Edición Nro. 2098 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 21 de diciembre de 2018
 
 
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Javier Bonilla
Temer, un buen presidente
  • El mandatario saliente de Brasil, al no tener expectativas electorales ningunas, pudo, más allá de los juicios, antecedentes y polémicas que pueda arrastrar, plantearse ser estadista y “hacer lo que hubiera que hacer” casi sin medir costos, y facilitando a su sucesor, todo el gran calendario de reformas que éste plantea. No es poca cosa, ni es común en Iberoamérica…

Temer afirmó, al asumir, que realizaría reformas, y trató de cumplir. Impulsó así diversas propuestas económicas, como el control del gasto público, con límites a gastos futuros del gobierno federal; una reforma laboral; la liberación de la tercerización laboral, etc. El gobierno estuvo más centrado en cuestiones económicas, con el objetivo inicial de sacar al país de la recesión y retomar el crecimiento. Por otro lado, hubo también cambios en el campo social, como la conclusión e inauguración, en el nordeste, de parte de la obra de transposición del río San Francisco, y en el campo de la educación, con la reforma de la enseñanza media, entre otras medidas.
Debido a su enorme experiencia legislativa, logró mantener una base parlamentaria sólida, facilitando la aprobación de reformas "necesarias para estimular el crecimiento económico", según él mismo dijo. En este tiempo, cayó la tasa de interés del 14,25% al 6,50% al año; la inflación bajó del 9,32% al 2,76%; y retornó la inversión.
En las directivas de las empresas públicas, el 25 por ciento de los miembros de los consejos de administración pasaron a ser independientes, o sea, no pueden tener vínculo con la estatal, ni ser parientes de titulares de cargos de dirección en su Ejecutivo, debiendo tener al menos cuatro años de experiencia en el área de actuación de la empresa,  experiencia mínima de tres años en cargos de dirección y  formación académica compatible con el cargo. Los líderes sindicales, mientras estén ejerciendo mandatos en los gremios, no podrán ser miembros de los consejos de las estatales. 
En la faz administrativa, el  23 de agosto de 2017, el gobierno anunció la privatización de la Casa de la Moneda de Brasil como parte del Programa de Alianzas de Inversión (PPI), que preveía 57 activos estatales para concesión o desestatización. El mismo día, y también como parte del PPI, se divulgó un calendario que preveía un paquete de medidas dirigidas a una subasta de otros bienes públicos, como aeropuertos, carreteras y terminales portuarias, mayoritariamente cumplido.
Asimismo Temer presentó la mayor propuesta de reforma educativa en dos décadas. Basada en los modelos de Corea del Sur y Australia, el proyecto se concentró en la capacitación de los estudiantes en sus áreas de interés. El cambio presentó como núcleo la sustitución de las trece materias que, en el momento, formaban la trama curricular de la enseñanza media por los llamados itinerarios formativos. Los itinerarios se agruparon en cinco grandes conjuntos: lenguajes, matemáticas, ciencias de la naturaleza, ciencias humanas y formación técnica y profesional. Dentro de cada uno de ellos, habría cinco disciplinas. Cada escuela o red de enseñanza decidiría que otras disciplinas irían a componer ese itinerario. El único paquete obligatorio en todos ellos sería el Portugués, Inglés y Matemáticas. El alumno escogerá lo que va a estudiar al final del primer año de secundaria.
En lo que hace a convivencia ciudadana, enfrentando la grave problemática de la violencia urbana, también creó Ministerio y el Sistema Único de Seguridad Pública (Susp) y firmó un decreto para dirigir una parte de la recaudación de las loterías federales deportivas para la lucha contra la violencia y la criminalidad, un aporte de ochocientos millones de reales en el presupuesto cada año. El SUSP tendría como objetivo integrar las informaciones de inteligencia sobre la criminalidad y estandarizar tanto el formato de datos, como los registros de denuncias. Las fuerzas de seguridad públicas estaduales, tanto la policía civil como la militar, pasan a actuar de forma conjunta en operaciones con órganos federales.
En materia internacional, empezó a alejar a Brasil de la cercanía de dictaduras tropicales e islamismos radicales, reaproximando a Itamaraty a Occidente, al tiempo que mantuvo buenas relaciones regionales y facilitó la migración, otrora burocrática y engorrosa, a los ciudadanos del Cono Sur.
Las serias y necesarias reformas que acometerá el entrante presidente Bolsonaro, tras la gestión Temer -que mantuvo una sobria equidistancia durante el pleito electoral- serán implementadas con mayor facilidad... Tampoco, esa suerte de continuidad en lo importante, es, para el díscolo Brasil, poca cosa...

