• Mientras Uruguay, tras un cuarto de siglo de negociaciones, parece próximo a concretar la aeroestación binacional Rivera/Livramento en las instalaciones del aeropuerto “Gral. Óscar Gestido” de la capital norteña, ésta y las más importantes terminales aéreas del interior se encuentran en una situación calamitosa.

Rivera, que, pese a las ambiciosas propuestas en cuestión nunca tuvo ayudas electrónicas relevantes y solo hace unos 18 meses recuperó sus luces de pista y rodaje, por ejemplo, está sin control de tránsito aéreo, y, quien quiera aterrizar allí lo hará de día, con meteorología y visibilidad ampliamente favorable, y aún así,  bajo su absoluta responsabilidad.
Melilla está sin luces de extremo de pista. Artigas, también sin torre, se clasifica como aeródromo limitado a operaciones visuales diurnas. Este aeropuerto es la referencia  para vuelos de emergencia, tanto para la propia Artigas y su entorno, como para la brasileña Quaraí.
Colonia, sin personal de operaciones y con faro de pista inutilizado, solo se responsabiliza de vuelos nacionales. Carmelo, uno de los 3 aeródromos de mayor movimiento (y apreciablemente VIP)  del país, no tiene servicio de extinción de incendios ni de información de vuelo, por lo cual su uso –diurno y con buen clima- queda a criterio del usuario…
Melo, muy próximo a la aerovía de ingreso o egreso comercial a nuestro espacio aéreo hacia o desde Montevideo y Punta del Este para los vuelos destinados o emitidos en Brasil, está en condiciones similares, además de tener sus radioayudas VOR y NDB inutilizadas, como sus luces de pista y plataforma. Paysandú no está mucho mejor, además de carecer de, anemómetro, combustible y oficina meteorológica. También sin VOR, NDB o luces de aproximación se encuentra el aeropuerto de Salto. Tacuarembó, sin servicio de información en la terminal, limita por su pista siempre defectuosa, la operación para aeronaves de menos de 5.700 kilos.
Sin embargo, la Base Aérea No. 2 y Aeropuerto Internacional de Alternativa de Durazno, aunque mantiene controladores de tránsito aéreo (porque son militares), no obstante grandes inversiones realizadas desde 2014 en materia de iluminación (de pista y aproximación), además de tener su ILS  y su NDB desactivados desde hace años, no tiene en funcionamiento sus dispositivos lumínicos de precisión (PAPIS) , casi todas sus luces de calles de  rodaje, las cuales no permiten su uso por aeronaves de más de 20 toneladas, o sea, ni Hércules. De otras pistas de menor envergadura, ni hablemos….
Si a este desastre y pronunciada decadencia en materia de infraestructura aeronáutica, sumamos el pésimo estado de una enorme parte de nuestras carreteras, caminos vecinales y hasta pasos fronterizos, además de la absoluta inseguridad que en materia de auxilios electrónicos,  sistemas de vigilancia oceánica o costera  e insuficiencias en materia de Búsqueda y Rescate afectan a nuestro tráfico marítimo, diremos que la misma viabilidad y hasta la razón de ser del país están en altísimo riesgo.
“Gobernar -decía el presidente brasileño Washington Luiz, gran impulsor del crecimiento vial y de la aviación- es abrir caminos”. No hacerlo, o retroceder en la materia, es alta traición o negligencia.