Edición Nro. 2035 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 15 de septiembre de 2017
 
 
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La Nación
Low cost: fuerte crítica gremial a Dietrich

Representantes de gremios aeronáuticos coincidieron hoy en afirmar que "no es posible" que las compañías low cost "operen" en el país y advirtieron sobre "tercerización" y "precarización extrema" del servicio aéreo. Además, apuntaron contra el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, por "copiar lo que ya [el entonces presidente Carlos] Menem hizo" durante su mandato en la década del 90 y se refirieron drásticamente a las declaraciones del ministro cuando señaló que la creación de nuevas líneas está provocando una "lluvia de currículums" de personal interesado.
"Acá nosotros decimos que faltan pilotos y él [por Dietrich] dice que sobran. Si son los pilotos que egresan de un aeroclub a los que les quiere dar la expansión, va a haber lluvia de cadáveres, no lluvia de currículums ni revolución de los aviones. Va a ser la revolución de los muertos", afirmó el secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, en diálogo con Radio El Mundo, junto con el titular de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), Ricardo Cirielli.
Los dirigentes recordaron que ya hubo low cost en la Argentina en los 90, entre ellas LAPA, que "terminó con un trágico accidente en el Aeroparque por no cumplir con las normas de seguridad ni con las capacitaciones".

iProfesional
¿Cielos cerrados?
Resistencia sindical a las low cost pone nerviosos a Dietrich y a las aerolíneas
  • Los gremios denuncian que los "cielos abiertos" generarán accidentes y anticipan más resistencia. Analistas reparan en la falta de "muñeca" del Gobierno para acordar con los sindicatos. Aunque niega cambios, Norwegian se establecería en Chile y podría atender Argentina desde Santiago
Protestas sindicales, vuelos cancelados, pasajeros furiosos, denuncias, gremialistas que pronostican catástrofes aéreas: el inicio de los "cielos abiertos" está transformándose en algo muy distinto de lo que había imaginado inicialmente el Gobierno.
Y, a esta altura, en el sector aeronáutico quedó instalado el interrogante sobre si el país, efectivamente, podrá contar con un sistema de aerolíneas "low cost" o si esta iniciativa chocará contra la barrera infranqueable de la oposición gremial.
La primera parte del plan oficial salió a pedir del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y su equipo. En el arranque, un nutrido pelotón de empresas se movió rápidamente para hacer pie en un mercado virgen en varios aspectos.
Se comprometieron inversiones multimillonarias, se solicitaron rutas a destinos postergados, se reavivó la idea de poner en funcionamiento nuevas terminales y de recuperar aeropuertos en desuso.
Sin embargo, en el marco de la nueva audiencia pública convocada para incorporar nuevos jugadores al mercado, un actor que ya había mostrado resistencia a la idea de los vuelos baratos, mostró su amplio poderío para trabar la inminente operatoria de las "low cost".
Los sindicatos, agrupados en un frente que nuclea a cinco de las seis organizaciones de trabajadores más fuertes del sector, llevaron a cabo una protesta que derivó en la cancelación de todos los vuelos previstos para la jornada del miércoles 6 en Aeroparque.
La medida tuvo como objetivo dejar bien en claro que ninguno de estos gremios permitirá el inicio de actividades de las nuevas aéreas.
Sólo un sindicato se mantiene al margen de este bloque: la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), que ve en la postura de ese frente una acción política partidista y no un reclamo real por las condiciones laborales que caracterizan al modelo "low cost".
"Están jugando políticamente, son todas organizaciones ligadas al kirchnerismo. Por supuesto que adherimos a las advertencias sobre la seguridad aérea, pero entendemos que hay organismos de control para garantizarla", señalaron a iProfesional desde el entorno de Juan Pablo Brey, titular de AAA.
Así, la Asociación Argentina de Aeronavegantes dejó en claro que está en desacuerdo con una 'guerra preventiva', tal como impulsan esos sectores.
En la vereda de enfrente al sindicalismo, lo que antes era un simple temor fue mutando para transformarse en una certeza: los gremios serán el primer, principal y último gran "obstáculo" para el plan oficial de cielos abiertos.
Incluso, ese frente común se muestra con el "poder de fuego" suficiente como para ahuyentar a las aéreas interesadas en operar en suelo local.
En términos de potencia comercial, la europea Norwegian aparece como la que cuenta con mayor espalda para hacerse fuerte en este segmento de negocios.
En diálogo con iProfesional, su responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales, Alfons Claver, reconoció que la Argentina "es el primer mercado que se muestra tan hostil" a la llegada de la aérea.
"Nunca hemos enfrentado algo así en el resto de los países donde opera Norwegian. Quizás en Francia notamos algunas reticencias al principio, pero eso se disolvió enseguida", expresó.
Aun así, mantiene su esperanza: "En Buenos Aires dialogamos con los Ministerios de Transporte y Turismo y todo indica que podremos volar".
Sin embargo, hay quienes confiesan que, puertas adentro, el clima en Norwegian no es el más calmo tras la reciente medida de fuerza.
Más aún, aseguran que raíz de la conflictividad sindical en la Argentina, la firma viene avanzando con la apertura de una sede comercial en Santiago de Chile.

