Edición Nro. 2259 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 13 de mayo de 2022
 
 
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MÁS ALLÁ DEL RÍO DE LA PLATA - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
“Argen-crania”
  • “Porque la fidelidad eterna es inhumana, y la traición, humana”. Jo Nesbø

Por primera vez, después de ochocientas treinta y seis semanas, no pude escribir mi columna y enviarla a tiempo; ayer a la madrugada, murió un amigo del alma, compañero desde los seis años en el colegio, en la universidad y socios en el estudio profesional, todo a lo largo de setenta años. Alejandro Maglione, que de él se trata, dejó un vacío enorme en nuestras vidas. Disculpas, entonces, por esta demora.
Reconozco que hacer un parangón entre lo que sucede en la Argentina y la criminal invasión de Rusia a Ucrania puede parecer de muy mal gusto, pero Cristina Kirchner imita a su admirado Vladimir Putin en sus bombardeos sobre la población civil, cuando ataca con sus milicias vociferantes al lamentable Alberto Fernández, el títere al que ella misma entronizara. Tal vez lo haga de modo menos luctuoso, aunque su rastro político está señalado por la sangre de muchos adversarios o confidentes, pero también aquí son los ciudadanos comunes quienes pagan la factura de la descarnada lucha en la cima del poder, y lo hacen con inflación, pobreza, falta de educación y de salud y, sobre todo, con la destrucción de cualquier sueño de progreso.
La virulencia de los embates que nuestra subdesarrollada emperatriz emprende cada día, sea a través de sus propias cartas públicas y tuiters, sea enviando a personajes tan siniestros como su hijo Máximo Kirchner, Hebe de Bonafini y Fernanda Vallejos a apretarlo e insultarlo sin piedad (lo llamaron “okupa” de la Casa de Gobierno-, son de tal magnitud que todos han comenzado a preguntarse qué busca en realidad. ¿Sólo la rendición incondicional del PresidenteMeme, entregando a sus ministros más preciados (Martín Guzmán, Matías Kulfas, Santiago Cafiero, Juan Zavaleta y Claudio Moroni) y aceptando la radicalización populista de su gobierno, o directamente su renuncia, como pidió Andrés Larroque?
Hasta hoy, pensaba que la respuesta sería la primera, ya que la otra implicaría que la Putina, al asumir la Presidencia, debiera pagar personalmente las consecuencias del estrepitoso fracaso de la gestión que ella misma provocara con sus vetos y sus quinta-columnistas, y preservarse en su bastión electoral –el Conurbano bonaerense- para ser candidata a Senadora el año próximo y, aunque fuera electa por la minoría, conservar sus fueros para evitar ir presa de inmediato. Pero ahora el panorama que las encuestas reflejan casi unánimemente sugieren que, por el avance hasta hace poco inimaginable de Javier Milei, el Frente de Todos (o como se llame entonces) podría quedar relegado a un tercer puesto allí.
Es cierto que, si dudara, siempre podría encabezar la lista de candidatos a Diputados que, aunque implique un demérito, la salvaría de ese dramático y casi seguro desenlace carcelario. Sin embargo, no debería olvidar que su cómplice, Julio de Vido, fue desaforado por sus pares y terminó en prisión; esa probabilidad, con la renovación de esa cámara que se producirá en diciembre de 2023, sería mayor.
Me sorprendió, por la falta de substancia real, el discurso político con que, disfrazado de clase magistral, nos ametralló Cristina Kirchner durante una hora y media desde Resistencia, Chaco; se había generado una gran expectativa política, porque todos suponíamos que lanzaría una bomba neutrónica sobre Alberto Fernández.
Sin embargo se limitó a reiterar sus tópicos habituales y los lugares comunes a los que nos tiene acostumbrados: la infinita genialidad de los gobiernos de su marido y de ella misma, su irresponsabilidad en el estado calamitoso en que se encuentra la Argentina pese a haberla gobernado durante dieciséis de los último veinte años, su “generosidad” al haber elegido a Alberto Fernández a pesar de cuánto había despotricado éste en su contra desde que dejó de ser su Jefe de Gabinete en 2008, la Corte Suprema y la Justicia que la persigue con su lawfare y la complicidad de los “medios concentrados”, la maldad de los empresarios y del carísimo FMI, la insensibilidad de la oposición al plantear ahora la necesidad de la boleta única electoral en lugar de preocuparse por los problemas reales de la ciudadanía, la enumeración de las habituales falsedades económicas y la tergiversación de la historia. Tal vez las únicas novedades fueron la desorbitada ponderación al capitalismo chino (olvidó que las vacunas que nos obligó a comprarle no funcionaron, como lo probó el aislamiento de Shanghai, como tampoco las rusas, de su aliado Putin) y, sobre todo, que incluyó en su descripción del desastre económico al actual gobierno, que ella diseñó, integra y torpedea sin pausa.
La semana próxima, con el MemePresidente ausente por un viaje meramente turístico que realizará a Alemania y España, la envejecida, pintarrajeada e impotente emperatriz estará a cargo del Ejecutivo. En ese período se conocerá el alto índice de inflación, que agravará el mal humor social y dará renovado aliento a las protestas, y se producirá la reputada “marcha federal piquetera”, que organizó la izquierda trotskista y paralizará a la ciudad de Buenos Aires durante tres días. ¿Qué hará ella al respecto, sentada en el sillón de Rivadavia, cuando miles de militantes ajenos al Frente de Todos/Unión Ciudadana –ese nuevo adefesio que inventó para birlar a la oposición un sitial en el Consejo de la Magistratura- estén frente a la Casa Rosada? Y con respecto a los ministros que tanto detesta, y ya que dispondrá de los resortes institucionales necesarios, ¿ordenará su inmediata cesantía?




