|
Javier Bonilla |
Más de 20 años para binacionalizar el aeropuerto de Rivera |
- (Velocidad Mercosur….!!!?????)
- Hablan del tema desde 1994. Gestión tras gestión. Ministro tras ministro…
- El obstáculo era Brasilia. Allí habitualmente pululaban dinosaurios temiendo que Río Grande fortaleciese sus lazos con los vecinos, como lo marcaba la mentalidad ibérica de hace 300 años. Itamaraty, no obstante su formidable escuela diplomática -antes de despedazarse tras las idioteces bolivarianas, incluidas las groserías de Evo, Chávez y los Castro- erróneamente creía que parte de su profesionalismo estribaba en habitualmente decir: “no”. Tuvo que ponerse el tema sobre sus hombros una senadora gaúcha de primer orden, como lo es Ana Amélia Lemos, y el diputado regional Frederico Antunes, presidente de la Comisión Especial de Aviación Civil del parlamento riograndense, para que esto –que dista siglos luz de ser un logro de la ministra Cosse- salga adelante en unos meses…
De hecho, hace tiempo que el Aeropuerto Internacional Gral. Oscar Gestido (Cerro Chapeu) inaugurado en 1979, es, de algún modo, casi binacional!
Además de los vuelos uruguayos de Tamu, luego ( brevemente) Aviasur, así como Aeromás (la privada más longeva), la fugaz Travelair y BQB -diversidad de modelos, desde el DC-3, el F-27, el Aviocar, el Caravan, el raro Antonov 24 o los modernos ATR-recibió los Bandeirantes y Brasilias de Varig/Río Sul, así como los Let 410 checos de su sucesora regional, NHT, o antes algunas frecuencias cargueras de Tam Express.
Aunque durante la mayor parte de su historia, migración y aduanas operaron solo a requerimiento de la empresa usuaria, esta opción recién se institucionalizó en 2012, cuando BQB empezó a hacer escala en Rivera para sus vuelos a Porto Alegre y Florianópolis. Como detalle cómico que los toilettes quedaron dentro del área “estéril” o internacional , o sea que vaya antes de irse al baño…
Antes, las autoridades de la DINACIA facilitaron la utilización de la aerostación a las regionales brasileñas, facultando el aterrizaje en ella, sin mayores trámites, de aeronaves de hasta 30 lugares, cubriendo un espectro que iba desde los Cessna Caravan hasta el EMB-120, Brasilia, los aviones a ser previsiblemente allí utilizados . Hoy día la aviación regional brasileña apunta al ATR-72 o alternativas mayores.
Así, evitando elaborar trabajosos nuevos acuerdos, y ante una suerte, inclusive, de levantamiento de firmas en Livramento y Rivera para que la aerolínea Azul, ya volando a Pelotas, Santa María y próximamente Uruguaiana (el aeropuerto internacional más cercano) incluyese ese itinerario en sus rutas, es menester acordar otro tipo de uso de estas instalaciones, en moldes muy sencillos. Simples. Sin llegar al ambicioso modelo de Basel/ Mulhouse/ Freiburg o del nuevo aeropuerto de Tijuana/San Diego (accediendo a Estados Unidos mediante una pasarela controlada de menos de 140 metros) Acá, simplemente se asegura la clientela, y está bien.
Además, como el pasajero fronterizo es poco gastador, las líneas brasileñas quieren evitar encarecer el pasaje con tasas de embarque internacionales de uno y otro lado que, a excepción de urgencias, vuelos gubernamentales o viajeros de muy alto poder adquisitivo, harían inclinar la balanza a favor del bus cama.
Para Uruguay, todo lo que profundice sus relaciones con Río Grande do Sul -más con una Argentina cerrada e inestable y el resto de Brasil en crisis- generalmente es bueno. Se podría y debería pensar incluso en otras integraciones, como Pasos de Frontera a instrumentar de nuestro lado, o ahora construyéndose una terminal de buses en nuestra franja del Chuy, unirla a las líneas brasileñas, donde su estación es un galpón impresentable.
Se podría pensar de manera más ambiciosa y geopolítica, de cara a nuestro famoso Puerto de Aguas Profundas.
Al igual que el aeropuerto o las terminales binacionales, éste solo puede florecer si al sur de Brasil le sirve o complementa. ¿Cómo?
Terminemos tirando una bombita…
La conexión Atlántico–Pacífico vía Pantanal y Amazonia, que Brasil, Perú y China negocian, es exponencialmente onerosa (carísima y faraónica, debiendo crear muchas estructuras y rutas), altamente perjudicial e incluso peligrosa ambientalmente , socialmente riesgosa , siendo pasible de vincular a grupos muy problemáticos hacia ambos lados del continente, además de encender diversas alertas sanitarias.
