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| CORRESPONDENCIA |
Muchas gracias, Ricardo.
Como intenté decir en la nota, el regreso a esta Argentina tan agresiva y violenta, básicamente tan distante de los países en que rige la ley y los ciudadanos se someten sin reservas a ella como medio para preservar la libertad individual, produce un shock en el ánimo de quienes aquí vivimos.
Para comprobarlo bastaría con ir a pasar el día a Colonia, la ciudad que se encuentra a escasos 45 Km de la ciudad de Buenos Aires, porque el aire que allí se respira es tan distinto que parecería que la distancia fuera infinitamente mayor. Uruguay es un país muchísimo menor que el nuestro en territorio y en población, pero cada día sus políticos nos dan exquisitas lecciones de civismo, de respeto al adversario, de privilegio a los intereses nacionales y a las instituciones de la República y su Constitución.
Es cierto que hasta en Europa y en Estados Unidos se producen, cada tanto, incidentes cuando los grupos extremistas, desconformes con las decisiones que adoptan los representantes de la sociedad en sus congresos, pero son esporádicos y, sobre todo, los gobiernos –y menos aún las dictaduras como Cuba, Venezuela o Nicaragua- no los toleran y, aplicando las normas vigentes, las reprimen y la Justicia sanciona severamente a los responsables.
Nosotros, por el contrario, desconocemos o violamos la ley impunemente y, cuando se plantea la posibilidad de obtener ventajas indebidas, no dudamos en sobornar a sus agentes quienes, a su vez, en general reciben las coimas con alegría.
Para reclamar derechos que invocamos tener, impedimos a nuestros conciudadanos circular libremente por calles y rutas, causado perjuicios inconmensurables a los demás, sin que los respectivos gobiernos reaccionen como es debido.
Este tema, el control de la calle, resultará esencial para la gobernabilidad de la administración que surja del inevitable –por ahora- ballotage de noviembre. Porque, sin lugar a dudas, la reacción contra las reformas indispensables que resultará necesario introducir en la economía para evitar que la Argentina desaparezca como país independiente será muy violenta, y más si el actual oficialismo consigue conservar el poder en la crucial Provincia de Buenos Aires, cuyo trágico Conurbano de AMBA se encuentra a escasas cuadras de la Casa Rosada.
El kirchnerismo, en su demencial deriva populista, ha logrado que su lema “donde hay una necesidad, hay un derecho” se haya hecho carne en la ciudadanía, en especial entre las clases más humildes, a las cuales ha transformado así en enamoradas víctimas dependientes de sus propios verdugos. El propio Gobierno ha descartado y vilipendiado el mérito y el esfuerzo como única camino para el progreso individual, y convencido a muchos de que el Estado –y el nuestro está absolutamente quebrado- es el único que puede distribuir beneficios a los distintos colectivos.
A pesar de todo, y viendo cómo nos comportamos en el exterior en cuanto a respeto a las reglas, conservo la esperanza en un cambio profundo, aún sabiendo que será duramente resistido y que demandará muchos años lograrlo; el país está en ruinas, pero conserva virtudes y bienes que nos servirán para alcanzar un futuro mejor para nuestros hijos y nietos. Pero el éxito dependerá de cuanto tesón estemos dispuestos a invertir en ello cada uno de nosotros.
Hasta mañana.
Un gran abrazo,
Enrique Guillermo Avogadro |
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| SE DICE |
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Que en tiempos de conmemoraciones es bueno recordar: "Sean los padres de la patria inexorables en el cumplimiento de su deber; de lo contrario me sobran bríos para firmar su exterminio". (José Artigas)
Que se advierte que a nivel político, entre muchos conceptos y declaraciones que abundaron a troche y moche en estos días, brilló por su ausencia la autocrítica.
Que a la hora de hacer un balance institucional los partidos políticos tomaron la mayor distancia que pudieron del golpe de Estado; realzaron sus caras más opositoras, y minimizaron, ignoraron y eludieron las responsabilidades que por cierto tuvieron.
Que Gustavo Penadés dijo que hay una “trama” detrás de las denuncias en su contra por explotación sexual de adolescentes; no descartó una “maniobra política”, y dijo que el tiempo lo dirá, asegurando que sigue como hasta ahora, "tranquilo en su casa”.
Que Penadés volvió a reiterar su absoluta inocencia; afirmó, subrayó e insistió en que es inocente, que tiene la conciencia tranquila, y que aguarda que en la Justicia ello se pueda demostrar.
Que el presidente de ANTEL, eufórico, invitó a la ciudadanía para que se conecte con el Uruguay del futuro, y anunció urbi et orbi la nueva generación 5G de tecnología celular.
