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Javier Bonilla |
Dinacia, y en especial Mujica, deben explicarlo |
- El gran problema de la Dinacia no está en sus jerarcas. Más allá de sus severas dificultades de comunicación, los sabemos honestos y preocupados por sacar adelante a la aviación, aún durante este gobierno, el más destructivo y anti aeronáutico de nuestra historia, que solo deja desastres a su paso. Probablemente el gran obstáculo de esta dependencia sea su propia, compleja y a veces indescifrable interna, o sus ,frecuentemente caprichosas o casi incontrolables “pequeñas autoridades”, algunas enquistadas en lugares muy sensibles.
Seamos claros: decir que “Uruguay está casi al nivel de Haití”, amén de la falta de sentido común de la frase (como la que, capciosa, igualaba falsamente nuestra hoy terrible y decadente enseñanza con la haitiana, en viejas campañas electorales, cuando ahora, con recursos, se forman semi analfabetos…), oculta, malintencionadamente, que a muchos de esos países de los difíciles trópicos, las misiones de OACI ni siquiera llegan. No debe ser muy estimulante, destacar enviados en Mali o en Burkina Faso, ni deben sobrar candidatos….
Tampoco creo que, a pesar de los errores cometidos, y talvez inducidos por el fabricante, durante el proceso de selección de nuestro esquivo radar Finmeccanica/Selex para Carrasco (a propósito… es modo S -más moderno y apto ante tempestades - o del viejo y casi obsoleto modo M, como corrigieron los últimos comunicados?), la OACI deje de ser un organismo técnico de la ONU, bastante más serio que las Comisiones de “Derechos Humanos”, casi siempre integradas por dictaduras tropicales y tiranías musulmanas, o de las hoy politizadas, e inclusive prácticamente anti occidentales, UNICEF y UNESCO.
Entonces, no despreciaremos el parecer de OACI, ni caeremos en los facilismos de decir que hay resúmenes técnicos del “norte” o del “sur”, del “poderoso” frente al “débil”. Sí, recordemos como la severidad de la FAA estadounidense con Uruguay, durante años no fue igual a la entonces registrada con mayores mercados como Argentina o Venezuela, mucho más inseguros, o, como la OACI poco dice del panorama brasileño, con accidentes diarios, frecuentemente fatales, así como nos indignamos con los políticos que hablan de “déficits de izquierda o de derecha.
Este informe menciona fundamentalmente problemas detectados para supervisar el proceso de certificación de líneas aéreas nacionales y el monitoreo del nivel de cumplimiento de los aerotaxis.
Mucho se ha hecho en el marco teórico-normativo al respecto (aunque, de ser posible, yo hubiese recurrido a la vieja picardía brasileña dictando moratorias para aplicar bastante a posteriori las nuevas normas LAR a la aviación regional o agrícola).
Lamentablemente -y de no mediar el desmentido o una confirmación, que por decenas de veces hemos solicitado infructuosamente durante días y días- el procesamiento de un delincuente, ex recepcionista (no piloto) de Vasp, por estafar hoteles puntaesteños, al cual Mujica habría inducido, según publicaciones, a la Dinacia a abrirle un expediente pro- certificación de la aerolínea fantasma “Tango”, no contribuye nada a la imagen de la Dinacia, a la que , por su propio buen nombre -que no dudamos, quiera conservar- rogamos pronunciarse.
Si tras mayorías circunstanciales en la que también la nebulosa Junta Aeronáutica llevó a la misma Dinacia - hasta ese momento muy correctamente , objetando la pretensión certificatoria del engendro denominado Alas-U, cuyo único “capital” era un préstamo estatal que todos financiamos- a abrir etapas documentales no muy deseadas por el organismo, imaginamos lo que pueda afectar a nivel de imagen y prestigio la simple posibilidad de que una delirante llamada de nuestro inestable mandamás (más después del mediodía, cuando tiene la nariz roja…) genere un movimiento similar….
