Edición Nro. 2040 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 20 de octubre de 2017
 
 
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TURBINAS ARGENTINAS - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
Fané y descangayada
  • "Los jóvenes deben aprender a pensar como una masa. ¡Es criminal pensar como individuos!" Ernesto "Che" Guevara

El lunes pasado se cumplió medio siglo de la muerte de uno de los mayores canallas y asesinos de los muchos que han herido a nuestra América hispana, endiosado luego por las imbéciles izquierdas como un prócer global; es curioso que quienes portan su retrato en camisetas y tatuajes alrededor del mundo no recuerden la frase que sirve como epígrafe ya que, si lo hicieran, debieran abjurar de su mítico credo, toda vez que contraviene la esencia de la libertad y, sobre todo, de la juventud. 
El mundo occidental estuvo, el martes, pendiente de la presentación del Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ante el Parlament regional, ya que había jurado proclamar la independencia respecto a España. Evidentemente, la presión del Gobierno, traducida en advertencias de prisión e incautación de bienes a los gerifaltes que comandaron el disparate, la fuga masiva de empresas -tan dolorosa para el sensible bolsillo de la comunidad catalana- y el rechazo de la Comunidad Económica Europea -que anotició que no podría siquiera usar el euro como moneda- fueron demasiado para quienes se alzaron contra la Constitución y las leyes y, más allá de la retórica, el proyecto abortó. No significa, ni mucho menos, que el tema haya concluido, pero se abre un camino de sensatez para transitar hacia una solución que permita suturar la profunda grieta que esta impensable crisis ha provocado en la sociedad española.
Para ello habrá que esperar para ver qué hace ahora Puigdemont frente al ultimátum que le dispararon las Cortes, apoyado allí hasta por los antisistema de Podemos, y que lo puso contra las cuerdas a fecha fija: el 19 de octubre. Entonces deberá explicar a España entera en qué consistió la payasada de una pseudo independencia que duró escasamente un minuto. 
Pero el título de la nota, como no podía ser de otro modo dado mi espíritu argentino y gardeliano, tiene que ver con nuestro país y, sobre todo, con la triste realidad que le toca vivir a doña Cristina, la sangrienta emperatriz que reinó ocho años -¿o deberemos sumarle los cuatro de la presidencia de su marido y hasta los períodos en que éste ejerció como Intendente de Río Gallegos y Gobernador de la Provincia de Santa Cruz?- que hoy se sienta, casi sola y abandonada, en su Instituto Patria. 
El miércoles, en una actitud totalmente suicida -como el escorpión del cuento- volvió a lavarse las manos respecto a los hechos de corrupción cometidos por sus ministros y secretarios, en especial por Julio de Vido, que sin duda robaron para ella, como antes para su marido, al negar cualquier vinculación con ellos. ¿Qué harán estos, ante la inminencia de una condena que caerá también sobre sus entornos familiares, cuando tomen conciencia de esta monumental deslealtad y de la soledad en la que han quedado?
El aliento de los jueces federales -las mejores "narices" del mundo- en su nuca y las de sus hijos, debe tenerla muy intranquila, sobre todo porque deberá prestar declaración indagatoria, cuatro días después de las elecciones parlamentarias del 22, en la causa más grave de las muchas que se le instruyen. Está acusada en ella de un cúmulo de delitos, que van desde traición a la Patria hasta colaboración con el terrorismo internacional, tipos penales que, no sólo son imprescriptibles (¿recuerda la "lesa humanidad"), sino que conllevan la condena de nuestro hipócrita mundo, ése que distingue entre terroristas "buenos" -los que asolaron la Argentina y motivan el arrojo flores al río por parte de Barak Obama y otros líderes globales que visitan nuestro país- y "malos" (los que atacan a sus propios países), a los cuales abaten sin preocuparse por sus presuntos derechos humanos.   
Es más, quizás, hasta la veamos procesada más temprano que tarde por la "responsabilidad funcional" en el asesinato del Fiscal Alberto Nisman, la misma curiosa imputación que mantiene presos a los más de dos mil ancianos militares que impidieron, con el respaldo de leyes y decretos dictados por gobiernos democráticos, que nos convirtieran en la Cuba de los 70's o en la Venuezuela actual, ocupadas por regímenes que tanto éxito han tenido en mejorar el nivel de vida de sus respectivas sociedades, que mueren por falta de medicinas, hambreadas hasta la extenuación. 
Con seguridad, pesan como lápidas sobre Cristina dos situaciones altamente probables. La primera, que los escasísimos intendentes que le han jurado no sólo acompañarla hasta la puerta del cementerio sino hasta enterrarse con ella induzcan el corte de boletas electorales, un cáliz amargo que ya debió beber en 2013 y 2015, muy convencidos que los votos de Sergio Massa están migrando a Esteban Bullrich. 
La segunda, por supuesto, que los senadores que surjan de este evento electoral, comandados por Miguel Angel Pichetto y que responden a sus gobernadores, ya decididamente dialoguistas con el Gobierno, acepten la invalidez de su diploma parlamentario por "inhabilidad moral", una figura que ella misma, cuando era legisladora, hizo aplicar a un frustrado colega; si el Juez Claudio Bonadío la procesa por esos terribles delitos, les resultará a los peronistas harto difícil mostrarse, ante una ciudadanía atenta y vigilante, como protectores y cómplices de esta probada y notoria criminal.
Faltan sólo ocho días para, ya nadie lo duda, el funeral del kirchner/cristinismo, y están encendidas las velas que rodearán su féretro. El proceso populista y cleptómano que tanto daño ha hecho a nuestro país, integrado a la ola que recorrió el continente con idénticos efectos, habrá concluido por obra y gracia de un personaje  en el cual la política tradicional nunca creyó; simplemente siguió el consejo de su antecesora: formó un partido y ganó las elecciones.
La responsabilidad histórica de Mauricio Macri y de su equipo de gobierno es enorme. No sólo deberá mejorar la competitividad de la economía nacional y su credibilidad ante el mundo, modernizar este Estado paquidérmico e insoportable en su costo, sino recuperar la esperanza de reinserción para ese tan doloroso sector (29%) al que siete décadas de falso progresismo han condenado a la pobreza y a la marginación, algo que arteramente el kirchnerismo le reclama con sólo dos años en el poder. 
Pero creo que la tarea prioritaria que tiene por delante es purificar al Poder Judicial, tan identificado socialmente con la protección y la complicidad con la corrupción y tan descalificado por la ciudadanía por haber olvidado el triple rol que la Constitución le impone: ser la garantía de los individuos frente a las arbitrariedades del Estado, ser el control de los actos de los demás poderes y ser el justo árbitro entre pretensiones opuestas de los ciudadanos. 
El procesamiento por corrupción dictado por el Juez Julián Ercolini contra la Procuradora General de la Nación, Alejandra ¡Giles! Carbó, obviamente acerca ese objetivo, toda vez que su desplazamiento impedirá que la red de fiscales militantes -una verdadera quintacolumna- continúe haciendo daño a las instituciones de la República. 
No debe olvidar Macri, que "con una Justicia seria, independiente, eficaz y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será".




