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Sociedad intolerante |
Los uruguayos estamos cada vez más preocupados por situaciones límites que vivimos diariamente. No solo en el tema de la inseguridad, sino también por hechos que ocurren en distintos ámbitos. Tanto en la educación, en el deporte, en el tránsito, la salud pública,etc., se dan en forma reiterada situaciones violentas, producto de la intolerancia de la gente.
Este tipo de hechos han venido aumentando en forma acelerada desde que asumió el primer gobierno del Frente Amplio y no es casualidad, pues es un reflejo de la actitud y conducta de quienes nos gobiernan.
Es ésta una caracterísitca de los gobiernos progresistas de la región, pues hechos similares se ven en Argentina, Venezuela, Ecuador, etc.
Muchos de quienes nos gobiernan demostraron su intolerancia cuando en la década del 60 tomaron las armas para derrocar un gobierno elegido democráticamente por la ciudadanía. Afortunadamente no tuvieron éxito pues las Fuerzas Armadas los derrotaron, pero inventando mentiras y falseando la historia les inculcaron a muchos, que ellos fueron los únicos que pelearon contra la dictadura. En base a esas mentiras y valiéndose de la ignorancia de algunos, llegaron al poder por medio del voto.
Costantemente vemos en ellos actitudes de intolerancia contra quienes no opinan igual; contra las normas y leyes, en donde se dice que lo político está por encima de lo jurídico y muchas veces atacando al Poder Judicial, cuando éste les emite una declaración de inconstitucionalidad. Es sabido que muchas personas actuan en base a lo que ven y ciertas actitudes de muchos integrantes del gobierno, son un pésimo ejemplo.
Asimismo cantidad de hechos que suceden, no son castigados como se debe y esto genera precedentes para que otros hagan lo mismo,” total no pasa nada”.
Por ese motivo, cuando emita su voto el último domingo de octubre, no piense sólo en la situación económica, ésta es solo un reflejo de la bonanza internacional y no un mérito del gobierno, tenga en cuenta valores que no se compran con dinero y de los cuales estábamos orgullosos en el “otro Uruguay”, donde los maestros eran respetados como si fueran nuestros segundos padres; donde los vecinos se podían sentar en la puerta de sus casas sin sobresaltos; donde nuestros hijos llegaban tarde sin necesidad de esperarlos en la parada del ómnibus; donde la policía era respetada sin agresiones ni insultos; donde quienes nos gobernaban actuaban como personas educadas y respetuosas. Todo esto se perdió, consecuencia de los resentidos que nos gobiernan, para los cuales no hay matices medios, o estás con ellos o sos un traidor (contrarevolucionario en su burdo diccionario).
Carlos Asecas |
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