Más con una persona, el tal Hernández (a quien en el 2000 el Banco de Crédito negó un préstamo por presuntos disturbios mentales), típico chanta, que ayer decía ser amigo de Canhedo, en tiempos de Vasp. Cuando este decayó, pasó a decirse “amigo de Rolím Amaro”, y meses atrás fue a la Comisión de Transporte del Senado a proclamar amistades con Aeroméxico y hasta con el mismísimo presidente mexicano, Peña Nieto! Además, diciendo aprobar al proyecto Alas-U, y con otros dos conocidos chantunes (Acosta y Lara y Migues), de laderos. Sería del máximo interés de la Dinacia aclarar su vinculación, o no, y la llamada presidencial ( Lorenzo, por callarlo, pagó caro…) al respecto de este sujeto!
¿Con qué autoridad moral -si esto fuera verdad (y ojala no lo sea!)…- hoy o mañana podría el máximo organismo aerocomercial uruguayo objetar o exigir algo a nuevas empresas que pretendan volar desde Uruguay?
Ya no hablemos del larguísimo proceso de certificación del Airbus 319 de BQB, sobre el que ambas partes apuntan errores a la otra, aunque este modelo vuele en los 4 puntos cardinales, y Uruguay no posea atributos ingenieriles tales como para opinar demasiado. Pues bien: técnicos de Dinacia fueron a Europa a certificar ¡las instalaciones de Airbus!!!!!! De Ripley!!!
Podríamos aludir a temas más simples, desde dificultades anteriores para homologar un simple y conocidísimo Beechcraft King Air a complicaciones sufridas en la aviación general, o para certificar algún avión agrícola -actividad creciente y promisoria, si las hay…- o a serios empresarios brasileños a los que , inclusive, intentamos ayudar, meses atrás, con aviones reales….!
Los mismos, con buenos antecedentes operativos en Uruguay -su antigua aerolínea voló regularmente desde Porto Alegre a Rivera hasta 2009- y biturbohélices checos Let 410 UVP-E, arrendados por su propia financiera URUGUAYA TITULAR DE LAS AERONAVES!! a otra empresa riograndense, meses atrás muy comprometida financieramente, deciden traer uno o dos ejemplares a Uruguay, para luego plantearse, o no, actividades comerciales y/o académicas con los mismos, inclusive, proponiendo hangararlos en una unidad militar, beneficiando al erario. Pudo ser la EMA, pero sugiriéndolo al DGAC de entonces, ésta advierte escaso espacio disponible. Finalmente se eligió Curbelo, en Punta del Este, iniciándose tratativas oficiales.
Proponían los empresarios, por propia necesidad, formar mecánicos locales, e inclusive comenzar con algún cursillo teórico para pilotos, mientras se decidía el destino final de los mismos, si explotarlos localmente, o si tras una estadía y mantenimiento cotidiano en suelo nacional, venderlos. Ambas opciones dejaban dinero y know how tecnológico en el país.
Arribados, previas y amables gestiones con el entonces Director General de Aviación Civil, Cnel. Maurente, los técnicos de Dinacia los desestimularon frontalmente, proponiendo trabas de toda índole, inclusive ante cada solución sugerida. El último cuco invocado, cuando esta gente pregunta entonces, si al menos con matrícula brasileña podrían quedar los aviones hangarados y ligeramente mantenidos hasta dilucidar el resto de los trámites, fue la terrible Aduana!!!
Los brasileños se fueron, ignorando si estaban en Guinea…
Uruguay no tuvo acceso a dominar un modelo con 1200 unidades construidas en el mundo. Unas 72 horas después, una revista muy paqueta puntaesteña publica un anuncio de “Puertas del Sur”, anunciando que podrían alojar hasta 365 días cualquier aeronave en régimen de mantenimiento sin problemas aduaneros, lo que los “asesores” de Dinacia no informaron!!!!!
Ni quiero pensar en los dolores de cabeza de otros emprendimientos, como el de Sol Uruguay, por ejemplo, ni en diversos intentos cargueros o aeromédicos.
Con el diario del lunes, en 1985 la FAU no debió haber peleado por quedarse en la Dinacia, y sí en Pluna, a la cual había levantado desde casi 0 y posicionado. Si en Dinacia, actualmente casi todos los disparates los hacen civiles o retirados, la cara la dan los militares activos!
