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| Jorge Azar Gómez - Ex representante de Uruguay ante ONU |
| Terminar con la dictadura sindical |
Todos los días nos despertamos siendo rehenes de algún accionar de los sindicatos comunistas, que limitan nuestros derechos para movernos libremente o usar los servicios públicos pagos con nuestros impuestos .
Ahora, el sindicato de "docentes" indecentes organizan un paro que va contra los jóvenes y sus padres. Las reuniones en un sindicato obrero, la connivencia y las malas artes psicológicas propias del sistema se cortan con un cuchillo de lo densas que son. Tengo claro que la connivencia, visible a primer golpe de ojo en su vertiente sindical, es el mal endémico que acompaña al sistema, una especie de culto o de religión demoníaca que ha conseguido secuestrar a toda la sociedad.
Luego no olvidemos que esta connivencia se convierte en "pueblo", en el que sus diversos "corralitos" actúan de embudos que tragan el bienestar social. Hay una parte mística en lo que está pasando, una mística que nada tiene que ver con un Dios que tenga que ver con el Bien.
He llegado a convertirme en un teórico de las conspiraciones, no por haber leído algo que me impactó sobre el tema, sino impactado por la fenomenología que el sindicalismo comunista está ofreciendo ya en las gentes, los organismos y entidades.
El sindicalismo es un hábil practicante de la cultura del simulacro. La huelga es un simulacro. La huelga, como se entendió en sus orígenes ha muerto, ya no existe, porque ya no existe movimiento obrero, ideal de transformación social y mucho menos conquista de la democracia. Es un inmenso simulacro en el que se responde a los imperativos del partido comunista, no a los de un ideal.
Hoy la huelga es la excusa que tienen los sindicalistas para justificar sus abultados sueldos, viáticos diarios, auto arrendado, etc. y esconder los grandes negociados sindicales, que terminan siendo fraude.
No olvidemos que la función del sindicalista es organizar conflictos, no encontrar soluciones ni aceptarlas si no es visible que ellos lo logran. |
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| Rafael Rubio |
| “La tierra es plana y el socialismo es científico” |
Cuando la gente todavía pensaba que la tierra era plana, pasaron por alto o justificaron signos tales como la presencia del horizonte, que les podía haber ayudado a aclarar lo contrario.
Aquello que no esperamos suele pasarnos desapercibido. Sucede que lo que vemos del mundo no es una copia exacta de la realidad, sino lo que se filtra a través de nuestras creencias. Múltiples investigaciones científicas demuestran que lo que vemos no es el resultado lógico de la evidencia, sino que está basado en nuestra propia historia, prejuicios y suposiciones. Tanto que, aunque enfrentemos datos objetivos que contradigan esta información previa, resulta muy difícil cambiarla. Se trata de un recurso cognitivo que se experimenta al ver amenazada la forma de concebir las situaciones.
De esta forma lo que se pone en juego no es la verdad sino la propia identidad. La mente es capaz de hacer malabarismos para mantener coherencia entre los pensamientos ((Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2018. El cerebro del futuro. Grupo Editorial Planeta S.A.I.C., pág.401).
1. “La sociología de la piñata”
“Es mío porque lo quiero. Yo lo tenía primero. Me lo dieron a mí. La noción de propiedad precede a la de identidad, no al revés”. Mariano Sigman
“Mi impresión es que toda la condición humana se expresa en una piñata. Si viniera un marciano y observara la complejísima trama que se dispara cuando se rompe el cartón de la bolsa y cae la lluvia de golosinas, entendería todos nuestros anhelos, vicios, compulsiones y represiones. La euforia y la tristeza. Vería al niño que acumula golosinas hasta que las manos no pueden retener más; al que golpea a otro para ganar ventaja y tiempo sobre un recurso limitado; al padre que alecciona a uno para que comparta su excesivo botín; al niño llorando en la esquina abrumado; los intercambios en el mercado oficial y en el mercado negro y las sociedades de padres que se organizan cual microgobiernos para evitar la tragedia de los comunes” (Sigman, Mariano. 2015. La vida secreta de la mente. 7ª ed. Buenos Aires. 2016. Pág. 53 y siguientes).
Los niños ya tienen intuiciones sobre la propiedad, de hecho expresan los pronombres mí y mío antes de utilizar yo o el nombre propio. Esta progresión del lenguaje refleja un hecho extraordinario: la noción de propiedad precede a la de identidad y no al revés (Sigman, Mariano. 2015. Op. Cit. Pág. 54).
En la batalla temprana por la propiedad, se ensayan también los principios del derecho. Los niños más pequeños cantan la propiedad de algo sobre el argumento de su propio deseo: “es mío porque lo quiero”. Tiempo después, sobre la frontera de los dos años, empiezan a argumentar reconociendo el derecho ajeno por la misma propiedad. Entender la propiedad ajena es entender que existen otros individuos. Los argumentos que esbozan los niños suelen ser: “yo lo tenía primero, me lo dieron a mí”. Esta intuición de que el primero que toca algo se extiende a los adultos, es lo que sucede en los estacionamientos, los asientos en el ómnibus, el que llegó a la isla primero o a la luna (Sigman, Mariano. 2015. Op. Cit. Pág. 54).
De los setenta millones de personas que murieron en las principales hambrunas del siglo XX, el ochenta por ciento fueron víctimas de la colectivización forzosa, la confiscación punitiva y la planificación centralizada totalitaria de los regímenes comunistas (Pinker, Steven. 2019. En defensa de la ilustración. Editorial Planeta S. A. Pág. 110).
2. “Hoy”
Walmart es la compañía con los mayores ingresos del mundo, casi 500.000.000.000 de dólares estadounidense al año, así como el empleador privado más grande del mundo con 2,3 millones de empleados de acuerdo con la revista Forbes. Es una empresa familiar, pues prácticamente todos sus grandes socios forman parte de una sola familia (los Walton).
Para los países capitalistas, es una bendición contar con una empresa que no sólo crea 2,3 millones de empleos sino que también son tiendas donde consigues de todo y a los mejores y más bajo precios, muchas mantienen abierto las 24 horas al día y 7 días de la semana.
Para el socialismo, sin embargo, son explotadores de 2,3 millones de empleados. Si llegaran al poder, como lo hicieron en Venezuela, expropian todo para que sea el Estado el nuevo propietario y se acabe la explotación. Expropiaron las grandes cadenas de supermercados, las distribuidoras de alimentos, las granjas y haciendas, las empresas de alimentos y al final, los estantes de lo que fue las grandes cadenas de supermercado yacen vacías. Eso es exactamente el socialismo. Acaban con el empleo, con las empresas y negocios, lo cual genera escasez extrema, racionamiento e inflación, pobreza y todos los venezolanos que vemos por las calles de nuestras ciudades tratando de sobrevivir. |
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