Los analistas tienden a medir la sociedad en función de datos estadísticos económicos y sociales: la relación entre el PBI y el déficit, el índice de desempleo, la mortalidad infantil, etc.
Este tipo de información es importante y señala muchas cosas interesantes del hoy.
Existe otro indicador, que es muy difícil de medir, y que es más revelador de una sociedad: ¿qué es lo que predomina, recuerdos o sueños? (*)
En las sociedades que tienen más recuerdos que sueños, demasiada gente pasa demasiado tiempo echando la vista atrás. Ven su dignidad, y su afirmación de la propia identidad y valor propio, no explotando el presente, sino que alimentándose del pasado.  Para algunos, reparar el pasado se transforma en su forma de vida, en su propósito vital y porqué no, en su “negocio”. Pero ni siquiera es un “pasado real”, sino un pasado imaginado y adornado. De hecho, este tipo de sociedad dedica su imaginación a embellecer o satanizar ese pasado imaginado y luego se aferran a él como un rosario, en lugar de imaginar un futuro mejor y actuar en consecuencia.
En términos generales, la imaginación es el resultado de dos fuerzas que la moldean. Una son las historias que alimentan a la gente, es decir los relatos y los mitos que se cuentan a sí mismos y que cuentan sus líderes políticos, sociales  y religiosos, y cómo dichos relatos alimentan su imaginación.
La otra es el contexto en el que crece la gente, que tiene un impacto enorme en su manera de ver el mundo  y de ver a los demás.
Se requiere reinterpretar el propio conjunto de relatos, hacerlos más tolerantes y más enfocados al futuro y adaptarlos a los tiempos modernos.
Todos debemos colaborar con los demás en modificar el contexto en  que la gente se desarrolla y vive su día a día, con el fin de contribuir a que más personas se alimenten de la imaginación creadora que nos conduzca al futuro.
Se requieren Sueños, sueños positivos  y a favor de la vida. Una sociedad tiene problemas si sólo habla de lo bien que era “antes” o de reparar el ayer.
Cuando los recuerdos exceden los sueños, cuando se antepone el reparar un pasado al cual se le carga la culpas de todos los males que hoy nos aquejan, cuando  se mira para atrás con sesgos ideológicos que siguen manuales de libros que hoy ya están en las bibliotecas de  historia del mundo y no en las realidades del presente que aspira un futuro mejor, cuando se hace esto en lugar de cooperar para construir un futuro para todos, es que el fin como sociedad integrada está cerca.
El distintivo de una sociedad verdaderamente exitosa es su voluntad de abandonar el pasado, ya sea  doloroso o de éxito y empezar de nuevo.

* Friedman, Thomas.2006. La tierra es plana. Ediciones Martínez Roca S. A. Madrid.