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Crónica de otros tiempos
Cola de paja

A veces nos embanderamos y creemos que los hipócritas están de un solo lado. Pero no hay que engañarse. La sinceridad o insinceridad poco tienen que ver en nuestro país con la posición ideológica de los partidos políticos. No es raro comprobar, además, que cuando un partido está en la oposición siempre es más liberal que cuando está en el poder. Es que, en realidad, la grave afección no es la tendencia en sí misma, sino la inmoralidad que domina a los hombres inscriptos en las tendencias, cualesquiera que sean". (Mario Benedetti, "El país de la cola de paja").

Cuando a los políticos les amenazás el bolsillo, siempre se portan bien; hacen buena letra. Sacan sobresaliente. Enseguida se ponen de acuerdo y votan todos juntos, perfectamente disciplinados, lo que sea. Incluso los impuestos, declarados supuestamente a término (IRPF y el IASS), que un conjunto de sinvergüenzas entronizaron para siempre en la vida nacional. Hace un montón de años, cuando lo aprobaron de consuno, de la mañana para la tarde, todos los brazos de los legisladores fueron aviesamente levantados. Con zorrería inaceptable, artimaña electoral, dijeron que se trataba de gravámenes transitorios. Omitieron, entonces, precisar que en la sordidez de la política todo aquello transitorio se torna permanente. Hace sesenta años el país explotaba por los cuatro costados. Uruguay en llamas; se perfilaba la dictadura, y el jolgorio político de la época, sumado a la insurrección de estudiantes, docentes  y obreros, adelantó sucesos.

"El planteo sincero de los problemas nacionales hace ya tiempo que pasó de moda. Hipocresía, esa es la última palabra. Cuánto más se afirma que se está pensando en el bien del paìs, tanto más se piensa en el bolsillo propio, o, cuando menos, en el encumbramiento personal. Ni siquiera el interés del partido cuenta demasiado". (Mario Benedetti, "El País de la cola de paja").

El despilfarro de los dineros públicos ha sido una constante gubernamental. De esa teta se prendieron, sedientos, frenteamplistas, blancos y colorados. Se ha derrochado la plata a troche y moche, gasto salido de madre, dispendio del sistema político uruguayo. Funcionarios públicos de jerarquía que masivamente salen a cada rato al exterior, así como ministros, directores de entes autónomos y sobre todo legisladores, ni siquiera rinden cuentas de los dineros públicos que gastan en clase ejecutiva de los pasajes aéreos, hoteles cinco estrellas, restaurantes de primera categoría y compras en general.
Los salarios, jubilaciones y pensiones están hoy en un mínimo intolerable, con más de un millón de compatriotas condenados a mal vivir en la pobreza. 

"Durante cuatro años el uruguayo se queja sostenidamente de los partidos que gobiernan. Cuando llega la hora de ejercer su derecho ciudadano, ese mismo quejoso y todos sus colegas votan en abrumadora mayoría por esos mismos partidos que tan demoledoramente criticaron". (Mario Benedetti, "El País de la cola de paja").

Más allá aún, para cerrar este escrito de otros tiempos, -con Benedetti compartido-, cuando los oradores políticos, comentaristas radiales y editorialistas hacen caudal de la crisis económica que destroza el país, uno se pregunta a través de las edades por qué se dejará siempre intocada la tremenda crisis moral que nos viene carcomiendo desde los años 50 del siglo pasado.
"Prensa, radio y políticos (que en realidad son un solo y lamentable conglomerado) saben, en el más encubierto fondo de sí mismos, que si en lo económico pueden arrojarse mutuas culpas y responsabilidades, en lo moral, en cambio, todos han participado, con fruición compartida, en el paulatino descarte de lo digno, de lo decente, de lo casi decente".
Ricardo Garzón

 

 



 

 
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