Turbulencia generalizada
Especialistas del sector coinciden en que el poderío sindical responde más a la impericia del Gobierno para negociar que al mérito de los gremios en unirse para fijar su oposición.
"El conflicto era algo que ya se veía venir, pero los funcionarios hace tiempo que demuestran que no están prestándole atención a lo que ocurre entre las organizaciones", sostuvo a iProfesional Diego Dominelli, director de Aviación en Argentina.
"Los gremios no se unieron de un día para otro. La conflictividad se fue acelerando tras la salida de Isela Costantini de Aerolíneas", aseguró.
En su visión, al plan inicial pergeñado para trabar cualquier intento que amenace la supremacía estatal en el aire, los sindicatos le sumaron un argumento "servido en bandeja".
Y es el de que varias de las nuevas compañías que intentan ingresar en el rubro aerocomercial doméstico están muy "flojas de papeles".
FlyBondi, por caso, declaró un capital social de 96.000 pesos.
A la firma Buenos Aires International Airlines (que pidió nada menos que 178 rutas en la última audiencia) se la vincula con los hermanos Juan y Christian Maggio, ex propietarios de Southern Winds.
Esta aerolínea fue investigada por el traslado de 60 kilos de cocaína de Buenos Aires a Madrid, en septiembre de 2004.
"Que personajes como los Maggio quieran volver y estén a un paso de obtener los permisos, demuestra que no hay seriedad en el proceso de entrada de nuevas aerolíneas", sentenció Dominelli.
"Esto no pasa desapercibido para los gremios, que han hecho de la seguridad operacional un pilar. El Gobierno se buscó un conflicto que puede ir para cualquier lado", completó.
También suscita controversias Servicios Aéreos Patagónicos (SAPSA), firma con la que la empresa de ómnibus de larga distancia Vía Bariloche pretende incursionar en el negocio de los vuelos baratos.
SAPSA solicitó 41 rutas, entre ellas varias internacionales. Lo particular del caso es que volaría a Lisboa con unidades CRJ 200, según la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
Los expertos señalan que esto es algo técnicamente imposible, dado que se trata de aparatos con autonomía sólo para destinos de cabotaje.
Franco Rinaldi, reconocido experto del mercado aeronáutico, coincidió señalar los errores del oficialismo al momento de negociar la entrada en vigencia del nuevo modelo de negocios.
Bajo su óptica, el Gobierno fue uno de los grandes perdedores en la última medida de fuerza y no tuvo la habilidad suficiente como para evitar los inconvenientes y las cancelaciones.
"Días atrás se vio a los gerentes de las aerolíneas muy enojados por la decisión de impulsar una audiencia pública, siendo que lo que ahí se dice ni siquiera es vinculante. Fue darle argumentos a los sindicatos para que refuercen su frente ya armado", aseguró a iProfesional.
Este especialista avizora un futuro cercano con paros y medidas de fuerza, ya que los sindicatos entendieron que el camino es instalar en la sociedad la idea de que el Gobierno impulsa una apertura indiscriminada de los cielos, sin tomar en cuenta aspectos como la seguridad.
"Si se quiere avanzar, las compañías tendrán que cerrar convenios colectivos de trabajo como los que rigen, por ejemplo, para Aerolíneas Argentinas. Caso contrario, el clima empeorará", dijo.
"Desde APA ya avisaron que si no hay convenios colectivos, pondrán todo su esfuerzo para que no vuele un solo avión nuevo. Los gremios están blindados entre sí para impedir el ingreso de cualquier aerolínea", completó.

