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Gran cornudo |
En reciente edición de enfoques se informó que la autoridad aeronáutica argentina no había dado trámite a la solicitud de BQB de llevar a 28 las frecuencias semanales entre Montevideo y Buenos Aires.
Más aún, una nota firmada por el Ministro de Transporte a su par argentino, encareciéndole pronto diligenciamiento, no tuvo respuesta ni la tiene todavía. Ni la tendrá, aventuramos, a la luz de las precisas instrucciones que, desde Balcarce 50, recorren todo el espinel ministerial argentino, con el objetivo de trabar, dificultar e impedir cualquier tipo de relacionamiento comercial con el gobierno uruguayo.
El alejamiento de Juan Patricio López de la conducción de la pequeña aerolínea es un ingrediente que sazona el estofado.
En el universo del transporte aéreo, circunscribiendo el cerrojo a los cielos argentinos, cabe recordar que las autoridades de la aviación civil del vecino país pusieron montañas de arena para dificultar las operaciones de la ex Pluna en la Argentina.
Con excepción del Aeroparque, Ezeiza y Córdoba (que ya estaba) se le negaron a la aerolínea de bandera uruguaya permisos para operar en Bariloche, Rosario y Mendoza, entre otras.
¡Con qué fruición, a los cinco minutos de la quiebra súbita de Pluna, -luego del ya comentado y copioso mediodía presidencial de un desgraciado día del mes de julio de 2012-, desaparecieron los mostradores (slots) de la aerolínea de bandera uruguaya en Aeroparque y Ezeiza!
Papa para el loro, porque es del caso suponer, con fundamento y cartas a la vista, que la reciprocidad aerocomercial entre Uruguay y Argentina dejó de ser en el mismo instante que un malhadado decreto presidencial la derrumbó para siempre.
Allí mismo se enterraron las sesenta frecuencias de cada parte resueltas en las reuniones de consulta de las autoridades de aviación civil del Río de la Plata, y quedamos librados a la buena de Dios por la impericia presidencial uruguaya y abuso sostenido de los gobernantes argentinos.
Por otra parte, no deben disimularse los errores y papelones frecuentes, -todo muy poco serio y perjudicial para los intereses del país-, en que incurre la casa de gobierno en lo que atañe a las cuestiones aéreas.
Al respecto, ha tomado estado público regional, para la risa, chacota y jolgorio de nuestros vecinos, cómo entró por el aro el Presidente Mujica al incitar y excitar a la Dinacia a iniciarle un expediente pre certificador a un insolvente ex recepcionista de Vasp para una supuesta línea aérea que nunca voló.
Un par de preguntas, reflexiones, se nos ocurren a propósito:
¿logrará Uruguay sentar a la autoridad civil del vecino país en una renovada reunión de consulta donde solamente se exhibe el interés del Uruguay, convertido hoy en mendicante inepto del tráfico aéreo que opera en la Argentina?
¿Con el Aeroparque saturado por las operaciones de las aerolíneas regionales, le van a abrir las puertas a Alas, cuando es público y notorio que el gobierno argentino no quiere saber de nada con el Uruguay, salvo cuando se trata de reivindicar soberanía en Malvinas y protegerse de los fondos buitres en los Estados Unidos, en donde hemos actuado como el gran cornudo y alcahuete de América?
Ricardo Garzón |
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