Gracias a que en el MTOP hay gente francamente incapaz en lo aeronáutico, aún no se la pidieron… Ahora, no den pasto a las fieras! Y cuidado con las llamaditas presidenciales, si las hay. Al militar, al contador y al escribano, cotidianamente les telefonean los poderosos pidiéndoles barbaridades.
Negarse es un arte. Obedecer, no siempre es legal y obligatorio.

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Alberto Medina Méndez |
"Esencialmente" ineficiente es el Estado |
Afirmar que el Estado es "esencialmente" ineficiente puede resultar una afirmación algo audaz para muchos, pero solo se trata de una mera descripción bastante concordante con lo que muestra el presente.
Es importante no caer en la trampa que proponen los que se sienten a gusto equiparando la realidad con sus propias utopías. No es razonable discutir intentando poner en un plano de igualdad, una evidencia de la vida cotidiana con esa entelequia con la que sueñan los mismos que dicen que el problema son los protagonistas de la historia y no la estructura conceptual sobre la que se edifica cierta visión ilusoria.
Los defensores de la idea del Estado eficiente dicen que existen sobrados ejemplos en la actualidad de naciones que han llevado adelante proyectos exitosos que permiten dejar atrás las recurrentes críticas a las eternas deficiencias que se describen con lujo de detalles.
Lo cierto es que esos países que parecen victoriosos en esta batalla por conseguir esa fantasía, son buenos ejemplos gracias a un proceso de comparación superficial con otros efectivamente peores como los que se conocen tan frecuentemente en estas latitudes. Se trata, en todo caso, de una mirada relativa, que elogia exageradamente desempeños considerados aceptables respecto de otros claramente desafortunados.
Es solo una cuestión de matices, pero no de fondo. El Estado y la eficiencia son conceptos absolutamente contrapuestos, definitivamente incompatibles, que no tienen consonancia alguna. Tal vez para profundizar la discusión sea necesario recordar que la eficiencia está directamente asociada a "conseguir un propósito empleando los medios idóneos" y se debería partir desde allí si se quiere analizar el asunto con seriedad y sin apasionamientos excesivos.
El Estado dispone habitualmente de administradores circunstanciales, simples operadores del sistema, que en general son los que han superado ciertos procedimientos de selección, que en el mejor de los casos son representantes elegidos por el mandato popular en las democracias más desarrolladas, y en otros ni siquiera bajo esa modalidad, sino bajo las reglas de esquemas mas autoritarios y arbitrarios.
En todos los casos, los que toman decisiones son personas que administran un patrimonio ajeno, bienes que son de todos los ciudadanos de una jurisdicción, dineros de cada habitante local. A la hora de orientar esos recursos, aun mediando la buena fe, la mejor de las intenciones y un espíritu saludable, se cae inevitablemente en cierta injusticia.
No es que en el sector privado eso no pueda suceder. También allí se toman determinaciones inadecuadas y se cometen errores, muchas veces groseros. La diferencia pasa por quien paga los costos de esos desaciertos.
Cuando algo sale mal y están involucrados solo privados, pues se trata de decisiones que se han tomado asumiendo la existencia de riesgos y los costos de esas cuestiones las pagan solo los individuos involucrados.
Ahora cuando esas decisiones equivocadas se incurren en el ámbito estatal, los disparates los pagan todos los ciudadanos. Eso significa que cada individuo deberá trabajar más para que nuevamente le sean quitados más recursos ganados con su esfuerzo vía más impuestos, endeudamiento o emisión monetaria.
Los criterios de eficiencia tienen que ver con ideas relacionadas a la austeridad, al lucro y a la humana necesidad de solo gastar con la visión de maximizar utilidades. Al menos así se razona en el medio privado, y hasta en el estrictamente individual y familiar. No es que se trate de un mecanismo infalible, de hecho no siempre sale bien, pero cuando alguien falla el que paga los costos también es ese operador particular y no todos.
