|
Ricardo Garzón |
Pasividades militares |
Perdieron la guerra en la mesa de las negociaciones.
Los embaucó el poder político en el primer gobierno posdictadura, cuando el presidente Sanguinetti, con diestro pase de muleta, derivó a los comandantes en jefe a solucionar aspectos presupuestales de las Fuerzas Armadas con "técnicos" del Ministerio de Economía que no les solucionaron nada.
Fueron alertados de la maniobra política por observadores políticos de la hora.
Fueron alejados imperceptiblemente del mando supremo, y desde entonces a hoy se vilipendia a las Fuerzas Armadas en cada oportunidad; se las humilla casi a diario, y se las convoca por el poder político nacional y departamental a paliar las consecuencias de los desastres naturales (tornados, inundaciones), y a cumplir tareas de recolección de la basura cuando los basureros se declaran en conflicto.
No satisfecho, el gobierno actual le sigue metiendo la mano en el bolsillo a los despojos de la familia militar, aplicando un renovado impuesto a sus pasividades, mientras a fuego lento se cocina en el parlamento un proyecto de ley que es ejemplo de voracidad fiscal, y que modifica en perjuicio, aspectos sustanciales del régimen jubilatorio.
Ante semejante embate, cabe presumir con fundamento que no terminará en la mal llamada Caja Militar, en realidad un "servicio" dependiente del aporte estatal.
No se requiere ser un lince para sostener que el abuso de poder, abuso de autoridad, se extenderá luego a la Caja Profesional y hasta la Notarial.
Una perla más del caos entronizado en el sistema previsional uruguayo, que tarde o temprano hará eclosión. Se quiere hacer pagar a justos por pecadores lo más rápidamente posible.
En Brasil, por ejemplo, se planteó en los últimos meses, a cara descubierta y con descaro, una reforma tendiente a unificar todos los sistemas jubilatorios. Sin agite ni sofocos, los militares no lo aceptaron. Pusieron límites. Dijeron que NO.

|
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
Sammy Arlin |
Alas Uruguay
Déjense de pavadas |
A ver… todos los sorprendidos, preocupados, consternados y demás, déjense de pavadas.
Ya se sabía, el que no quería verlo es porque tenía los ojos vendados. Una compañía cuyos directivos el mismo día que dicen que necesitan dinero para subsistir dicen también que la compañía está mejor que nunca es evidente que, o deliran, o mienten.
Una compañía que trabaja a pérdida al tiempo que ruega por fusiones imposibles mientras no paga por el arriendo de los equipos que utiliza para trabajar y que se fueron reduciendo hasta el mínimo indispensable, no tiene mucho futuro por delante. ¿O alguien cree, en su sano juicio, que sí?
Una empresa cuyos mandos medios saltan fuera dando un claro mensaje de la debacle que se aproxima, ¿no sorprende a nadie? No se trata ahora de investigar para atrás los desastres estratégicos y los despilfarros. Ya fue dicho en su momento y nadie hizo caso.
No se trata de analizar si la gente apoyó o no, el apoyo se da en base a confianza, y si un producto no es confiable nadie va a apoyar. ¿O el público está obligado a comprar servicios por adelantado a riesgo de no obtenerlos? Y una empresa que declara permanentemente que si no le dan plata no puede continuar, evidentemente no es confiable, y menos para comprarle por adelantado.
Es necesario que se comprenda de una vez por todas que la industria y el comercio no prosperan con voluntarismos o ideologías o sentimientos patrióticos… Los negocios son negocios, aquí y en todas partes del mundo funcionan con capital, conocimiento, planes, estrategia, y, aunque se trate de volar, con los pies sobre la tierra.