La protesta recién empieza
Entre las organizaciones también se impone otra certeza: la resistencia a gran escala es la forma para mantener el escenario aéreo tal como está.
Desde la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) su titular, Ricardo Cirielli, anticipó a iProfesional que las protestas y los paros serán una constante.
Además, advirtió que los sindicatos van a accionar "política, gremial y judicialmente para impedir que el Gobierno avance con su plan".
En concreto, el frente gremial sostiene que el sistema aéreo hoy día está colapsado y que la apertura de cielos no hará otra cosa que agravar las deficiencias operativas.
Según Cirielli, esas mismas falencias fueron las que generaron situaciones tales como la reciente desaparición de la avioneta siniestrada tras el despegue en San Fernando.
Los sindicatos aseguran que el sistema de radarización actual presenta graves inconvenientes y que dará lugar a un incremento en el número de accidentes.
"Estamos viviendo lo mismo que en los '90, cuando Carlos Menem abrió el mercado a más empresas. El resultado fueron desastres como el de LAPA y la desaparición de empresas creadas para aprovechar el momento, tal como ocurrió con Dinar Líneas Aéreas", repasó el dirigente.
Cirielli le restó relevancia a los 10.000 nuevos puestos de trabajo que puede generar el plan de cielos abiertos: "Se trata de empleos que no perdurarán en el tiempo".
Otra cuestión que genera suspicacias es la coincidencia de intereses entre los sindicatos aeronáuticos y los del transporte terrestre, uno de los rubros que económicamente más "sufrirá" la mayor oferta en el aire.
En el mundillo aéreo no faltan quienes dan por descontada una eventual alianza entre ambos apenas se activen los primeros vuelos "baratos".
"Las empresas de colectivos de larga distancia están haciendo un lobby gigantesco. No hay que extrañarse si surgen paros combinados", señaló un analista del segmento, en estricto off the record.

Empresas, en alerta
Una duda que se acrecienta en el sector aéreo es cómo reaccionarán las empresas internacionales que quieren entrar al mercado desregulado luego de ver el "recibimiento" del frente sindical.
¿Puede la oposición gremial mellar los planes de negocios? Claver, de Norwegian, descartó esa la posibilidad.
"Nuestra entrada en Argentina es meditada. Sabíamos que los sindicatos iban a actuar, aunque no creímos que lo harían con esta fuerza. Nuestra ilusión de estar supera al problema. Venimos a crear empleos duraderos, no menos de 3.200 puestos", aseguró.
En relación con este tema, Rinaldi aseguró: "Lo que ocurrió en estos días, si bien no espantó a la empresa, hizo que entre los ejecutivos se instalara la certeza de que el mercado local está muy lejos de ser el mejor de los mundos".
Hasta ahora, la gran ausente es la voz del Gobierno. Los funcionarios se limitaron a condenar la acción gremial pero no dieron señales de querer acortar distancias con los opositores.
Cuánto "aguantarán" las compañías un contexto tan adverso es una pregunta que asoma con fuerza y siembra dudas sobre qué tan rápido el Gobierno podrá desplegar su plan de "cielos abiertos".
Rinaldi aportó una frase que exime de comentarios: "Lo peor que puede pasar es que, por los inconvenientes acá, Norwegian divida su estrategia y cubra la Argentina desde otros países como Chile".
El Cronista
Aerolíneas Argentinas pidió 45% menos
de subsidio para 2018
  • La empresa aérea y sus controladas, pidieron una ayuda presupuestaria de entre u$s 90 y u$s 95 millones, casi la mitad de los u$s 170 millones previstos para este año

