Encaramados por desidia e irresponsabilidad flagrante de los partidos políticos tradicionales a los cargos de gobierno en la Educación Primaria y Secundaria, los sindicatos de la enseñanza pusieron el grito en el cielo y estrecharon filas por el no, cuando el candidato del FA a la Presidencia de la República manejó con ligereza y prendido con alfileres la posibilidad de entregar a las familias de todo el país becas que permitan a sus hijos asistir a centros educativos privados.
El modelo se asemeja al que se aplica en Chile, donde el 70% de los niños es "dueño" de un bono por determinado monto que el Estado transfiere directamente al colegio elegido.
El Partido Nacional, también puso el grito en el cielo, e igualmente el candidato colorado, desesperados y embarcados los partidos políticos en un festival de promesas fáciles, en el manejo abusivo y estrafalario de ideas a más no poder, tratando todos de ser originales, en el afán de captar votos a pocas horas de que deba cumplirse la instancia electoral.
Dicho lo que antecede, -sin contemplaciones-, vale detenerse en el boomerang que apareja para el Frente Amplio la postura de los sindicatos docentes, alentados desde su primera hora por esa fuerza política para enarbolarse en la desobediencia más hostil y desafiante, cuando los partidos tradicionales ejercieron indistintamente el gobierno de la república.
Desde los años 60 el país entero ha sido testigo del deterioro persistente de la educación, agravado cuando en ejercicio de una muy controvertida autonomía, el poder político facilitó y permitió que los sindicatos docentes tuviesen voz y voto en las cuestiones de gobierno y dirección de los entes de enseñanza.
"En el pecado lleva la penintencia", y hoy esos sindicatos insurrectos, "no se la llevan al Presidente de la República".
Alentó el Frente Amplio con ignominia y oprobio, durante décadas, el alzamiento de maestros y profesores contra la autoridad constituida.
A tal punto, que el Ministerio de Educación y Cultura carece de potestades en materia educativa en todos los niveles, situación que aprovecharon, también durante décadas, los órganos de dirección de los consejos desconcentrados, unidos fraternalmente, en esa lucha, a los sindicatos rebeldes.
Obviamente que varias asignaturas pasibles de reforma o eliminación no lo serán, puesto que maestros y profesores defienden su chacra a capa y espada.
Son prevalentes, en la Educación, los intereses sectoriales por encima de los generales del país.
La mezcolanza, revoltijo promiscuo de profesores y estudiantes, con los obreros, "unidos y adelante"; la confianza indebida de docentes y alumnos emparejados para abajo, que no para arriba, también coadyuvó al deterioro de la Educación.
Hasta en la vestimenta, con la introducción del termo y mate en las aulas, y la promiscuidad de la relación profesor y alumno extendida a los hogares, trajo como consecuencia consolidada a través de los años que se perdiera el respeto al maestro, a la Maestra, -con mayúscula-, que dejó de ser la segunda madre sagrada de los niños de la escuela.
Ésta, se ha convertido en un ser carente de autoridad, al punto que es enfrentada, agredida y cuestionada por los padres de los educandos, que han perdido respetos generales y generacionales como es público y notorio.
La secuela de conflictos gremiales que ha asolado sin pausa a la enseñanza desde mediados del siglo pasado, enraizó en la tristemente célebre Gremial de Profesores, que politizó y bastardeó la laicidad vareliana. Esta inconducta, que hizo metástasis en las frenéticas y desorbitadas federaciones de maestros de Primaria, ha derivado en la pérdida de toda autoridad por parte del maestro y profesor.
Más grave, aún, el abandono de las aulas por parte de los alumnos, deserción estudiantil que se consolida a partir del tercer año escolar, y las faltas de los profesores a clase, que suscita todo tipo de desórdenes y descontroles en los establecimientos de enseñanza.
¿Se equivocó Tabaré Vázquez al proponer esta suerte de privatización de la educación pública, mediante la entrega de becas o bonos a los educandos?
¿Se le ocurrió la propuesta, contagiado del frenesí incontenible que ha llevado a los dirigentes de los partidos políticos a prometer cualquier cosa en busca de resultados electorales, o quizás tomó conciencia de que la Educación Pública uruguaya se ha convertido en un relajo fantástico?
Ricardo Garzón
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