|
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
Gonzalo Silva Rivas |
Inclinar la balanza |
- La presencia de un nuevo jugador en la liga de las low-cost en el país, le pone sabrosura al modelo de servicios de bajo costo. El comienzo de operaciones por los cielos colombianos de Wingo es una interesante apuesta para dinamizar los viajes en avión y abonar una saludable disputa comercial por la conquista del mercado, con beneficios palpables para los pasajeros.
La recién creada aerolínea trabajará de la mano de Copa Airlines Colombia, con la que junto a Copa Airlines integran la matriz panameña Copa Holding, una de las tres más representativas del sector en la región. Aunque su debut se oficializará el primero de diciembre, con el lanzamiento de 16 rutas e igual número de destinos en diez naciones centroamericanas y del Caribe, su actividad comercial ya está en marcha, con la venta de tiquetes en almacenes de cadena, estaciones de pago electrónico y el aeropuerto Eldorado.
El concepto de negocios “punto a punto” del anunciado competidor está soportado por una sencilla estructura organizativa de bajos costos operativos y servicios limitados, su fortaleza para echar pulso con los dos operadores que se distribuyen la tajada de este segmento en el país. Por un lado, EasyFly, con sede en Bogotá, vigente desde hace una década en una veintena de destinos regionales, y una tajada del 4 por ciento del total de viajeros del país. Por el otro, VivaColombia, que poco a poco, en menos del quinquenio, devora el doce por ciento del ponqué.
Esta última aerolínea, precisamente, baraja cartas y prepara estrategias para meterse de lleno en el mercado latinoamericano, resultado del reciente movimiento de fichas que produjo su ajedrez accionario. La compra, hace un par de meses, de la totalidad de acciones de los grupos Bolívar y Fast, por parte del pequeño gigante irlandés Ireland Aviation, lo convirtió en su dueño mayoritario, con el control del 75 por ciento de la compañía.
Los propietarios irlandeses se mueven con habilidad dentro de este mercado y generan buenos augurios sobre el futuro de la aerolínea colombiana. Las credenciales sobre su conocimiento y su experiencia como inversionistas en el negocio de la aviación de bajo costo, las confirman cuatro exitosas aerolíneas del ramo que vuelan por el mundo y de las que son promotores: Ryanair, Tigerair, Allegiant y la mexicana VivaAerobus, que suman más de 400 aviones, en los que se han transportado un billón de pasajeros.
Durante sus escasos cinco años de funcionamiento, VivaColombia multiplicó en varios dígitos su participación en el mercado local de los viajes. Las cifras de su desempeño son elocuentes. De ocho rutas nacionales operadas en 2012, pasó este año a 23 nacionales y seis internacionales, y de 560 mil pasajeros movilizados entonces, saltó la barrera de los dos millones 700 mil.
En el país, más del ochenta por ciento de la población depende del transporte terrestre como medio de locomoción, pese a que es creciente el porcentaje que quiere viajar por aire, sin poderlo hacer por los altos precios del servicio aéreo. Sin embargo, la revolucionaria participación de las aerolíneas de bajo costo, que no solo estimulan el desarrollo de los destinos que operan, algunos en áreas aisladas, abre oportunidades de acceso a mayor flujo de usuarios, gracias a lo económico de sus tiquetes y a los menores tiempos de viaje.
En América Latina -donde la movilización en autobús es la principal alternativa del transporte doméstico-, Colombia, junto con México y Brasil, conforma la trilogía de naciones más atractivas para incursionar con este concepto de servicio aéreo. Sus tasas de crecimiento económico, su aumento poblacional y su clase media en expansión, son factores que pueden inclinar la balanza de los consumidores terrestres, y emprender la transición entre la flota de buses y la de aviones.