En el sector estatal, la austeridad es un concepto casi siempre ausente. A la hora de elegir, de erogar y comprar, no necesariamente se tomarán decisiones como en el sector privado. Se incurrirán probablemente en excesos, lujos superfluos y privilegios que ni se justifican. A cambio de eso se obtendrá un resultado de menor jerarquía, que insume más recursos de los necesarios, al menos si se toma como referencia el criterio con el que se hubiera manejado una inversión llevada adelante con dinero propio.
Al final del camino, la discusión conducente solo debería pasar por minimizar los niveles de ineficiencia. Pero se debe asumir previamente esa ineficiencia intrínseca del Estado, propia de su esencia, que forma parte de sus entrañas más profundas y que no debe ser negada para poder operar adecuadamente. La tarea pasa por atenuar el impacto de esos despilfarros, acotar lo improcedente e incorporar cierta dosis de racionalidad.
No es que no exista forma alguna de lograr parcialmente resultados alentadores. Pero algunos ingredientes son imprescindibles para conseguirlo. La transparencia en el uso de los recursos, la publicación de los actos de gobierno, la información abundante y al alcance de los ciudadanos, permite disminuir el costado negativo de esta innegable realidad.
Los procesos abiertos de información, evitan parte de la corrupción estructural y reducen la chance de que el funcionario de turno seleccione caminos con absoluta discrecionalidad. Se debe trabajar mucho en esta cuestión, pero resulta indispensable entender el problema con claridad y asumir definitivamente que el Estado es esencialmente ineficiente.

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Enrique Guillermo Avogadro |
Ya sé que estoy piantada... |
- “No te compadezcas de ti mismo; eso sólo lo hacen los mediocres”. Haruki Murakami
Que la Presidente está insana ya es algo que nadie duda, salvo los adocenados chicos criados en los feed-lots de La Cámpora. Ni siquiera los aplaudidores seriales creen ya en que todo lo que se está haciendo forma parte de una estrategia lúcida y fenomenal nacida desde las capas más profundas del cerebro de la viuda de Kirchner.
Esta semana, cuando se conocieron los nuevos requerimientos que se han dispuesto para quienes pretendan viajar al exterior, una amiga residente en el exterior me escribió preguntando, como lo hice yo mismo la semana pasada, hasta cuándo los argentinos, dócilmente, soportaremos que se nos siga llevando, a los tortazos, por la senda del fracaso y de la tiranía que inaugurara el finado Chávez en Venezuela. Quiso saber por qué los dirigentes, sean políticos, militares, sindicalistas, empresarios, productores o banqueros, o la misma ciudadanía, viven aterrados ante una Presidente totalmente demente que, convertida por las urnas en un cuatro de copas, sigue conduciendo la Argentina como si todavía tuviera en la mano el as de espadas.
Parte fundamental de esos retrucos que lanza la Casa Rosada será el proyecto de Código Civil que la próxima semana aprobará el Congreso, y al que la sociedad da tan poca importancia, pese a la enorme trascendencia del tema; la falta de reacción es un subproducto más de la falta de educación y de la ignorancia que padecemos, por obra y gracia de tantas administraciones populistas.
Claro que el elenco de funcionarios que la acompaña no se queda atrás. Koki Capitanich, el Canciller ex-Twitterman y el Ministro de Economía Bambino Kiciloff, que forman el estado mayor del frente para la derrota del Estado, se muestran interesadísimos, para ocultar los fracasos de su jefa, en crear enemigos externos entre quienes debieran ser nuestros amigos naturales, como Estados Unidos, Brasil, Chile, Uruguay y Europa Occidental, mientras nos alinean con países tan estrambóticos y extraños a nuestros intereses, como Irán, Rusia, Venezuela y hasta China, a quien esta semana el Congreso le autorizará la instalación de una base científica o militar en la Patagonia, sobre un acuerdo que le es desconocido.