Que Gurméndez resaltó: "somos los primeros, los líderes en el país, y por primera vez una tecnología se lanza llegando desde los inicios a los 19 departamentos".
Que saltaron liebres y conejos, y el directorio de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios (CJPPU) decidió, por unanimidad, despedir al gerente general de la institución, Miguel Sánchez, porque su sueldo mensual de 920.000 pesos “no guarda relación con la situación presupuestal de la caja y la necesidad de abatimiento de gastos”.
Que, tajante, el ministro de Ganadería Fernando Mattos le trasmitió al ahora senador Adrián Peña que no es su tiempo para ser precandidato presidencial, y sí de consolidar su trabajo en el Senado, un rol fundamental de cara a las negociaciones de la futura Rendición de Cuentas.
Que el senador Guido Manini Ríos, ex comandante en jefe del Ejército, apuntó contra la guerrilla Tupamara, la clase política y la injerencia de Estados Unidos, en un repaso por los hechos históricos que terminaron con el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, y que este martes se recordó en el Parlamento con una sesión especial de la Asamblea General.
Que Manini comenzó su discurso con una condena a la dictadura: “compartimos lo dicho en sala en cuanto a que nunca más haya dictadura en este país; que siempre se respeten las instituciones democráticas y los pronunciamientos populares, y que nunca más haya terrorismo, venga de donde venga".
Que sable en mano aludió a la corrupción en la clase política, la que cayó en el descrédito generalizado en todo el país, y que condujo a que no hubiese reacción social.
Que hace cuatro días lloraba frente a las cámaras de TV por la Crisis del Agua y las malformaciones que su consumo podría traer a embarazadas; ayer Carolina Cosse se fue a Bogota para asistir a un Simposio sobre feminismo hasta el 1 de julio, y después se va de vacaciones hasta el 7...
Que en Colombia, Carolina Cosse, tras recibir un reconocimiento, dijo estar segura de que en Bogotá no va a tener problemas si se emociona, en alusión a la polémica que se desató por la lectura que hizo de un informe sobre trihalometanos y embarazadas.
Que el presidente del Frente Amplio dijo que a Heber le "llegó el momento de dejar esa tarea", y que hay que poner un ministro que sea experto en la seguridad pública ya que no tiene respaldo político ni popular y que solo lo sostiene el presidente de la República.
Que Pereira agregó que cuando la gente tiene miedo de vivir en su barrio, éste se transforma en el primer problema que no hay que subestimar; nosotros tuvimos muchas veces este pecado de subestimar estas circunstancias y lo pagamos caro.
Que luego de casi 24 horas de interpelación con acusaciones de un lado y del otro, lo único que recibió los votos necesarios para ser aprobado fue un pasaje de la moción presentada por Cabildo Abierto que juntó respaldos con el Frente Amplio.
Que ese pasaje es crítico con el gobierno y le valió el rechazo de blancos y colorados.
Que el presidente de la cámara baja, Sebastián Andújar, dijo que a los cabildantes “quizás les faltó coraje para poder retirar la moción”, ya que “la que presentaron no tiene nada que ver con la que salió”; “es una moción totalmente deformada a la que fue presentada, y bueno, cuando uno está en un brete y no tiene el carácter y el coraje para poder salir de él y admite después algo totalmente deformado de lo que propuso, es responsabilidad de la persona que lo admite”, apuntó.
Que para el titular del PIT CNT, Cabildo Abierto, cuando se trate del voto de censura dentro de unas horas, veremos si apoya o no apoya, aunque quedó claro que no está conforme con la gestión del ministro.
Que el presidente de la república respaldó una vez más la gestión del ministro del Interior y afirmó que la seguridad en el país “está mejor”, aunque no están “conformes”.
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| El "Nunca más" es más que una frase |
Por Julio María Sanguinetti. El lunes y el martes pasados han sido días hermosos para nuestra democracia. Se han conmemorado los 50 años del golpe de Estado con ceremonias de fuerte contenido republicano. Tanto la recreación nocturna de la sesión del 26 de octubre de 1973 como el mensaje conjunto del Presidente de la República acompañado de los tres ex Presidentes, fueron fuertes. A ellos se añadieron, además, algunos interesantes testimonios periodísticos, como el programa del periodista Alfonso Lessa en Canal 5 en el que estuvimos los tres "eméritos" y que puede verse completo en: https://youtu.be/ljKkqda1rZQ
Hubo emoción, compromiso, acompañamiento de la ciudadanía y un eco muy fuerte en nuestra vecina Argentina donde, una vez más, aparecimos como una isla casi paradisíaca, en una visión admirativa que amplifica nuestra realidad.
