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| Parió un ratón |
No podíamos ser menos. Faltó el convento y también faltaron las monjitas. Sin embargo, y para suspiro aliviado del Ministro del Interior, la plata estaba, (casi siete millones), aparatosamente exhibidos a semejanza ridícula de los centenares de millones de dólares incautados al narcotráfico colombiano en los años 90, o a la pandilla kirchnerista de esta segunda década del siglo.
El espectáculo montado ayer en la entrada de la Avenida Gorlero de Punta del Este, parecía un episodio de la serie televisiva Misión Imposible. La Policía Republicana, armada a guerra con ametralladoras; más allá Interpol; patrulleros atentos a la jugada, y cientos de turistas, expectantes observadores, que no aplaudieron cuando las cajas de los cofre fort de Balcedo, en el edificio Santos Dumont, fueron cargadas y desplazadas en fila india a las unidades móviles.
Protegidos a guerra, con los efectivos enmascarados, incautaron casi siete millones de dólares, equivalentes a seis o siete departamentos de primera fila sobre las playas de Punta del Este.
Temblaron los montes y parió un ratón.
No fue gran cosa, pero Punta del Este y el Uruguay tienen finalmente a su Cristóbal López, notoriamente más chiquito y disminuido que el del frente.
¡Había que ver con qué seriedad se llevó a cabo todo el procedimiento, notable pantomima al amparo y apoyo de la prensa dependiente!
Los observadores más longevos recordaban el “verano caliente”, el asalto al Casino de San Rafael, y concluían que se jugaba para la tribuna, en tanto un fiscal, impecablemente vestido con traje oscuro, corbata y barba recortada, parecía un sepulturero de cementerio privado que rechazaba impertérrito y de a uno los micrófonos de los periodistas.
Mientras tanto, en estos días de calor y lluvia, de soles veraniegos y turistas que desbordan la península, el campo incomoda, molesta al gobierno. Los productores responden a planes subversivos -se dice- apañados por inexistente oposición, y suben los impuestos.
El campo molesta, cuando de la mano de Astori el monto de los gravámenes ciudadanos alcanza costos siderales, impagables, en un país que exhibe el precio de los combustibles desguazado de toda explicación. Es un hecho cierto e incontrastable que en estas últimas semanas ha corrido en el universo el reconocimiento expreso de que Uruguay tiene los valores de las naftas y gasoil más elevados del mundo.
“La queja de los productores rurales apunta a socavar el gobierno”, contraataca el Frente Amplio, y por extensión y afinidad el Poder Ejecutivo, el cogobernante Pit Cnt, y media legislatura. El hecho cierto es que al precio de los combustibles hay que sumarle impuestos que no se pueden pagar, y que han motivado el cierre de centenares de tambos y empresas familiares de diferentes rubros en todo el país.
A nivel oficial se acusa y sostiene que el cierre de fábricas es un hecho cotidiano que también ocurre para desestabilizar al gobierno…
En tanto, desde tiendas periodísticas no sujetas a las dádivas publicitarias del Poder Ejecutivo se promueve la realización de una pericia siquiátrica al Presidente de la República, a quien, en su noble ancianidad, retazos de la oposición y periodismo independiente también lo acusan, públicamente, de estar gagá.
Zorro del desierto, el campo se le hace orégano a Mujica para intentar, a poco que se decida, ser el candidato del Frente para volver a la Presidencia de la República.
No tiene contendientes, ni en su partido ni fuera de él.
Entrecerrando los ojos, se advierte que va por su segunda presidencia. Desplaza a Astori, cascoteado por su sed infinita de dineros públicos, malgastados, despilfarrados, en medio de una corrupción política generalizada que ha convertido al poder político uruguayo en una máquina de delinquir.
La costumbre se impone sobre la moral, y vemos subsidios de legisladores por decenas de miles de dólares, otorgados al amparo de la impunidad y obviando la intervención de los organismos de contralor. Estas prebendas tienen su razón de ser para la reinserción feliz del diputado, senador o intendente en el marco social, laboral y familiar cuando cesa en funciones.
Volviendo a Mujica, y mal que les pese a dirigentes políticos presuntamente opositores, avanza en chancletas. Es más; no avanza; está ahí. Si se le da la gana recula en chancletas para alcanzar la presidencia, fusta bajo el brazo sin contrincantes a la vista.
Abundando, pues, el campo molesta. Se le acusa de gastar gasoil en caravanas improductivas orientadas a entorpecer la acción gubernamental. Para el gobierno se trata de estrategia.
También los precios de la electricidad escapan a toda explicación razonable, en tanto Vázquez, increpado por una ciudadana que le marcó los tantos, sostiene olímpicamente por televisión que el agro ha sido debidamente contemplado.
Habla en chino y su oponente en japonés. No se entienden.
¡Viva la pepa!
Ricardo Garzón |
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