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Jorge Azar Gómez - Ex representante de Uruguay ante ONU
Intento escribir sobre la Educación

Vou a escribir de educación, pero no de los conflictos.
Los uruguayos sostenemos que la educación es prioritaria. Pero todos sabemos que no es cierto. Queda bien decirlo y lo decimos, pero mientras mis hijos y nietos tengan una educación razonable, ya que nadie aspira a la excelencia, los demás que se arreglen como puedan. Creemos que no es nuestro problema. Pero lo es, y así nos va.
La educación pública DEBE ser de excelencia. Es el único método para integrar, incluir y superar circunstancias adversas; para formar seres libres, capaces de elegir cómo vivir su vida, respetando la forma de vida de los demás, dentro de la ley.
Durante muchas décadas pasadas, antes de los gobiernos clepto progresistas, Uruguay tenía solamente un 2% de analfabetos y la mayoría de ellos era de edad adulta. Era el tiempo en que Uruguay iluminaba la esperanza de una Europa hambrienta, prometiendo y cumpliendo el sueño de "M´hijo el Dotor". Uruguay enseñaba, abría caminos, ilustraba, educaba en los valores esenciales del esfuerzo y el trabajo, para convivir libres y en paz, sin odios ni divisiones, construyendo un gran país que ya fue.
Uruguay era el país mejor educado de América Latina, a la par de EEUU. Lástima el "era". Todo se reduce, empieza y termina con la educación. ¿Qué pasó con el sueño de Varela y ese Uruguay con defectos, pero luminoso? ¿Fue porque sí, por desidia, o a propósito, siguiendo un plan siniestro basado en formar clientes, en vez de ciudadanos? No conozco la respuesta, pero sí los resultados. Y son alarmantes. Pocos hechos, pero esclarecedores.
Hablamos de educación pública. La que pagamos entre todos. Y el presupuesto es alto y cada vez se aporta más dinero. Algo no funciona.
Todos los años nos prometen 180 días de clase. No se cumplen. En Europa y Japón hay 210 días de clase por año. En China 230. ¿Cómo podrán competir nuestros mal instruidos uruguayitos con el resto del mundo civilizado?
Yo tuve el privilegio de tener maestros; mis hijos se conformaron con docentes, y mis nietos tienen trabajadores de la educación. La diferencia es notable. No solo es culpa de los educadores, ¿no ganan lo que merecen? Cierto; ¿deben pelear por ello? Cierto, pero no lo deben hacer abandonando sus lugares de trabajo, abandonando las aulas, abandonando a sus alumnos. Los docentes tienen una imaginación fantástica y a ella deben recurrir para saber expresar sus reclamos de una forma que no sea agresiva para el futuro de los educandos y respetando la laicidad.
El que no aprende, no sabe. Si no sabe, no puede elegir. Si no puede elegir con libertad, otros lo harán en su nombre. ¿No será que desde hace muchos años, alguien decidió por nosotros educarnos mal y eso lo hicieron muy, pero muy bien?
Si el caballo piensa, se acaba la equitación. Y los jinetes están en el poder.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Paciencia infinita
Perseguida por la DGI, BPS y otros organismos de contralor, con escasos recursos e ingresos, la inmensa mayoría de la población contribuyente paga como puede los impuestos leoninos que interfieren en su bienestar, y que afectan a centenares de miles de familias en todo el país, aproximadamente dos millones de habitantes en un panorama de pobreza creciente.
La ciudadanía, mansa, ha aguantado con espíritu republicano y paciencia infinita que sobre los impuestos vigentes el Ministerio de Economía encaje otros impuestos, denominados con cinismo político: “consolidación fiscal”, en rigor consolidación fatal para tapar el despilfarro.
Machaca los oídos la promesa del Presidente de la República: "yo prometí en campaña electoral rebajar la carga impositiva que tiene el país". "¿Cómo? se preguntarán ustedes: disminuyendo los impuestos indirectos, que son los que gravan más, fundamentalmente, a quienes menos tienen".
No conforme, esta semana, en el almuerzo mensual de la Asociación de Dirigentes de Marketing, exhibió un Uruguay irreal, cual fuese Alicia en el país de las Maravillas. Se irá confiado, enceguecido en el poder, de que dejará a su sucesor una nación en marcha, olvidando que la “granada” de Mujica explotó poco después del traspaso de la banda presidencial.
De aquella, solo quedan despojos.
Acompaña la desestabilización de la familia, puntualmente, el precio desmesurado de los combustibles, sin parangón en América y Europa. A ello, la andanada solapada de aumentos que se darán a partir del 1 de enero, con la nafta al tope, en los 60 y pico de pesos. Súmese el ajuste de las tarifas de la luz, agua, transporte y teléfonos por encima de la inflación, múltiples facturas que se desbordan de toda comprensión en función de los magros ingresos ciudadanos. Agréguense los precios disparados y disparatados de alimentos y vituallas en las grandes superficies, que tienen incidencia capital en el costo de la vida.
Encima, y para mayor infortunio, se advierte un PIT-CNT que mete presión al sistema político, nave al garete en aguas turbulentas, que acompaña una prensa venal, subordinada a los millones de dólares con que el gobierno y sus estructuras han prostituido, al punto reconocido de la autocensura y complacencia.
El poder político ha sucumbido. Cogobierna la cúpula sindical, y en el marco colectivo los sindicatos poderosos en latente pre conflicto. Parecen decir: aquí estamos, y tiemblan los cimientos en que se asienta la república.
El Poder Ejecutivo, mal que le pese al presidente, fue literalmente absorbido y barrido por el poder sindical, sobre todo por los sindicatos docentes, enarbolados en una muy mal entendida autonomía.
Vázquez, ni reina, ni gobierna. Sus ministros hacen la plancha. No gobiernan ni pueden hacerlo. Han sido superados en sus limitadas posibilidades, y carecieron de talento para zafar. Prueba de ello el rechazo popular, escrache, al Ministro de Transporte en su visita a los barcos que rompieron el puente de Carmelo.
Atornillados todos a sueldos que oscilan entre 300 mil y 450 mil pesos mensuales, diputados y senadores flotan como corchos.
Extraviados, y con el país en manos de la delincuencia, se advierte en los asentamientos y barrios suburbanos la proliferación de la gavilla de malhechores y forajidos que se adueñaron del Uruguay, y que cometen todo tipo de tropelías a sus anchas.
No hay barrio que se respete ni hogares que estén tranquilos. El secuestro, la rapiña el asesinato, el robo y la droga están a la orden del día y llenan la página roja.
El gobierno, malogrado, no atina a encaminar soluciones; gasta lengua y hace el show bajo el paraguas de las mayorías  parlamentarias, como si en ello le fuese la vida a la república.
Vemos a Vázquez sacar fuerza de flaqueza, pero se le derrite el sillón presidencial. Infructuosos esfuerzos de llevar los integrantes del consejo de ministros a pueblos y parajes para entonar cánticos del gobierno de cercanías, show periodístico que recoge en pantallas y primeras planas aspiraciones ciudadanas que jamás serán satisfechas.
Ricardo Garzón
Vázquez y la inseguridad
Por Luis Hierro López. El principal responsable de la crisis de inseguridad que vive el país es el presidente de la República, quien había comprometido en su campaña electoral una rebaja del 30% en el delito y no pudo cumplir con su promesa. En vez de reconocer con sinceridad esa falta, el Dr. Vázquez acude a pretextos indecorosos.
Hace muchos años que el señor Bonomi es Ministro de Interior y también hace muchos años que el hermano del presidente Vázquez es subsecretario. Han dispuesto de los mejores presupuestos posibles para mejorar la acción policial, tienen mayorías parlamentarias que les han respondido a mano alzada en todas las interpelaciones y cuentan con las mieles del poder, es decir, hacen lo qué quieren sin tener que dar explicaciones.

