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Gran Vedette
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enfoques no va a escupirle el asado al presidente de la república.
Siguió atentamente su periplo por la capital de los Estados Unidos; se hizo eco del excelente recibimiento que le ofreció el presidente Obama, y disfrutó y participó de la reunión multitudinaria de Mujica con estudiantes y docentes universitarios.
Cautivó los distintos y muy variados auditorios que lo aplaudieron a rabiar; respondió con manifiesta solvencia las preguntas de todo tipo y color que le formularon empresarios norteamericanos en la Cámara de Comercio y en el Banco Mundial, y festejó, gozoso y divertido, con centenares de estudiantes de la American University que lo vitorearon, cuando se le enredaron por torpeza y por un par de minutos los cables de la solapa, el traductor personal y el micrófono.
Distendido y en su salsa con estudiantes y periodistas, en medio de aplausos generales le espetó públicamente a la corresponsal de Aspen en los Estados Unidos: “piba, te daría un beso”, introito de una respuesta a una fundamentada pregunta sobre la descentralización de la enseñanza universitaria en el Uruguay.
En figuritas se vieron las traductoras para llevar al inglés expresiones de Mujica, tales como: “difícil como pelar mondongo con las uñas”; “estábamos como el perro del hortelano”; “les garantizo que en la puerta del trampero la inversión va a estar en los 4 mil y 5 mil millones”, y “hemos firmado acuerdos de libre comercio a troche y moche”.
Aparte de consolidar su imagen ante el mundo, excelente por cierto, poco para Uruguay. Muy poco, y de tan poco, nada.
Nada de nada, por más que la “gran prensa”, ante la ausencia de títulos, haya dado tremenda trascendencia a la pavada. Intercambio de docentes, exportación de carne con hueso, apertura del bloqueo a Cuba y otros asuntos que ni siquiera están en pañales, fueron los títulos que obligaron a sesudos periodistas a escribir notas para justificar presencia.
Ante la manifiesta incapacidad del elenco gobernante, paupérrimo en asesores, fuimos a Washington sin propuestas efectivas, a la intemperie, porque tampoco se conjugó con la Embajada de EE.UU. en Uruguay, -como debió haberse hecho-, una agenda de trabajo, preparada con semanas, meses de antelación, que condujera a resultados concretos y útiles para el país.
Si acaso, feliz y merecido, el gol olímpico de Mujica a la Argentina, cuando, en referencia a inversiones extranjeras, y en aparente recuerdo de un ex gobernador de Entre Ríos ligero de bolsillo con relación a Botnia, precisó con detalle: “no somos corruptos, no andamos coimeando al empresario que viene. Somos un país decente; no nuestra administración, nuestro país".
Ricardo Garzón |
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