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| Michael Castleton |
| Un país trivial |
Hay un dicho que es usado por algunos geopolíticos que dice: “el sur existe pero no importa”. Si analizamos un poco estas palabras en un contexto planetario, no parecen estar muy lejos de la verdad.
Alcanza con mirar el globo y veremos que obviamente los centros de poder están en el norte del planeta. El sur subsiste, lucha, provee de materias primas y tragedias pero salvo excepciones contadas tiene poco o nulo peso en las grandes decisiones mundiales.Lo curioso es que el sur tan olvidado o más bien ignorado tiene riquezas minerales y productivas vitales para el futuro de la civilización. Demasiadas para enumerar en este escrito, pero que están, están.
Casi sin excepción esta triste situación se debe a políticas equivocadas aplicadas históricamente al sur del Rio Bravo.
Hablando específicamente de Sud América el atraso relativo de este continente se debe a varios factores, dos de ellos principalísimos en nuestro relativo atraso económico y por consiguiente social. Uno, la nefasta influencia de la iglesia católica con su absoluto geocentrismo multisecular y dos, la maldita herencia borbónica que permea el pensamiento de nuestras sociedades y de cómo se han organizado durante siglos.
La iglesia católica obviamente por su poder pero fundamentalmente por la enseñanza que subyace todo su pensamiento, que la verdadera riqueza solamente se encontrará en el cielo de alguna manera justifica la holgazanería y la multisecular falta de iniciativa y deseos de superación que se ha visto en nuestro continente.
A los Borbones les debemos ese concepto que subyace a todo el terrible estatismo latinoamericano que de alguna manera atribuye todos nuestros males a un poder lejano, omnipotente y omnisapiente que desde tiempos de la colonia maneja nuestros destinos, eximiéndonos de reconocer nuestros fracasos y de corregir nuestros errores.
Es así que aceptamos estados paquidérmicos, omnipresentes y omnisapientes que responsabilizamos de nuestro bienestar pero que ahogan nuestra iniciativa y paradójicamente ahogan el propio espíritu que nos libró “de jure” de las cadenas coloniales.
Es así que el sur no importa, y menos latino américa. Es así que nos convertimos en el fondo de la casa de los yanquis, abandonado y lleno de trastos ideológicos que nunca sirvieron ni servirán a nadie.
Nos hemos vuelto triviales, sin importancia. Países potencialmente prósperos y riquísimos hundidos en el desgobierno, la desidia y en algunos casos como Venezuela la miseria generalizada. Y, otros en vías, aunque parezca increíble, de estar en la misma paupérrima condición, como Argentina.
Nada ilustra mejor la trivialidad actual de la querida Argentina que el fallecimiento, lamentable como todo fallecimiento, de un jugador de futbol llevado a condición cuasi divina por una sociedad desquiciada.
Maradona, obviamente a él nos referimos, fue un gran jugador de futbol pero paradójicamente sus condiciones humanas fueron en proporción inversa a sus condiciones futbolísticas.
La deificación de este pobre muchacho por parte de una sociedad perdida, que ha perdido el camino, es lo que alarma. Lo que acontece con Maradona no es más que el símbolo de los males que aquejan a la Argentina.
Como nuestro continente, potencialmente el más rico del planeta, Argentina es potencialmente el país más rico del planeta. De hecho ya lo fue. En la segunda mitad del siglo XIX tuvo el ingreso per cápita más alto del planeta. Nada más aplicando las ideas de Juan Bautista Alberdi y la autoridad del Gral. Julio Argentino Rocca.
Ese fue el período donde se produjeron las primeras grandes inmigraciones que fueron los que construyeron los cimientos de los que fue un gran país, fuerte y próspero, faro en el mundo para los que buscaban un mejor futuro.
Hoy ese mismo país luego de un siglo de desgobierno disparatado es un fangal de pobreza, desorden, corrupción desmadrada cuyo futuro tal cual están las cosas no es nada prometedor ni en términos de bienestar ni en términos de libertad para los argentinos.
