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HOY IMPORTA EN LA AVIACION
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| Adiós al Unasur I, bienvenido Novaer TX-c? |
La reciente invitación de la fábrica de entrenadores ciivles y militares brasileña Novaer, de próxima instalación en el aeropuerto de la sureña ciudad de Lages con gran apoyo financiero del gobierno catarinense, así como reales posibilidades de vender 90 ejemplares de su nuevo avión TX-c a la Fuerza Aérea Brasileña (y otros tantos a los aeroclubes locales y regionales), a empresas del Cono Sur para certificarse como proveedoras de este proyecto, que ya realizó los primeros vuelos de prueba e inició sus trámites de homologación local, abre una inesperada puerta a la industria aeronáutica y de alta tecnología de Uruguay.
La misma llega en momentos en los cuales -y como era previsible en tantos proyectos aeronáuticos bolivariano/kirchneristas en una industria argentina desnorteada- el programa de aeronave de entrenamiento "Unasur I", que la estatal argentina FADEA proponía, principalmente a los países de la alianza izquierdista ALBA y afines, hace agua.
La extrema lentitud en desarrollar algún prototipo, la motorización propuesta -occidental para unos, china para Bolivia y Venezuela- sus asientos eyectables opcionales, Martin Baker para unos, rusos para otros y la escasa credibilidad aeroespacial actual de una argentina que en los 50 y 60 era vanguardia, dan por tierra con la iniciativa, mientras la brasileña sigue adelante.
La invitación de la Novaer desde Brasil, a industrias sudamericanas a intentar integrarse al TX-c, y su versión civil, el UC-x, ayudando inclusive con la dificil certificación técnica en el país vecino a quienes se califiquen, acaban con la única ventaja aparente que el alicaído proyecto argentino presentaba hacia sus vecinos.
Además, cual Telesur, Uruguay, de seguir adelante el Unasur I, debía asociarse con una cantidad del orden de los 400.000 dólares para empezar, cosa que si bien, en aviación es casi nada, para nuestra industria sí lo es, y para los resultados previsibles -podemos hasta mirarnos en el distorsionado espejo de la inversión uruguaya en Telesur- pudo ser demasiado.
Javier Bonilla |
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