El calificativo que aplico al estado mental de la viuda de Kirchner ya no necesita prueba alguna pero, si se la requiriera, bastaría con leer la ininteligible catarata de "tuits" que envió mientras regresaba a la Argentina desde Nueva York, donde no dudó en acusar de terroristas a la Justicia norteamericana y a los fondos buitres, incluyendo al Presidente Obama; criticó, nada menos que desde la ciudad que sufrió la caída de las torres gemelas, la forma poco humanitaria en que fue, finalmente, abatido Osama ben Laden. Me precio de ser medianamente inteligente y, en general, estoy bien informado, pero no conseguí entender a qué se refería en sus mensajes electrónicos ni, menos aún, qué quiso decir a su tropa; palabras sueltas, inconexas, incomprensibles, fueron la característica general de esa insana diarrea.
Los argentinos siempre hemos sido muy proclives a las teorías conspirativas pero la gran viuda nos supera a todos. Porque, reconozcámoslo, hablar de un complot contra su exitoso "modelo" de desarrollo desde las Naciones Unidas con tan amplio espectro de integrantes, nos supera por lejos; baste con recordar que dijo que nada menos que Alemania es un país cooptado por los fondos buitres, y que la Administración de los Estados Unidos contribuye al no interferir en las decisiones judiciales.
Lo verdaderamente negativo para todos es que los conjurados en su contra tienen cada vez más éxito. La economía de nuestro país continúa su marcha descendente y nadie duda que chocará, en forma definitiva, el año próximo, sobre todo por la escasez de dólares y por el exceso de pesos, que el Gobierno imprime con una velocidad digna de mejor causa; sólo resta saber, como siempre, el momento justo en que los parches, los cepos, la inflación, la desaparición de las reservas y el colosal incremento del gasto dirán finalmente basta. ¿Habrá también una matinée financiera, como la que pronosticó doña Cristina en materia social?; si así fuera, estaremos en medio de un huracán sin precedentes.
Los vientos que lo formarán han comenzado a soplar, en este segundo semestre, con muchísima más fuerza. Las obligaciones de la deuda, la caída en el PBI industrial (6%), del comercio (12%), de las exportaciones (9%), de las reservas monetarias -a cuyo saldo nominal deben restarse los US$ 5.500 millones que se adeudan de importaciones ya concretadas-, del precio internacional de la soja (30%), del empleo privado, y la disparada de la inflación -estimada en 50% para el 2015-, de la emisión monetaria -se imprimirán $ 110 mil millones más antes de fin de año- y de la brecha cambiaria (80%) confirman el negro pronóstico.
En el fondo, el periplo presidencial de la semana pasada tuvo un costado positivo. Con la insignificancia que ha adquirido la Argentina en el concierto mundial y con las ridículas posiciones adoptadas por la Presidente, resultará imposible que lleguen a nuestras playas los indispensables dólares; así evitaremos que entren por una ventanilla del Banco Central y salgan en pesados bolsos rumbo al sur, agravando la carga del sucesor.
El Estado y todos sus organismos se han transformado en un enorme edificio carcomido por el narcotráfico y la corrupción, y no contribuirá a mejorarlo la gigantesca cantidad de jóvenes inexpertos con los que el Gobierno lo está poblando con la intención de mantener su ilusorio control post K; más temprano que tarde serán expulsados del paraíso oficial, y lo saben. ¿Qué harán entonces?
Muchos especulan con un eventual adelantamiento de las elecciones para evitar que el colapso llegue con la viuda de Kirchner aún en la Casa Rosada, pero eso sería para ella aceptar un fracaso y una derrota, algo imposible para su naturaleza de escorpión; si es necesario, incendiará el país, pero en ningún caso dejará el poder anticipadamente.
Por mi parte, me sumo a quienes ven en el horizonte horribles planes para terminar de destruir a la Argentina; pero lo haré desde adentro. LLevo años diciendo que a este nefasto régimen no lo sacaremos ni con votos; que ya algunos comiencen a creer en esta profecía implica, al menos, que cuando la hora final llegue, nos encontrará más preparados.
En general, se me contesta que no existe nadie capaz de sostener al régimen por la fuerza y con violencia, porque la situación actual no puede compararse con los años 70's, cuando imperaba una ideología que permitía que muchos jóvenes enceguecidos se convirtieran en máquinas de asesinar o de morir por un nefasto ideal, y que el dinero no alcanza para comprar voluntades dispuestas a poner el pecho y jugarse la vida.