La orden fue clara. Hay que reducir el déficit para el 2018 y la baja en los subsidios cumplen un rol fundamental en ese camino. Uno de los que mejor entendió el concepto que volcó días atrás el presidente Mauricio Macri, cuando dijo en una reunión de Gabinete que "si alguno no se preocupa por bajar el déficit, esto no va a andar", fue Mario Dell Acqua, el número uno del Grupo Aerolíneas Argentinas.
Por estos días se trabaja contrarreloj en las oficinas del Aeroparque porteño para presentar el presupuesto 2018 de la compañía aérea. Según pudo averiguar El Cronista, la empresa pedirá entre u$s 90 y u$s 95 millones de dólares de subsidio.


De confirmarse esa cifra, Aerolíneas Argentinas, Austral Líneas Aéreas-Cielos del Sur, y a sus empresas controladas (Jet Paq, Aerohandling y Optar) recibirá entre un 44% y un 47% menos respecto de los u$s 170 millones de subsidios que tuvo para operar este año.
El propio Dell Acqua ya había anticipado públicamente que pediría "menos de u$s 100" millones y en esa línea, según explicaron fuentes cercanas al armado del presupuesto para el año entrante.
El achique en los subsidios llega en un momento en donde se está abriendo el mercado local aérea con la llegada de nuevas aerolíneas. La semana pasada se hizo la segunda audiencia del año donde se presentaron 10 nuevas compañías que solicitaron 203 rutas de cabotaje y 300 internacionales.
Sin embargo, y a pesar de los reclamos del sindicalismo local que aseguran que estas nuevas aéreas denominadas "low costo" hace "damping económico y social hasta que revientan a la competencia", y que, según Pablo Biró titular de Apla el 2016 fue "el peor año de la historia de la aviación argentina", desde el Ministerio de Transporte afirman que la competencia hará crecer a la aerolínea de bandera.

Llegar a cero
La estrategia desde que Cambiemos asumió en la Casa Rosada es la de reducir al máximo los subsidios que recibe el Grupo Aerolíneas.
Así, el camino que empezó Isela Costantini ahora es profundizado por DellAcqua quien promete llevar los aportes del Estado a cero para el 2019.
Desde que Aerolíneas Argentinas fue reestatizada en 2009 vivió diferentes procesos de ayuda. Durante el primer año fue subsidiada con u$s 700 millones y tuvo su pico en 2012 con u$s 899 millones.
Durante el primer año de gestión de Cambiemos, el Estado aportó u$s 325 millones, con una reducción de 41,2% respecto de 2015. Para este año, la caída fue de 47,6 por ciento.
En medio de esto, el Estado argentino tiene que enfrentar el pago del juicio por estatizar la aerolínea que perdió hace pocos días en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) por u$s 320 millones, más intereses, a los ex presuntos adjudicatarios de Aerolíneas Argentinas (AA).