La ridícula absurda, estúpida deificación de un pobre muchacho como lo fue Maradona es el claro ejemplo de la falta pérdida del norte social de ese país.
En plena pandemia después meses de encierro obligatorio y cuarentena hoy los argentinos salen sin ninguna precaución a despedir a quien jugaba bien a la pelota pero nada, absolutamente nada más.
Esto demuestra nada más que la enorme carencia de valores y compás moral de que hoy sufren nuestros primos. Están absolutamente perdidos, están al decir de nuestros paisanos “perdidos como turco en la neblina”, fáctica y moralmente.
Un país, una sociedad, con cinco premios Nóbel. Un país que se dio el lujo de tener el mayor cardiocirujano del mundo, el Dr. Renee Favaloro hoy llora multitudinariamente de manera solo comparable a la muerte de Eva Duarte de Perón a un jugador de futbol.
Esa es la misma locura que permitió a la Argentina darse el lujo de que el Dr. Favaloro muriera por mano propia, y si bien con alguna congoja localizada en una pequeña parte de la sociedad ,sin en realidad ni mucha pena ni mucha gloria.
Estas cosas llevan a la querida Argentina a la trivialidad que ahora vive en el planeta. ¡Un verdadero desastre, que solamente va a empeorar, creado por ellos mismos!
Un país trivial que se cocerá en su propia salsa ante la mirada curiosa y sin entender del resto del mundo sin que a nadie le importe mucho.
Hasta que Argentina no arregle su brújula moral y social será nada más una trágica trivialidad en el concierto de las naciones.
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| Rafael Rubio |
| Ministros y Seguridad (II) |
- La desconfianza y el maltrato con la cual el Ministro Bonomi y su equipo se referían a sus subordinados, es una de las razones que ayudan a explicar su fracaso al frente de la cartera.
La neurociencia ha descubierto que el diseño del cerebro humano lo hace sociable, inexorablemente atraído a un íntimo enlace cerebro a cerebro cada vez que nos relacionamos con otra persona.
Ese puente nervioso nos permite hacer impacto en la mente y por ende en el cuerpo de cualquier persona con la que interactuamos.
La exhibición de emoción es automática e inconsciente, por lo que su represión exige de un esfuerzo consciente. Ser insinceros sobre lo que sentimos, tratar de ocultar nuestro miedo, o nuestra ira o desdén, exige de un esfuerzo activo y rara vez alcanza su objetivo a la perfección (Goleman, Daniel. 2006. Inteligencia Social. Editorial Planeta Mexicana. pág. 35).
La Teoría de la Evolución sostiene que nuestra habilidad de percibir cuándo debemos recelar ha sido tan esencial para la supervivencia humana como nuestra capacidad de confiar y cooperar (Goleman, Daniel. 2006. Ibídem).
Investigaciones realizadas revelan de manera clara que la cooperación y la colaboración son los procesos de relación que resultan fundamentales para que los grupos sociales se constituyan en efectivos en sus logros (Goleman, Daniel; Cherniss, Cary. (2005). Inteligencia Emocional en el trabajo. Barcelona. Editorial Kairós S. A.).
En los grupos que cooperan y colaboran, se han identificado tres creencias que las predicen y las facilitan: confianza, identidad grupal y eficacia de grupo.
La definición de confianza considera que emana del afecto y la amistad (aprecio y consideración) y de cogniciones basadas en cálculos (confío que harás lo que has dicho). Un entorno social digno de confianza facilita la suposición que se cumplirá con la obligación y que se colmará una expectativa, creando así un sistema de confianza mutua. No es ningún secreto que las obligaciones, expectativas y la reciprocidad son constructos relacionados que pueden convertir la confianza en un potente recurso grupal que favorezca la cooperación y el compañerismo o la cooperación.
La identidad de grupo es la segunda creencia colectiva necesaria para crear procesos de relación efectivos. Se la define como la creencia grupal colectiva que es una entidad única, importante y atractiva.
La identidad de grupo facilita los sentimientos de inclusión y apego. Es la creencia colectiva que favorece la sensación entre sus integrantes que sus objetivos y su futuro están positivamente vinculados. Eso aumenta el compromiso de los integrantes entre sí y facilita la cooperación y colaboración tan necesarias para el éxito.
