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Si la historia se repitiera. quizá las sensaciones de esta semana hayan sido similares a las que experimentaba el Brasil más civilizado al confrontar los discursos del entonces reciente ex presidente Juscelino Kubischeck , el excéntrico Janio Quadros o Joao Goulart, todos generadores -con las mejores intenciones- de buena parte de los males que afectaron durante décadas a nuestros vecinos.
El primero, aspirando a similar modelo desarrollista, substitución de importaciones, mega-obras, etc, que Frondizi o Luis Batlle (un populismo algo socialistoide, con desodorante, sin Perón o Getulio Vargas, quienes, con muy buenos modales) le dejaron a Brasil una pretenciosa y costosísima herida en el medio de su territorio, que se paga hasta hoy, y que, con más de tres millones de habitantes prácticamente carece de industrias. Peor aún: sacando a los políticos brasileños de la cercanía con el pueblo que, sin duda existía en el Palacio do Catete y el Palacio Tiradentes (sedes presidenciales y legislativas, respectivamente, tan céntricas como los ministerios) en Río de Janeiro, llevó a estos a vivir en una suerte de olímpica burbuja.
En común con nuestro Julio María I (así, imperial casi francés, como alguna vez insinuara Jorge Batlle...) Juscelino tuvo, su buen tránsito entre artistas e intelectuales, especialmente de izquierda, sin entregar el brasileño, hasta casi las joyas de la abuela, a la patrulla cultural zurda, como nuestro Demóstenes criollo. Justo es decir que los mimos a los rojillos locales, continuaron, hasta los incidentes del Filtro, en el gobierno de Lacalle padre...
En común con nuestro tribuno estrella, Juscelino tendría los discursos y posturas europeizantes, que luego, se verían muy lejanas a la realidad tangible. Si los uruguayos neo batllistas aceptaban como dogma lo de la "Suiza de América", la "Atenas del Cono Sur" y otros mitos que dificilmente representaban a las periferias montevideanas o a los pauperizados pueblos de un interior caído sobre la capital, algunos brasileños de la clase media en 1960 pensaban que el Planalto o la Alvorada casi eran Downing Streel 10, o "coisa" parecida. De mirar a los costados, un corno...
No voy a comparar a Mujica con Janio Quadros, que jamás empuñó un arma, secuestró o mató, aunque su discurso populista y sus actitudes intempestivas -que en el caso del caudillo presidencial y ex intendente paulistano excluían palabrotas, eructos o empujones tan típicos del Pepe...- sí los asemejaban. La conspiranoia también. El flirteo con los extremos y con el peligro per se también... Es más, creo que a nuestro zorro ex terrorista, las jugarretas políticas desde los 90 le salen mejor que a Quadros, cuyas actitudes hacia y durante su breve gobierno bajaron a un Brasil que, obviamente no era nada europeo (sino que mezclaba una Holanda con una Nigeria...) al Tercer Mundo de un puntapié, en gestos varios que lo llevaron a una confusa renuncia en 5 meses de gestión, abriendo la puerta definitivamente al extremismo de izquierda y otros, Goulart y un Brizola radical y sesentista mediante.
La diferencia es que, mientras estos tres últimos asustaban al mundo desarrollado inequívocamente, nuestro linyera-chic encantó a las serpientes europeas y hasta visitó cual estrella de rock emergente la cuna del malvado capitalismo centralizada en Manhattan, hipnotizando a pillos e ingenuos por igual, vendiendo una imagen a lo Mandela (y le creen!) aprovechando la culposidad de las clases medias occidentales y la decadencia de otras estrellas izquierdosas decadentes (Guevara y Chávez incluidos) se proyectó a un inesperado star-system cuasi hollywoodiano. Bastaba decir "2+2 shhoonnn 4, Papaaá" para que el fan club delirase. Le faltó cantar o bailar ballet al son de flatulencias en Sí Bemol. Uruguay gastó la plata del pueblo en ello, nos están dificultando saberlo. Para nada lo descartemos. Vale recordar a los empresarios que protestaron por haber sido compelidos a donar para el mamarrachesco film de Kusturica desde el MTOP.
Piquito de oro Sanguinetti, mucho más presentable, también impresionaba, aunque a plateas de gobernantes, intelectuales y legisladores. Uno y otro le dieron al pasaporte, como quien lava y no tuerce.
Diga lo que diga Bustillo, me gustaría algún día evaluar sus respectivos aportes, aunque de la segunda, no tan citada, segunda presidencia de Julio María, tengo bastante buen recuerdo. Del Pepe, el peor, vergüenza propia y ajena.
De ahí a las exageraciones y semi canonizaciones a estos personajes de una prensa cada vez más mediocre y ombliguista, me separan siglos luz, mientras espero, sentado, que Mujica y sus secuaces pidan disculpas por su saga criminal. Y por su desgobierno, rodeado de una caterva de ineptos y corruptos, cuyas feas cuentas hoy estamos pagando.
Respecto a que esté tan cambiado el Pepusa como Sanguinetti quiere creer, basta dejarlo sólo hablando diez minutos después, que algún disparate va a decir o hacer. Desde revelar conversaciones reservadas con legisladores en los mingitorios del Senado, hasta agregarse otro imaginario collar martirológico (como ahora, los supuestos seis meses sufridos con las manos atadas con alambres, tortura sí inflingida por sus colegas terroristas del OPR-PVP a Molaguero, poco creíble en él) hasta relatar alguna historia cloacal. Como su fingido mundo. Entre la Amsterdam y un pretencioso Partenón... Ambos , el Cejas y el Pepe, dicen que se van. No les creo.

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