Las restricciones presupuestarias que se viven, motivaron que el Poder Judicial manifestara que se le hacía muy dificultoso implementar lo que determinaba la Ley 19.580 en cuanto a poner en funcionamiento los juzgados especializados en el tratamiento de este tema.
A partir de este hecho, se encendieron las alarmas y fue así como se reunió la “bancada parlamentaria femenina” y decidió ir a hablar con las autoridades de este otro Poder del Estado.
Acabamos de ver en la televisión a la Sra. Vicepresidente de la República salir de dicha reunión y gratificarse porque la gestión había llegado a buen puerto y se aseguraba la instalación y funcionamiento de dichos juzgados, sobre todo en el interior, que es dónde hacen más falta.
Estos hechos deberían alegrarnos, aunque me surgen preguntas:
Los parlamentarios hombres son muchos más numerosos que los parlamentarios femeninos, ¿a ninguno le interesó el tema?
La violencia hacia las mujeres basada en genero, no la ejercen “marcianos” que vienen de otra galaxia, la ejercen hombres que conviven con nosotros. Ningún otro hombre, sea parlamentario o no, siente vergüenza, lo conmueve, lo revela este tipo de violencia que ejercen personas descerebradas que coinciden con nuestro sexo.
En la actualidad el Uruguay está inmerso en una crisis de violencia de género, siguen matando mujeres y las matan los hombres, que son nuestros vecinos, amigos o conocidos.
En los últimos años, ocurren un promedio de dos asesinatos de mujeres por mes. Además se sabe que las agresiones físicas, psicológicas, sociales, económicas, etc., que soportan las mujeres, son de reiterada ocurrencia y difíciles de cuantificar.
Este es un problema de “toda la sociedad”. Cuando se habla de “todos” significa que es un problema de hombres y de mujeres todos juntos, de mujeres y de hombres en su convivencia, y no “todos” como un ente al que nadie responde y menos, nadie se responsabiliza.
“Todos” significa que lo deben resolver juntos, mujeres y hombres trabajando de manera conjunta, cooperativamente las mujeres víctimas y no víctimas, con los hombres no violentos y con los hombres violentos, todos de manera conjunta.
De última somos todos víctimas, las mujeres que directamente o indirectamente son agredidas; los hombres no violentos que son acusados de tales, y los hombres violentos. Éstos también luego atentan contra su propia vida y los que sobreviven han destrozado su existencia en todos sus aspectos individuales y sociales.
No se observa políticas de fondo que focalicen en la raíz del problema y se concluya atacando los efectos y no las causas de la violencia de género (tobilleras).
Sólo los castigos, con independencia de su merecimiento, no resultan efectivos para impedir los daños, sólo insensibilizan a los espectadores y embrutecen a toda la sociedad que los lleva adelante.
Lo peor es que cuando se pretende ir a la raíz del problema, se cae en posturas ideologizadas, carentes de sustento científico. Se esteriotipan los comportamientos masculinos (machismo, heterocentrismo patriarcal, etc. etc.), como si luego de hecha esas definiciones, el problema se va a resolver sólo.
Esto crea barreras para que los hombres se involucren en el tema. Se les acusa gratuitamente a todos ellos, en lugar de tender las alianzas con quiénes no actúan así. De última, éstos son los que les van a servir de modelos de comportamiento a aquellos que hoy son los violentos.
Se debe hablar del “hombre”, del individuo, no de los grupos. El hombre es el sintiente, el que siente dolor y placer, “los hombres” son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Por tanto se requiere convocar a todos los individuos, no importa el sexo, a resolver este problema.
La mayoría de los individuos “sanos” se indignan frente a los casos de este tipo de violencia. Muchos no lo expresan, pesa más el “pensamiento grupal masculino”. Se requiere que todos los que no son violentos, se involucren, que sean mentores” para los violentos. Se aprende más de un par (otro hombre), que del diferente, y ambos sexos deben liderar este proceso.
"Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera". Albert Einstein.
Hoy los hombres son parte del problema. Sin ellos, el problema nunca va a ser solucionado. Ellos son responsables no sólo de lo que hacen, sino también de lo que no hacen.
Se espera que la Sra. Vicepresidente de futuro convoque también a los hombres para resolver un problema que es de todos los uruguayos.

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