La última creencia colectiva necesaria para crear procesos interactivos competentes es la eficacia del grupo. Se la define como la creencia colectiva que el grupo puede ser más efectivo como unidad que individualmente. Como resultado, dicha creencia se convierte en una profecía para su cumplimiento.
La confianza o su falta es un tema de liderazgo cada vez más importante de nuestros días. La confianza es la esperanza positiva que una persona se comportará con familiaridad y conocimiento de ambas partes.
La desconfianza afecta siempre dos resultados: la velocidad y los costos. La desconfianza generalizada impone una especie de impuesto sobre todas las formas de actividad, un impuesto que las sociedades de alta confianza NO tienen que pagar. En una crisis, la desconfianza la fomenta e inhibe y retarda su pasaje a la recuperación.
Parte de la tarea de los líderes ha sido y sigue siendo trabajar con personas para hallar y resolver problemas, pero que los líderes accedan a los conocimientos y a la creatividad que se necesitan para solucionar los problemas depende de cuánto confíen en ellos. La confianza y la confiabilidad gradúan el acceso de los líderes al conocimiento y la cooperación. Cuando los seguidores confían en su líder, están dispuestos a hacerse vulnerables a sus actos.
Es común en las diferentes profesiones, que “existan familias de médicos, familias de abogados, familias de futbolistas, de carpinteros, de militares y de policías”.
Es poco probable que en la “familia policial” sigan a alguien de acuerdo a lo que explica la Teoría de la Evolución, máxime cuando poco tiempo atrás fue el enemigo de su abuelo, de su padre, de su tío, de su hermano mayor, un enemigo de todo el cuerpo policial, a quién consideran un deshonesto y que crean que puede aprovecharse de ellos.
La honestidad es absolutamente esencial para el liderazgo, si las personas van a seguir a alguien al campo de batalla, primero quieren estar seguras de que es digno de su confianza.
Cada vez se hace más evidente que es imposible dirigir personas que no confían en su líder.
Bonomi trataba mal a sus subordinados pues percibía la desconfianza “natural y lógica” que los mismos le tenían.
Este es un tema que hasta el día de hoy los que se dicen de izquierda ha sido incapaces de entender, incluidos el Dr. Charles Carrera y su primo, así como todos los politólogos de la UDELAR que recitan el catecismo progresista. |
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| Jorge Azar Gómez - Ex representante de Uruguay ante ONU |
| ¿Tren de los Pueblos Libres es el tren del lavado libre? |
El anunciado “Tren de los Pueblos Libres” que unió fugazmente Buenos Aires con Paso de los Toros, sería una clara muestra de los tantos "ingeniosos" métodos que se usaron para lavar y pasar millones de dólares a Uruguay, robados al pueblo argentino.
Se anunció el comienzo de los servicios; salió el primer tren de Buenos Aires, y los Presidentes Cristina Kirchner y José Mujica realizaron un acto para recibirlo en Salto... Cómplices?
Bandas militares; discursos sobre el avance y la integración entre los dos países, y exigencias de todo tipo de la entonces Presidente de Argentina recibieron al convoy, sin pasajeros pero con valijas y bolsos.
Un tren que costó muy poco para refaccionarlo habría servido para trasladar y pasar bolsos y valijas de dólares, en su primer y único viaje... ¿Esa era su única función?.
¿"Un vagón bóveda", solo para valijas muy bien protegidas ?
El tren siguió hacia su destino en Paso de los Toros, pero "recién" al pasar por Paysandú se percataron que sólo viajaban cuatro pasajeros con equipaje "preferencial".
En ese momento resolvieron que era más barato pagarles un remise (como los remises de Argentina) hasta el destino, por lo que los subieron a un auto, cargaron las valijas y partieron rumbo a su "destino".
El famoso tren de los Pueblos Libres nunca más corrió.
Ése, su primer y redituable viaje fue el único; hoy , luego de ser "tren bóveda" , dicen que se rompió y es chatarra. |
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