|
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
Alberto Medina Méndez |
Más osadía para lograr la prosperidad |
Todos ambicionan, de una u otra forma, cierto progreso individual, pero también pretenden vivir en una sociedad que sea capaz de evolucionar como tal y alcanzar ese estándar que otras naciones ya disfrutan.
La comparación es casi inevitable. Abundan ejemplos de cómo otras comunidades transitaron la huella adecuada obteniendo logros relevantes de los que pueden sentirse orgullosos y exhibirlos como mérito propio.
En estas latitudes, quienes se llenan la boca explicando minuciosamente cómo esos países han resuelto sus desafíos, o como han minimizado sus inconvenientes a niveles razonables, no tienen el coraje suficiente para hacer lo que hay que hacer y encarar el rumbo preciso.
Les encantan los resultados obtenidos por los demás, pero no están dispuestos a pagar los costos que ese cometido implica. No perciben la relación causa efecto o son unos descarados que prefieren no hacerlo.
Para conseguir éxitos hay que esforzarse. En ese derrotero se hacen enormes sacrificios, se aceptan concesiones, inclusive se admiten eventuales tropiezos. El premio está al final del camino y no en su trayecto.
En la política, es altamente probable que los que inician el sendero no puedan finalmente disfrutar de esas victorias y sean entonces otros actores los que oportunamente aprovechen su verdadero impacto positivo.
Los mayores triunfos llevan tiempo, los que realmente valen la pena involucran largos procesos, a veces imperceptibles, que dan pasos uno a uno, esos que un día se convierten en la meta tan anhelada.
La sociedad sabe que existen cuestiones que ya no dan para más, que se necesitan reformas profundas, en serio y con mayúsculas. También es consciente de que cada una de esas determinaciones, implica asumir ciertos costos económicos, sociales y también políticos en el corto plazo.
Las opciones son muy simples, pero las mismas conllevan decisiones siempre incómodas. Se puede alargar la agonía, dejar todo como está y solo soportar estoicamente las consecuencias de no hacer absolutamente nada. Pero también se puede elegir el camino de enfrentar los problemas y prepararse para pagar los platos rotos por no haberlo hecho a tiempo.
Son los ciudadanos los que deben tomar esa difícil determinación e impulsar a los dirigentes para que hagan lo imprescindible, siempre asumiendo que también les queda la otra alternativa, la de no hacer lo correcto.
Lo que no parece razonable es quejarse del presente y no estar dispuesto a hacer lo apropiado. Esa hipócrita contradicción tiene nombre y apellido. Es que cada uno de los votantes, con su lógica algo cínica, avala el presente en su totalidad. Está en sus manos cambiarlo todo pero es evidente que les resulta más fácil hacer de cuenta que nada ocurre y dejar todo como está.
Del otro lado del mostrador están los políticos, esos que se postulan a ciertos cargos para transformar la realidad, según recitan hasta el cansancio. El problema empieza cuando llegan a sus lugares soñados y explícitamente optan por no tocar casi nada y seguir en la inercia suicida.
Los dirigentes, pero también sus electores, saben que si no se opera con convicción sobre cada uno de los asuntos, estos solo se agravarán y se multiplicarán sus nocivas secuelas. Apuestan a que sus sucesores pagarán la fiesta, por eso se hacen los distraídos y se preparan entonces para disfrutar esta etapa sin pensar demasiado en lo que viene.
Pero es allí donde los líderes tienen que cumplir su rol de conductores y orientadores, para seducir a los ciudadanos, convocándolos a una épica que los lleve a apoyar esos cambios tan obvios que emergen sin disimulo.
Los políticos tienen una inexcusable responsabilidad, pero ellos prefieren la comodidad del poder y por eso no asumen riesgos adicionales. Hacer transformaciones siempre significa enfrentar peligros. Es saludable recordar que nada bueno se consigue sin superar escollos y que no existen las alfombras rojas para obtener metas realmente trascendentes.
A estas alturas ya es inocultable que la sociedad quiere continuar con la corrupción vigente, con un sistema educativo ineficaz, con millones de empleados estatales que no trabajan y ganan un salario solo a cambio de casi nada, por solo citar algunos de los ejemplos más habituales.
Mucha gente convive con esa dualidad del discurso ambiguo. Sostienen que éste presente es inaceptable, pero cuando surgen posibles soluciones para superar esos flagelos, esos mismos ciudadanos retroceden sobre sus pasos.
Nadie quiere empleados estatales holgazanes, de esos que pululan en las oficinas públicas, pero se rechaza cualquier propuesta que plantee que los que sobran se busquen un trabajo digno, en el que se ganen su sustento ofreciéndole a la sociedad algo que realmente sea valioso para muchos.
El resultado final está a la vista. Todo sigue igual. La gente se queja, pero no se anima a hacer lo necesario. Es un círculo vicioso, pero no es neutro. La ilusión de que todo quedará en el mismo lugar es absolutamente falaz. Esa decisión tiene consecuencias, a veces inapreciables, de esas que luego aparecen con total brutalidad y se cobran con creces esa actitud displicente.
La sociedad debe recapacitar y pronto. Los dirigentes políticos actuales no disponen del espíritu para liderar los procesos de cambio imprescindibles. En todo caso son solo obedientes personajes de una casta que está programada solo para hacer lo que la gente les ordene explícitamente.
Se necesitan, de una vez por todas, líderes dispuestos a enfrentar los problemas y no a esquivarlos eternamente. Las grandes metas requieren de valentía. En definitiva, se necesita más osadía para lograr la prosperidad.