De todo eso resulta -o debiera resultar- un real compromiso cívico de confirmación. De que el incierto futuro que la región y el mundo le imponen al país lo abordaremos desde la institucionalidad y un ejercicio político respetuoso y maduro, todo lo polémico que sea, pero desde un espíritu tolerante.
Paralelamente, también estos días hemos escuchado a muchos analistas y algunos historiadores. Pocos realmente se atienen a los hechos de ese pasado cuyas consecuencias en algunos aspectos siguen proyectando su sombra el presente. A pretexto de descalificar la teoría argentina de los "dos demonios", que surgió del Informe Sábato condenando a montoneros y militares, se mira nuestra realidad minimizando el rol central de la violencia política. Moralmente, no igualamos la violencia guerrillera a la del Estado, porque los militares violaron un juramento solemne y usaron torcidamente las armas que el pueblo puso en sus manos para defenderlo. Políticamente, sin embargo, no se puede ignorar que aquella soberbia armada, que inspirada en Cuba quiso hacer aquí una revolución, fue fundamental para ese proceso que va introduciendo a las Fuerzas Armadas en la vida política.
Ese grupo, en 1963 proclamó la necesidad de una revolución y así lo escribió y dijo en proclamas que felizmente documentan la intención. Desoyó hasta el consejo que rotundamente ofreció el Che Guevara en 1961, cuando en el Paraninfo elogió la democracia uruguaya como única en América Latina y descartó el camino de la violencia.
Se escuchan teorías y de a ratos parece que esa guerrilla no tenía una idea revolucionaria y que era algo fantasiosamente preventivo de un golpe de Estado que no estaba en el panorama.
Es verdad que la situación económica era difícil y que enfrentábamos un mundo comercial con caída de los precios de las materias primas. También lo era que, como consecuencia, había fuertes protestas sociales. Tampoco se puede ignorar que la guerra fría operaba para que el eje Moscú-La Habana estimulara guerrillas y el Pentágono golpes de Estado para enfrentarlos. No desconocemos que había muchos cuestionamientos a los políticos en general, pero los llamados "privilegios" habían sido todos barridos en la reforma constitucional de 1967 y solo fueron usados como un pretexto por los golpistas.
Ninguna de estas circunstancias ameritaba un golpe de Estado. Se traen a colación las medidas prontas de seguridad del gobierno de Pacheco como si no fueran constitucionales y no resultaron avaladas por el Poder Legislativo, como efectivamente ocurrió. Por cierto, ellas revelaban la anormalidad de la situación, pero ésta venía de atrás, cuando no estaba Pacheco en el gobierno.
La cuestión de fondo es que había un descrédito de la propia democracia liberal y en todos los ámbitos intelectuales y políticos de aquellos años, se la despreciaba. Se la consideraba una "cáscara vacía", porque subsistían la desigualdad y la pobreza.
Por suerte, esta es una batallada ganada. Con sangre, desgraciadamente. Con dolor. Pero hoy a nadie se le ocurre que para luchar contra la pobreza hay que cargarse a la democracia. Y aquí nace el gran compromiso: preservarla. Para lo que hace falta una respetuosa disidencia, el debate claro pero respetuoso, no caer en la descalificación personal del adversario, respetar sustantiva y aun formalmente a las autoridades electas por el pueblo. Seamos claros con un ejemplo: si un grupo sindical insulta al Presidente tratándolo de "mentiroso", quizás no se de cuenta que está cayendo en una actitud antidemocrática propia de una mentalidad fascista.
Es una utopía imaginar una sociedad de unanimidades. Una utopía peligrosa, además. Porque revelaría una uniformidad de pensamiento propia de la atonía ciudadana. La democracia requiere debate, porque no es nunca un consenso unánime. Es, en cambio, una administración de los disensos. Un sistema de respeto y razonabilidad que organiza la diversidad para poder gobernar.
Para que el "Nunca más" sea algo más que una frase, es que debemos asumir ese compromiso. Nunca más golpe de Estado, pero nunca más violencia política. Nunca más soberbia militar, pero tampoco nunca más soberbia armada venga de donde venga. Nunca más terrorismo, pero nunca más todos los terrorismos y no solo el del Estado.
Solo así, el "Nunca más" adquiere una real vigencia. No dudo que quienes vivimos el tiempo de la violencia, hoy lo entendemos. Por eso es fundamental que se lo traslademos a los jóvenes que no lo vivieron. Para que sientan que esta libertad y esta paz de hoy, es un gran bien a cuidar en el día a día. |
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