Si bien el argumento es rigurosamente cierto, no lo es menos que la situación actual difiere en dos aspectos sustanciales: la droga y la marginación. Allí, en los pliegues más profundos de la miseria y del consumo de "paco", y entre los miembros del "Vatayón Militante", se encuentra la mano de obra que saldrá a defender en la calle este proyecto político, a cambio de un suministro que la complicidad oficial con el narcotráfico garantiza. Esos jóvenes, que la sociedad ha descartado, son conscientes de su propia vida no vale nada y, por ello, no dudan en quitarle toda importancia a la ajena.
Pero no hay que llorar sobre la leche ya derramada. Debemos tomar conciencia de la necesidad de cambiar, desde lo más profundo, nuestro contrato social, de darnos nuevas reglas de juego que impidan que todo esto nos vuelva a suceder. Cuando este régimen termine del modo que sea y debamos decidir nuestro futuro con el voto, miremos con detenimiento los antecedentes de cada uno de los candidatos; todos ellos tienen un archivo que nos dice qué hicieron hasta ahora y, si lo revisamos, no podrán engañarnos ni podremos evadir nuestra responsabilidad.
Sólo la decencia, la recta moral y la convicción de la necesidad de conocimiento nos permitirá reflotar a una nación que, habiendo chocado con otro iceberg, está hundiéndose a ojos vistas.
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Jorge Azar Gómez - Ex representante de Uruguay ante ONU |
Mujica, los presos de Guantánamo y la fiesta |
Luego de aproximar una interpretación sobre las declaraciones del presidente José Mujica en relación a los prisioneros de Guantánamo, quien esto escribe ha quedado intrigado de cara a la salud mental del mandatario.
El presidente uruguayo, al ser consultado por el cuestionamiento del candidato Lacalle Pou por la venida de los prisioneros talibanes, respondió con frases incoherentes; su lengua se trababa por momentos. Hasta el presente, no he leído en la prensa escrita comentarios sobre estas declaraciones ni tampoco tuve acceso a transcripciones. Estimo que las redacciones de los principales matutinos están trabajando, a los efectos de darles forma.
Mujica eludió las consultas de los periodistas, afirmando: 'Están discutiendo bobadas. En todo caso, lo que tendrían que discutir es: no te invites a esta fiesta si todavía no te han llamado'. La cuestión no es menor, especialmente de cara a potenciales discusiones sobre el particular en el parlamento, en Naciones Unidas o ante la Organización de Estados Americanos. El canciller Luis Almagro bien podría proponer su tratamiento en tales foros.
Finalmente, el mandatario uruguayo concluyó: 'Si mañana sos presidente, plantéatelo, si a vos te parece. Pero, por ahora, ocupémonos de lo que nos tenemos que ocupar: que no tenemos ninguna amenaza a la vista'.
Dicho sea de paso, José Mujica debería saber -si es que no le dedica un tiempo a consultar los titulares de los periódicos y las expresiones de sus propios funcionarios- que Lacalle Pou y Bordaberry ya han comprado boleto para la 'fiesta', invitados nada menos que por la Señora Embajadora de los Estados Unidos de América en Uruguay, para informarles sobre la cuestión de los 'guantánamos' y pedirles su opinión a tal efecto. Quien ha quedado fuera de la 'fiesta' no parece ser otro que el propio presidente de la República Oriental del Uruguay. Ergo, este parece ser el momento más oportuno para que el presidente no hable por hablar. A no ser que el jefe de Estado se refiera a otro tipo de 'celebración' que podamos comentar a posteriori.
Mujica había sido consultado ante las críticas recibidas de parte de algunos de los candidatos a la Presidencia, tras el acuerdo con Estados Unidos para acoger a ex prisioneros de Guantánamo; optó por responder en modos extraños a las preguntas del periodismo.
Quien ha criticado con más dureza esta decisión del presidente fue el candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou. El referido aspirante relató haber sido consultado en forma directa por la embajadora de Estados Unidos en Montevideo, Julissa Reynoso. |
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