|
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.
|
|
ALAS URUGUAY
Tiraron la plata en las paredes del conurbano bonaerense; desconocieron con probada vocación suicida a la prensa especializada; se obnubilaron con la gran prensa diaria y televisiva a la cual, por la vía del canje, le dejaron el muerto de cheques incobrables; se rodearon de alcahuetes interesados que no son chicha ni limonada en el ambiente aerocomercial de la región -con los cuales terminaron peleados como perro y gato-, y no tuvieron mejor ocurrencia, con dineros públicos, que pretender llevarnos a la justicia reclamando cien mil dólares, porque en tarde de chanzas divertidas invitamos a bailar La Raspa con el toro de Tacuarembó.
Ricardo Garzón
















|

OCTUBRE de 2016
CIUDADANO ILUSTRE

EL CONTADOR

DOCTOR STRANGE

EL CANDIDATO

LA FIESTA DE LAS SALCHICHAS

TROLLS

UN TRAIDOR ENTRE NOSOTROS

ESPIANDO A LOS VECINOS

OUIJA
EL ORIGEN DEL MAL

INFERNO

LA ÚLTIMA FIESTA

EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO

NUESTRAS MUJERES

LOCOS DE MENTES

LOS MODERNOS

MISS PEREGRINE Y LOS NIÑOS PECULIARES

CIGÜEÑAS
LA HISTORIA QUE NO TE CONTARON

GILDA

MANDARINAS

MI PAPÁ ES UN GATO

CAFÉ SOCIETY

MI AMIGO EL DRAGÓN

MIGAS DE PAN

NO RENUNCIO

LA VIDA SECRETA DE TUS MASCOTAS
RIGOLETTO, DE VERDI,
OPÉRA NATIONAL DE PARIS

I CAPULETI E I MONTECCHI, BELLINI - LICEU

La temporada 2016 incluirá siete títulos de Opera y tres de Ballet. También se agregan nuevos escenarios: además de la Opéra National de Paris, este año recibimos importantes producciones desde la Scala de Milan, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y el Festival de Salzburgo. Y por último, anunciamos que, a pedido del público, ampliamos los horarios de manera que cada pieza será exhibida dos veces: un martes de cada mes a las 16hs y un jueves a las 19hs.
Para quienes aún no han tenido la experiencia de asistir a una Ópera o Ballet en cine, los invitamos a comprobar que dado que las salas están dotadas con tecnología de alta definición y con sonido íntegramente digital, el espectador podrá sentirse parte del evento, tal como si estuviera sentado en el mejor lugar de la platea y apreciar las excelentes puestas en escena y la distinguida calidad artística que ofrecen estos destacados teatros.
Las entradas tienen un costo de $390 y podrán ser adquiridas de forma anticipada en la boletería de Life Cinemas Alfabeta (Barreiro 3231 esq. Berro) y por la web, www.lifecinemas.com.uy
· Martes 15 de Noviembre, 16hs: Los Capuleto y los Montesco (Bellini) - Gran Teatre del Liceu, Barcelona
· Jueves 24 de Noviembre, 19hs: Los Capuleto y los Montesco (Bellini) - Gran Teatre del Liceu, Barcelona

 |
|