Sin embargo, resultaría geométricamente más barata, casi anodina ecológicamente, infinitamente más provechosa para las economías regionales sureñas (mejor preparadas para este trasiego interoceánico ), utilizando y potenciando gran parte de las redes viales e incluso ferroviarias ya existentes, simplemente duplicando o triplicando su trazado actual . Uniríamos así los activos puertos de Iquique y Antofagasta, con los de Río Grande, Itajái y nuestro futuro terminal marítimo, con un tránsito terrestre por el interior argentino que generaría pingües ganancias también para este país (inclusive al Puerto Seco de Uruguayana/Paso de los Libres), y un ínfimo porcentaje de inversión, comparado con la ambiciosa carretera que uniría Callao y Santos para beneficiar a las grandes potencias, burócratas y algunos señores neo feudales sudamericanos. Esos, ¡no esperan 20 años! Ni por un aeropuerto, ni por un puerto, ni por una súper carretera.
Juntando esfuerzos, Uruguay y Río Grande tienen todo para ganar.
¡Mucho más que una pista binacional! |
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
Carlos Asecas |
La izquierda uruguaya se calla |
- Lo que se quiere hacer es reescribir la historia y presentar a los terroristas del MLN como luchadores en contra de la dictadura, mentira que de tanto repetir muchos la consideran cierta, sobre todo en el exterior, donde el Pepe Mujica, que secuestró, torturó, robo y asesinó a otros uruguayos, es visto como un héroe
Muchos uruguayos parece que aún no se han dado cuenta de la falta de objetividad con que actúa la izquierda uruguaya. Todo depende si un hecho sucede en un gobierno afín con su ideología o si no lo es. Lo que pudimos observar el pasado año con distintas protestas estudiantiles, se vuelve a repetir en estos días. Cuando los estudiantes protestaban en Venezuela, contra el gobierno de Maduro, tanto el PIT-CNT, como otras organizaciones sociales salían a la calle a protestar contra estos, considerándolos unos golpistas de derecha. En cambio, cuando lo mismo sucedía en las calles de Santiago de Chile, durante el gobierno de Piñera, se alababa a los estudiantes y se culpaba al gobierno de turno de efectuar una represión brutal, contra un reclamo justificado, según ellos.
En esta semana sucedieron distintas protestas estudiantes en las calles de Santiago de Chile, y a consecuencia de la actuación de los carabineros un estudiante está internado en el CTI, en grave estado.
No creo haber escuchado ninguna voz de protesta de quienes se dicen defensores de la democracia. Resulta obvio, pues el gobierno actual en Chile, es afín a la izquierda uruguaya. Esta actitud de la izquierda uruguaya se ha mantenido durante décadas, pues parece que no se han dado cuenta que la China y la Rusia comunistas ya no existen y el muro de Berlín cayó hace 35 años.
En este mundo actual no hay cabida para la lucha de clases, pues si atacan al capitalismo, no hay trabajo, y los países no están en condiciones de dominar el mercado para generar empleo.
Este tipo de actitudes equivocadas, también se repite en el actual gobierno, con la decisión de efectuar un revisionismo, en cuanto a los derechos humanos, desde el año 1968. Pienso que a quienes tomaron esta determinación, el alzheimer les está afectando el razonamiento, pues en ese momento en Uruguay teníamos un gobierno democrático, elegido por el voto popular y las acciones que se tomaron fueron aprobadas por el Parlamento, en defensa de los derechos de la mayoría de los uruguayos, que desde el año 1962, venían siendo agredidos por la guerrilla tupamara.
Lo que se quiere hacer es reescribir la historia y presentar a los terroristas del MLN como luchadores en contra de la dictadura, mentira que de tanto repetir muchos la consideran cierta, sobre todo en el exterior, donde el Pepe Mujica, que secuestró, torturó, robo y asesinó a otros uruguayos, es visto como un héroe.
La izquierda culpa a los partidos tradicionales de proteger a los torturadores, pero parece olvidarse que ella también fue a pactar al Club Naval.
Tuvieron la actitud de derogar la Ley de Caducidad, dos veces aprobada por voto popular; sin embargo no dicen nada de la Ley de Amnistía. Seamos objetivos, si juzgamos a los militares, también debemos juzgar a quienes se definieron como libertadores y violaron todos los derechos de muchos uruguayos.
Muchachos de la izquierda, Uds. también deben ir en cana por todas las atrocidades que cometieron.
|
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
Alberto Medina Méndez |
El mercado de la política |
Si bien para algunos pocos es muy evidente que la política no es más que un mercado como tantos otros, lamentablemente, la mayoría de los ciudadanos no logra asumirlo y espera que su comportamiento sea diferente sin comprender sus reglas más básicas y elementales.
Como en todo ámbito en el que se encuentran la oferta y la demanda, la política termina descubriendo un punto de equilibrio. Siempre esa armonía es inestable, un mero acuerdo transitorio en constante mutación. Cualquier movimiento leve conduce a la búsqueda de un nuevo punto de confluencia.
