órdenes de la actividad estudiantil va en aumento, y retrotrae al país a las jornadas aciagas de 1968. Se le dificulta al gobierno cualquier acción emprendida, dando por razón el viejo refrán: "palos porque bogas y si no bogas palos".
Se ha entorpecido cualquier acción emprendida, al punto que los palos en la rueda han dificultado conformar un elenco de gobierno sólido y estable que pueda pararse en la idea y en la razón en el acontecer político del país.
La reforma jubilatoria no logra avanzar. De la reforma educativa con sustento en la Constitución, los políticos frenteamplistas y los sindicatos docentes y estudiantiles no quieren saber de nada, al amparo de posturas que son afines a la izquierda radical, y políticamente al Foro de San Pablo y al Grupo de Puebla.
¡Cómo será la cosa que en tiempos de Mujica, éste declaró muy suelto de cuerpo: "¡no me la llevan...!", refiriéndose a la reforma educativa.
El despilfarro de los dineros públicos, pese a promesas electorales incumplidas, sigue siendo una constante nacional. Y es más, va en aumento, derroche que ha transformado al Estado en un obeso mórbido.
Más de setecientos mil ciudadanos malviven por debajo de la línea de pobreza, y se ha denunciado públicamente que el cuerpo legislativo, entre titulares y suplentes que suben y que bajan de los escaños, cobran por día lo que aquellos en un mes.
La temida grieta, "señores y señoras", se irá cerrando a medida que se emparejen para arriba los sueldos ciudadanos. No para abajo, como han practicado con carácter secular todos los gobiernos que se han sucedido en el país desde que nos declaramos independientes.
La dilapidación de los dineros de la gente es una constante diaria del viva la patria permanente de los ministerios y demás dependencias del Poder Ejecutivo, Intendencias, Juntas Departamentales y Poder Legislativo, a lo que deben agregarse en su conjunto impuestos leoninos y tarifas desbordadas de los servicios públicos que no se pueden pagar. Las industrias fundidas; tambos cerrados, y desaparición diaria de grandes y pequeñas empresas.
La baraja tiene que volver al mazo.
Con infinita paciencia deberá revertirse el deterioro institucional y familiar en todos sus aspectos, con el contrapeso que supone la falta de idoneidad en las cúspides de los ministerios y en el sistema político uruguayo, en donde las coincidencias se dan, unánime y exclusivamente, cuando se trata de proteger el bolsillo.
La tarea, para salir del pozo, no admite fisuras. Blancos, colorados, cabildantes y frenteamplistas tienen esa gran responsabilidad, pese a estar ocupados en vestirse de Primera Comunión para las no tan próximas elecciones nacionales. Entre tanto, los parlamentarios juegan felices a la interpelación y a la mancha venenosa, en este circo de equilibristas y trapecistas al que han convertido el país.
Nos estamos yendo al asteroide, que no es precisamente el de El Principito.
La patria embrutecida deberá ilustrarse.
Desde la Leyenda Patria, un posible punto de restauración ilumina a través del tiempo y las edades el Poeta de la Patria, Juan Zorrilla de San Martín:

“La patria, redención ya consumada,
exige el culto de sus hijos fieles
en el altar del alma conservada”…



 



 

 
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