Sin embargo, los resultados son cada vez peores: hay un asesinato cada veinte horas, las rapiñas siguen creciendo pese a las promesas en contrario –iban a bajar un 30%, nos dijo el presidente- y la Policía se siente indefensa y sin mando por la actitud de un gobierno que no asume su responsabilidad ante el delito.
En su presentación en ADM, el presidente Vázquez acudió a dos engaños para tratar de convencer a la audiencia de que sus anteriores promesas en el sentido de que la rapiñas bajarían en su mandato un 30%, eran correctas. Mencionó una encuesta inexistente y reiteró la explicación ya divulgada por el ministro Bonomi en el sentido de que el nuevo Código del Proceso Penal –“el efecto noviembre”, como lo llamó Bonomi– justificaría el crecimiento del delito. Como ya hemos explicado en Correo de los Viernes la aplicación del nuevo Código no tiene vinculación con las cifras del delito, manipuladas anteriormente, y en forma indigna, por el Ministerio de Interior. Lo que ocurrió es que con el nuevo Código también la Fiscalía debe publicar las cifras de los delitos, con lo que el Ministerio, que antes ocultaba la realidad, tuvo que blanquear las estadísticas y reconocer la realidad. Así fue como, prácticamente de un día para otro, el Ministerio tuvo que reconocer que las rapiñas habían subido un 57%. No es que subieron tanto, sino que esa fue la forma, vergonzosa por cierto, que manejó el Ministerio para encubrir su mentira anterior.
Ese hecho, por sí mismo, descalifica al ministro Bonomi y a su equipo, quienes mintieron durante varios años respecto a la cantidad de rapiñas, tratando de salvar la promesa electoral del Dr. Vázquez. Es una pena que el señor presidente se sume ahora a esa campaña de falacias. Pudo haber asumido, por una vez, sus errores, pero prefirió, deliberadamente, el camino del engaño. Así le irá.

 


















 












 

 

 
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