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



La omertá contraproducente
La primera reacción que uno tiene es de un profundo rechazo al pacto de las bancadas de todos los partidos políticos para votar sin discusión en la Asamblea General, la renuncia de Sendic donde alega motivos personales, sin que nadie, en el recinto parlamentario, dejara constancia en actas, para la posteridad, la gravedad de los episodios que desembocaron en ese desenlace.
Por primera vez en muchos años, debo decir desde la década de los setenta,  he escuchado reiteradamente “que se vayan todos”, por el profundo descreimiento que este episodio provocó en la ciudadanía. No escapa ningún partido, ni los frenteamplistas beneficiarios de la maniobra, ni quienes cayeron ingenuamente en la trampa, colorados, blancos, independientes, y los seguidores de Novick.
Pero  una segunda reacción lleva a pensar más allá. Los partidos son representantes de una sociedad que no está funcionando bien.
El tema se dilucidó en el Plenario Nacional del Frente Amplio, es decir una organización partidaria que terminó subrogando a las instituciones de la república. Ese órgano  no posee una estructura que pueda considerarse estrictamente democrática, ya que no solo tiene representantes de los partidos elegidos por el pueblo, sino integrantes de las bases, y algunos otros considerados notables, o sea que se les incluye en un sentido que no puede ser llamado republicano sino elitista.
Esa reunión fue ampliamente anunciada y esperada. La ciudadanía estaba expectante de lo que allí ocurriera. Sin embargo hubo medios que la ignoraron olímpicamente. Los televidentes de Canal 10 no se enteraron de lo que había ocurrido y por supuesto no supieron en todo el día que el vicepresidente había renunciado.
Y si hubo silencio de radio en algunos medios, seguramente para minimizar el impacto en la opinión pública de lo que sucedía, también lo hubo en las organizaciones sociales siempre tan prestas a opinar de cualquier insignificancia, a hacer paro por nimiedades, o a movilizarse por cosas que ocurren en otros países.
Pero acá, los sindicatos, o especialmente el PIT-CNT, mutis por el foro.
Tampoco hubo gremiales empresariales, ni organizaciones  culturales que dijeran esta boca es mía.
Si acaso creen todos ellos, es decir los partidos políticos, algunos medios de comunicación, los sindicatos, las gremiales, la cultura, etc. que dejando pasar este hecho a la sordina benefician en algo al país, están muy equivocados.
Al contrario.
Las instituciones funcionaron. El Vicepresidente renunció y asumió quien correspondía según el orden sucesorio que marca la Constitución.
Pero un hecho tan grave que no quede constancia en actas parlamentarias de por qué sucedió, ni haya una extensa difusión pública y una condena colectiva de sus causas, tiene el efecto contrario al buscado.
Que ocurra algo tan relevante como es la renuncia del segundo cargo más importante del sistema político, sin la repercusión correspondiente, y sin dejar constancia hacia la historia de las razones que lo provocaron, suena muy feo. Tiene muy poco de republicano y democrático y mucho de omertá, o sea pacto de silencio al estilo mafioso.
El daño a las instituciones y a la imagen del país es mucho peor que si se hubieran ventilado los hechos como correspondían.  Mientras Suecia es puesta como ejemplo de transparencia al haber destituido una ministra por haber comprado una tableta de chocolate y un vestido por 35 euros utilizando una tarjeta del estado, de Uruguay se sabrá que renunció su vicepresidente pero  no habrá testimonios parlamentarios ni pronunciamientos públicos sobre si renunció por la mala utilización de la tarjeta corporativa de ANCAP, las mentiras sobre su título de licenciado y las medallas que obtuvo;  por la carrada de irregularidades cometidas en su gestión al frente de ANCAP; o por todo eso junto.
Suecia seguirá siendo ejemplo de transparencia, y nosotros nos convertiremos en símbolo de tinieblas.
Lo único que se logra con este procedimiento es que el partido y el sector al que pertenece minimicen los costos políticos de semejante sucesión de despropósitos. Es país es perjudicado.
Aún nos queda  la Justicia y un grupo de periodistas independientes que se juegan el cuero formulando este tipo de denuncias. Y también, vale decirlo, el diputado nacionalista Pablo Ithurralde, que hizo lo que tenía que hacer al retirarse de sala de la Asamblea General para no avalar que se tratara una renuncia que argumentaba “motivos personales”, y el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio que actuó con dignidad republicana.
Pero en el resto, algo está funcionando mal. Muy mal.

Ricardo Juan Lombardo















 




















 

 

 
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