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Nos vemos Andy |
El fallecimiento de Andrés Deutsch ha removido viejos, viejísimos recuerdos, y es de justicia que merezca ser recordado como un empresario que, habiendo nacido en Praga, adoptó la ciudadanía argentina con una particularidad bien especial: su corazón era uruguayo; bien uruguayo.
Cuando LAPA vino por primera vez al entonces controvertido y políticamente combatido Aeropuerto de Punta del Este, Deutsch, al descender del B-757 saludó al Director de enfoques, Ricardo Garzón, con las siguientes palabras: "lo felicito. Estoy enterado de que usted es uno de los principales responsables de que Lapa pueda iniciar operaciones en este aeropuerto".
Ramón de Isequilla, a la sazón Representante General de LAPA en Punta del Este comentó:” nunca supe de un reconocimiento tan franco y directo”.
Para Andy, que se había formado como piloto, hacerse de LAPA fue como un "sueño": tenía su propia línea aérea. Su objetivo era transformarla en una de las líderes del mercado en el país. Lo logró. LAPA creció hasta tener más del 30% del mercado argentino, y su marca se expandió por la región.
Con su imagen por las nubes, el empresario supo calificarse a sí mismo como el "el Saint-Exupéry argentino".
En los primeros años del gobierno de Menem, Deutsch tuvo una buena relación con el presidente. Eso quedó expuesto cuando puso de nombre a uno de sus Boeing 737 "Anillaco", en referencia al pueblo natal del riojano, y en agradecimiento a las oportunidades que el gobierno neoliberal le había dado a su aerolínea.
Sin embargo, esa amistad habría de quebrarse en los últimos años del gobierno menemista, cuando el presidente impuso altas cargas impositivas.
"Ese gravamen [por el impuesto docente] nos va a convertir en el basurero del mundo, atrayendo aviones que son más baratos pero se han prohibido en otras partes porque no cumplen las normas de seguridad. Antes de pagar 4 millones de dólares más de impuestos, prefiero mudar mi aerolínea al Uruguay", dijo Andrés Deutsch a fines de 1998, al recibir el premio Konex, en una guerra declarada contra el gobierno.
No todas fueron rosas para el Uruguay
"Con el aeropuerto en Punta del Este no insistas más, Garzón. Esto no sale. Jorge Batlle no lo quiere; el Dr. Batalla tampoco, y como ellos varios políticos del Partido Colorado y del Frente Amplio, entre ellos el General Seregni, espetó rotundamente el entonces Ministro de Turismo, José Villar. (También la Aviación Naval se oponía con todas sus fuerzas, entonces muchas, porque le avanzaban sobre su chacrita lacustre).
En aquel momento, con muy pocas excepciones, entre ellas la del Dr. Luis Alberto Lacalle, existía un clima adverso a la ejecución del aeropuerto, vivamente reclamado por personajes políticos, empresariales y periodistas de la vecina orilla, entre ellos Bernardo Neustdat, que hasta llegó a hablar por teléfono al respecto con el Presidente de la República.
Recuerdo que le contesté a Villar: "ahora es cuanto más voy a insistir, y que el aeropuerto sale, no tengas dudas".
Y el aeropuerto salió nomás. Cosas de la política. El emprendimiento lo llevó a buen término con viento en contra el entonces presidente Lacalle, pero fue inaugurado años después, "Con plumas ajenas", como titulé oportunamente en la página editorial del diario EL PAIS, por Julio María Sanguinetti, en presencia de Lacalle, a quien ignoró completamente en la ocasión. (EL PAIS, 15 de diciembre de 1997, y enfoques, 12 de febrero de 2008)
Ricardo Garzón |
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