Si se entiende que la política es un mercado, es mucho más fácil vislumbrar que el resultado que se obtiene hoy no es más que el producto de lo que la sumatoria de oferentes y demandantes lograron acordar en un instante.
Un ejemplo omnipresente es el de las propuestas de campaña. Un sector de la sociedad se suele quejar diciendo que los candidatos no plantean propuestas concretas. Algunos dirigentes hasta se animan a enumerarlas, pero jamás son demasiado específicos para describir como las concretarán.
Sin embargo parece que quienes demandan ese tipo de exigencias a los políticos no son los suficientes. De lo contrario los candidatos se tomarían en serio la cuestión y le dedicarían más energías a ese reclamo.
En realidad, no hacen propuestas precisas, ni dicen como las realizarán porque eso no es suficientemente valorado por los ciudadanos. Es probable que esto explique porque unos y otros, políticos y ciudadanos, se comportan de un modo relativamente similar.
No vale la pena pedir algo que igualmente no otorgarán dicen los ciudadanos, mientras los políticos afirman que no tiene sentido proponer algo que tampoco es determinante. Todo funciona de este modo y seguirá así. No existen estímulos suficientes para que se modifiquen esas actitudes.
Un "mercado libre", eventualmente, optimizaría los resultados colocándolos en su máximo punto de eficiencia. Pero claro, la actividad política no ha quedado exenta de la corriente intervencionista que rige esta era.
Es factible que la política del presente funcione de un modo ineficiente e inadecuado porque sus reglas han sido permanentemente manipuladas por quienes ostentan el poder y establecen esas normativas intencionalmente.
Se trata de un espacio brutalmente intervenido, absolutamente regulado, que instaura pautas que impiden, deliberadamente, la indispensable competencia. La extensa nómina de interferencias que exhibe este mercado político explica la escasez de alternativas. Por eso la gente termina optando entre lo disponible sin tener chances de ejercer legítimas elecciones libres.
Si se esperan progresos en la materia, resulta vital disminuir los obstáculos de acceso a la política y fomentar una verdadera competencia, esa que impulsa a brindar lo mejor para que los ciudadanos tengan opciones.
Como en todo mercado, los oferentes hacen lo que sea para satisfacer las pretensiones de la sociedad. No lo harán por altruismo, bondad natural o integridad personal, sino porque de lo contrario, siempre se corre el riesgo de que otro irrumpa en la escena y logre interpretar mejor las demandas.
El régimen actual solo encierra a los "consumidores" sin otorgarle salidas. Pero esto tampoco es casualidad. Los dueños del sistema se han ocupado de bloquear intencionalmente a los potenciales nuevos dirigentes.
Es por esa razón que existen muchas legislaciones en las que los partidos políticos tienen el monopolio formal de la representación. En ellas, los ciudadanos no pueden siquiera postularse sino pertenecen a una facción.
Como sucede en otros mercados, los oferentes intentan eliminar adversarios recurriendo a restricciones legales que les permitan limitar la oferta. Para hacerlo, utilizan argumentos que hasta parecen razonables.
Un caso emblemático, cuya comparación es pertinente, es el de los industriales nacionales que se amparan en la sinuosa justificación de las posibles fuentes de trabajo perdidas para evitar que sus rivales extranjeros puedan ofrecer productos de mayor calidad o mejor precio. Esos pseudo empresarios apelan al tráfico de influencias para impedir que ingresen nuevos actores y su herramienta predilecta son las barreras aduaneras.
La política no es diferente. Los dirigentes contemporáneos, se ocupan de establecer normas que le garanticen la exclusividad de la representación. De hecho, los partidos mayoritarios acuerdan esas reglas para repartirse las porciones de poder. Listas sábanas, sistemas complejos de elecciones, de fiscalización, pisos mínimos para obtener representación, personería política con limitaciones de tiempo, cualquier instrumento es eficaz para quitar del camino a cualquier entrometido que quiera modificar el esquema vigente.
Si se espera que la política cambie, habrá que flexibilizar sus reglas, para que sean muchos los que deseen participar y puedan hacerlo sin una burocracia que se interponga. Si los ciudadanos tienen más poder, dispondrán de una mayor cantidad de alternativas para seleccionar. Nada asegura la perfección, pero esa dinámica incentivará a los postulantes a ser mejores e intentar seducir de otro modo a su potencial electorado.
Si se sigue creyendo que la política es solo servicio a la comunidad y que debe ser un apostolado vocacional, no se ha comprendido la naturaleza de las transacciones entre individuos. Ningún problema puede ser resuelto si antes no se comprende su dinámica. Si se quiere que la política sea el motor del cambio se debe entender primero que también es un mercado. |
|
AGREGAR A FAVORITOS
A+ / A-
IMPRIMIR
VOLVER AL INICIO
|
|
ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.
|
|