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



¡Sálvese quien pueda!
Las batallas de Las Piedras, Rincón y Sarandí no existen en la agenda gubernamental. Tampoco la de Ituzaingó, y la Jura de la Constitución es una imbecilidad burguesa.
El Desembarco de los Treinta y Tres Orientales en la Playa de la Agraciada, para estos malandrines, constituye una guasada que solamente sirvió de inspiración poética a Juan Zorrilla de San Martín.
De pacientes plumazos, reiterados y a sabiendas, el gobierno del Frente Amplio avanza en su objetivo de ir eliminando cualquier vestigio de los episodios independentistas que se  dieron a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, y la veintena de movimientos revolucionarios que cimentaron el concepto de patria entre 1842 y primeros años del siglo XX.
La sostenida pauperización de las Fuerzas Armadas, y el silencio cómplice de una oposición lechuguina y acomodadiza, facilita la incursión cada vez más pronunciada del repudiable elenco instalado por el voto en la sociedad uruguaya, a la que engañó vilmente prometiendo maravillas que jamás se dieron.
Constituidos en una máquina de delinquir y de proteger la impunidad de los suyos, guardan silencio cómplice de los actos de corrupción ya evidentes que involucran y abarcan al sistema político uruguayo.
So pretexto de la seguridad, se instalan miles de cámaras fisgonas de la vida ciudadana, cuyas pruebas no siempre aceptan magistrados excedidos en tolerancia con el delincuente. En tanto, el crimen prosigue su carrera avasallante sin contención posible, delitos traducidos con liviandad e irresponsabilidad en reiterados “ajustes de cuentas”, justificación cantinflesca e inaceptable del Ministro del Interior.
Las camaritas colgadas del alumbrado han sido valiosas para la prensa tradicional, condimento visual que ha dado sabor a los asaltos, a la rapiña, al enfrentamiento, y al registro diario de accidentes que se suceden en la vía pública. Naturalmente que un buen número de esos equipos de filmación sirven también para acorralar al automovilista infractor de disposiciones comunales, legislación que no siempre está ajustada a los tiempos que corren.
La deserción estudiantil a partir del tercer año escolar, y la ausencia de trabajo remunerativo medianamente aceptable, alienta la profusión de asentamientos urbanos y suburbanos en todo el país, arrojando al ciudadano a las fauces siempre abiertas del narcotráfico.
Fundamentalmente, todo el esquema de inserción del desertor escolar y liceal apunta a conseguir dinero fácil, advirtiéndose que los clanes familiares van siendo paulatinamente absorbidos por el comercio de las drogas.
Los sicarios ya no constituyen patrimonio de colombianos y mejicanos en magnífico esplendor allá por los años terribles, 80 y 90.
Uruguay transita esos rumbos, necesarios para alimentar la fractura de la sociedad; quebranto solapado y sin pausa, impulsado y propiciado por las acciones del gobierno. Todas, tendientes a resquebrajar y demoler el concepto de patria bajo la batuta empecinada del Partido Comunista, sobre cuya legalidad -siendo enemigo declarado de la democracia- habría que debatir...
Un millón de ciudadanos en tres, se alimenta como puede y mal. Muy mal.
Otro millón debe acudir para su sustento a un doble empleo, en tanto se destruye sin posibilidad de enmienda la clase media.
El odio de clases se fomenta a todo nivel; se gravan sueldos y pasividades; se multiplican los impuestos y las facturas enloquecidas de las tarifas públicas, en un país que ya está en el sálvese quien pueda.
Aquellos polvos (partidos tradicionales responsables del desquicio, complacientes con el desgobierno actual), trajeron estos lodos que nos embarran de pies a cabeza.
En el plano regional, América Latina sucumbe bajo el peso del tirano venezolano, y la oposición ni chista.
Juega para su conveniencia; para el mantenimiento del cargo político, y para la tribuna.
No hagan olas, se oye en el recinto parlamentario. Tienen la cola sucia. Son deleznables.
Ricardo Garzón

















 


















 

 

 
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